Montoya ganó, pero no se le suben los humos
Se mostró más modesto tras la victoria
ST. PETERSBURG, Florida, EE.UU. (AP) -- Hubo un tiempo en que la seguridad que irradiaba Juan Pablo Montoya podía interpretarse fácilmente como arrogancia, lo mismo al caminar por un garaje que al realizar maniobras temerarias con su bólido.
Pero cuando el éxito cesó, el gran piloto colombiano no parecía tener ya la personalidad intimidante que lo caracterizaba. Su salida abrupta de la Fórmula Uno, seguida por siete campañas grises en la NASCAR lo convirtieron simplemente en un nombre más dentro del automovilismo, al menos fuera de su país natal.
Luego tuvo una oportunidad de componer el camino. Se le ofreció un empleo para volver a la IndyCar con Roger Penske.
Y su carrera parece tener el nuevo comienzo que necesitaba con urgencia.
Tras ganar el domingo la primera carrera de la temporada, por un circuito callejero en St. Petersburg, quedó claro que el viejo Montoya estaba de vuelta, pero con un cambio. Muestra su poder, talento y determinación en niveles que no se habían visto en años, pero ha moderado esa postura soberbia que llevaba consigo a todos lados.
Cuando los fanáticos se arremolinaron junto a la valla cerca del carril de los triunfadores para corear el nombre de Montoya, agitar banderas colombianas y aproximarse a su héroe, el piloto hizo un alto. Firmó autógrafos y posó para las fotos.
Es una cortesía común en muchos pilotos, pero difícil de esperar en el Montoya de hace años.
Tony Kanaan, quien compitió contra Montoya durante su primera estadía en el equivalente a esta serie, no cree que el colombiano haya cambiado jamás su personalidad. Sin embargo, la edad y el hecho de tener tres hijos quizás sí lo han moderado un poco.
"Todos crecemos. Tenemos hijos. Creo que en ese sentido cambiamos", indicó el brasileño. "Luego de ver la forma en que Juan celebró con los fanáticos, puedo asegurarles que no hubiera ocurrido hace 15 años. Pero ese era el Juan de aquel entonces. Pienso que hay que pasar ciertas experiencias en la vida para aprender".
"Pienso que probablemente él despertó en cierto modo cuando se mudó al otro lado, a la NASCAR, donde era sólo uno más, ¿cierto? Cuando volvió acá, era una persona un poco distinta".
Montoya no quiere hablar mal de su experiencia en la NASCAR. Destaca que es el único piloto en la historia de Chip Ganassi Racing que se ha clasificado para los playoffs del campeonato y considera que sus problemas en aquellos autos se relacionaron más con lo que ocurría en la organización que con su propio talento.
Admite sin matices que su traslado a la IndyCar el año pasado con Team Penske representó una lucha, y que su incapacidad para destacar en los circuitos callejeros lo abochornaba.
Pero cuando se trata de hablar de sí mismo y de los cambios emocionales, Montoya luce incómodo.
Elude la pregunta, encuentra maneras de hablar de otras cosas y no del crecimiento personal que ha tenido desde 1999, cuando se presentó como un irreverente piloto de 23 años que obtuvo siete victorias y el título de la entonces denominada CART.
Conquistó de forma impresionante las 500 Millas de Indianápolis a la campaña siguiente.
"Tal vez un poco, pero... no sé", señaló Montoya cuando se le preguntó si había cambiado.
"Nunca he creído mucho en lo que dice la gente de mí. Mientras sienta que estoy haciendo un buen trabajo, que conduzco el auto, que la gente para la que conduzco está contenta, creo que lo demás no importa tanto. ¿Presto quizás un poco más de atención a los fanáticos? Sí, yo diría eso. Cuando estoy en la pista, sigo siendo el mismo; si quieres llamarlo algo tonto o lo que quieras, está bien".
Esta versión híbrida de Montoya es exactamente lo que necesita ahora la IndyCar.
Sumamente popular en su nación, Montoya tiene una de las mayores cifras de seguidores en Twitter de cualquier otro piloto en una serie de automovilismo dentro de Estados Unidos. Otros fanáticos lo detestan, al considerar que hostiga a los rivales en la pista y que adopta posturas propias de una diva.
Pero Montoya es un piloto que provoca reacciones. Y con un buen bólido su confianza y sus éxitos no harán sino aumentar.