Comercios tras los barrotes
Seguridad
Ciudad de Panamá/En cada comunidad las tiendas, abarroterías o minisúper son los primeros comercios para resolver alguna compra de último momento o el día a día para muchos hogares panameños.
Hoy es más común verlos despachar a través de una pequeña ventanilla y como quedara en evidencia hace unos días ni eso detiene a los ladrones, ya que niños entran y apuntan a los tenderos con armas de fuego, para despojarlos de la venta del día.
La mayoría de estos comercios están en manos de chinos que por varias generaciones han buscado su sustento de sol a sol y de igual forma se han ido adaptando a las comunidades.
En el sector del Puente Rojo de Samaria, los propios residentes brindan seguridad a la tienda de la señora Liliana Hong, quien atiende a puertas abiertas, pero al caer la noche o si llueve debe cerrar el portón y atender por ventanilla para reducir el riesgo.
En San Miguelito la mayoría de las tiendas y abarroterías han acudido a esta modalidad que en muchos casos limita el contacto del cliente con la mercancía (esta es la principal queja de los compradores) pero como se muestra en muchos vídeos de seguridad hasta eso es vulnerado por la astucia delincuencial.
El último homicidio de un comerciante en San Miguelito se dio en junio de este año en la abarrotería Antonio Ho, de Cerro Batea cuando el chino se disponía cerrar la puerta principal, salió de la zona cercada de hierro y el delincuente ya lo asechaba, lo peor es que en la caja registradora habían menos de 50 dólares.
Actualmente los comerciantes recurren a pagos electrónicos, transferencias bancarias o uso de tarjetas para mantener poco efectivo y hacer poco atractivo el riesgo para los delincuentes.
Organizaciones como la Fundación Fa Yen buscan incorporar a los comerciantes en programas de seguridad ciudadana entre los que se incluye la posibilidad de un botón de pánico, con la asesoría de la Policía Nacional y como lo explica la Comisionada Thelma Palma Jefa del Servicio de Integración y Participación Ciudadana, hasta han aprendido el idioma para acercarse y coordinar en su propio idioma.
Al final quienes han decidido plantar raíces en las comunidades esperan ser vistos también como un recurso conveniente en la esquina más que como la fuente de dinero fácil, que desafortunadamente es tocada por la muerte en el peor de los casos.
