Contenido Exclusivo: Endometriosis, más allá del dolor
La endometriosis no discrimina: le puede pasar a cualquiera, pero no todas tienen acceso a atención oportuna.
Ciudad de Panamá, Panamá/Una de cada 10 mujeres en edad reproductiva vive con endometriosis, una enfermedad crónica, dolorosa y muchas veces invisible.
A pesar de su alta prevalencia, el diagnóstico puede tardar hasta 10 años y, cuando la pobreza está presente, ese camino se vuelve aún más largo y difícil.
La endometriosis no discrimina: le puede pasar a cualquiera, pero no todas tienen acceso a atención oportuna.
La endometriosis es una afección, a menudo dolorosa, en la cual un tejido similar al que recubre el interior del útero crece fuera de este.
Con frecuencia afecta los ovarios, las trompas de falopio y el tejido que recubre la pelvis.
Un enemigo silencioso
En Panamá y en el mundo, miles de mujeres enfrentan un enemigo silencioso que desgasta su salud física, emocional y social: la endometriosis. Es una enfermedad muchas veces ignorada, pero que duele.
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Paola Chong tiene 39 años y, desde su primer ciclo menstrual a los nueve años, convive con un dolor que nadie entendía.
Durante más de una década, “todos a mi alrededor me repetían la misma frase: ‘Eso es normal. Todas las mujeres pasan por eso”.
Cada mes, su cuerpo se paralizaba con calambres, fatiga y náuseas.
Se estima que más de 190 millones de mujeres en el mundo viven con endometriosis. En Panamá, no hay cifras oficiales actualizadas, pero las organizaciones médicas alertan sobre el subdiagnóstico y la falta de acceso a tratamientos especializados.
Muchas mujeres llegan tarde a consulta porque se normaliza el dolor.
La falta de información y el estigma en torno al dolor menstrual retrasan el diagnóstico en un promedio de 7 a 10 años y, mientras eso ocurre, muchas mujeres ven afectada su vida laboral, su autoestima, sus relaciones y su maternidad.
Con esta enfermedad, la llegada de un ciclo menstrual es aterradora. Aurora también padece endometriosis, pero a diferencia de Paola, su diagnóstico llegó tras su primer embarazo.
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En su caso, la endometriosis le comprometió parte de los órganos y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente.
“El sangrado fue tres años después de la primera cirugía. Era un sangrado abundante. Pasaba dos días sin el período y, de ahí, el sangrado nuevamente volvía por 15 días o un mes, y al final el médico decidió hacerme una histerectomía para retirar los órganos reproductivos y aliviar el dolor”, dijo Aurora.
Los síntomas más comunes de la endometriosis son: dolor pélvico crónico, calambres menstruales intensos, dolor durante las relaciones sexuales e infertilidad.
Avances y sensibilización
A pesar de que desde 2021 existe una ley para el abordaje integral de la endometriosis y normas de protección laboral, es muy poco lo que se ha avanzado en materia de registros, educación y sensibilización.
Walkiria Chandler, diputada y proponente de la Ley 213 del 29 de abril de 2021, lo reconoce y lo sabe muy bien, ya que lleva años conviviendo con la enfermedad y la indiferencia de la sociedad.
El artículo 4 de la ley habla de educación y sensibilización, sobre todo en las escuelas. Una deuda pendiente ante una sociedad llena de prejuicios y tabúes.
Hablar de endometriosis es hablar de salud, de visibilidad y también de justicia social, porque detrás de cada diagnóstico tardío hay una historia de dolor que pudo haberse evitado, especialmente en mujeres que no tienen acceso a una atención médica digna.
La pobreza y la falta de información agravan el sufrimiento. Muchas mujeres soportan el dolor en silencio porque no pueden pagar consultas, tratamientos o simplemente porque no son escuchadas.
Reconocer la endometriosis no es solo un tema médico, es una deuda social con miles de mujeres invisibilizadas.