Escuelas fantasmas, materia pendiente

Año Escolar

Escuelas abandonadas, materia pendiente / Adolfo Berrios
Adolfo Berríos Riaño
22 de febrero 2022 - 20:30

Miles de estudiantes se preparan para regresar a las aulas. Mientras el Meduca junto a otras instituciones trabajan a toda máquina en reparaciones menores, grandes proyectos permanecen paralizados.

En Soná, provincia de Veraguas, se encuentra el Colegio Miguel Alba. Es un proyecto de 10.2 millones de dólares que lleva más de 7 años en construcción. Los padres de familia se han tenido incluso que enfrentar a antimotines mientras protestaban por el derecho a la educación de sus hijos.

“Empezó nuestra lucha, nuestro calvario. Porque han pasado ya los 7 años, y tenemos problemas porque siempre nos paran la obra”, cuenta Emerlinda Sáenz, madre de una estudiante sonaeña. “Nosotros queremos que, por favor, los más afectados son los estudiantes, los niños. La escuela tiene más de mil estudiantes, entonces, qué problema con esto. Siempre nos toca a nosotros estar a sol y agua luchando para que por favor nos terminen la escuela.”

No es el único proyecto pendiente. Entre otros, destacan el Centro Educativo Nuevo Emperador ($19.11 millones), el CEBG República de Costa Rica ($13 millones), el Colegio Moisés Castillo Ocaña ($13.6 millones) y el CEBG Grecia ($7.9 millones), entre otros.

Son licitaciones millonarias alrededor del país, y aunque el Ministerio de Educación afirma que el 79% de los proyectos han sido reactivados, muchos permanecen en el limbo aún antes de la pandemia.

“Aquí por ejemplo se saca licitación para la construcción de un centro educativo, se mandan los distintos sobres”, señaló Fernando Ábrego, de Acción Magisterial Unida de Panamá (Amupa). “En el Ministerio de Educación existe una comisión que abre los sobres y escoge a la empresa que se gana esa licitación. Pero resulta ser que esas empresas, la mayoría de ellas, son empresas de maletines. No tienen un lugar físico dónde funcionan, no tienen capacidad administrativa, no tienen capacidad de disposición, no tienen capacidad económica. De hecho, siempre esperan la primera partida que le da el gobierno nacional para poder darle seguimiento a la obra. Y al final quedan rezagados en la terminación del tiempo de construcción de la obra y se convierte en un litigio legal entre la aseguradora, la empresa que se ganó la licitación y el ministerio de educación,” lamentó.

Amupa ha hecho un informe detallando las condiciones de diversos planteles alrededor del país. Los problemas van desde falta de agua, baños deteriorados, pisos y techos rotos, falta de aire acondicionado y mucho más.

“Los centros educativos de Panamá tienen más de 40, hasta 50 años. Aquí muchas escuelas y colegios están en estado ruinoso. Es una situación muy difícil que teníamos antes de la pandemia y que se ha profundizado porque hubo 2 años sin intervenir los centros educativos, y eso ha deteriorado muchísimo la infraestructura de las escuelas y colegios en las 16 regiones escolares”, sentenció Ábrego.

Además de los grandes proyectos, hay pendientes reparaciones vitales para el día a día de los estudiantes.

La respuesta del gobierno a esta realidad ha sido la operación Escuelas 2022, que ya tiene operativos 2,295 centros educativos. Aseguran que todos los colegios con más de 250 estudiantes estarán listos al 100% y que tendrán alternativas para los colegios restantes.

“Tenemos que cumplir que el centro educativo cumpla con su mobiliario, con el agua, que esté pintado, que la parte eléctrica esté funcionando, que los techos estén bien... Definitivamente que hay escuelas que van a necesitar a mediano o largo plazo otro tipo de intervención porque necesitan licitarse porque ya el costo es mayor. Pero lo que estamos manejando es que sea apto para la entrada a clases el 7 de marzo”, detalló Marcela Herrera, directora de Mantenimiento en el Meduca y coordinadora del CON Escuelas.

Herrera también explicó qué pasa con muchos proyectos que están paralizados.

“Ellos tienen un tiempo límite de ejecución. Cuando no logran terminar por factores de tiempo, de la carretera que está en mal estado o de cualquier tipo de intervención ajena al proyecto, empiezan las adendas. Y las adendas son terribles para nosotros. Es un proceso muy largo para volver a activar el proyecto. Hay contratistas que se toman el riesgo y continúan, pero el proyecto está desprotegido”, argumentó.

Aunque queda mucho por hacer, también se han logrado importantes avances. Herrera compartió que se trabaja en la erradicación de aulas rancho en comunidades remotas, y que se han entregado 55 escuelas con preescolares, aulas teóricas, laboratorios de informática, dormitorios para docentes y comedores con estufas Lorena para poder cocinar con leña.

Los problemas en educación no se resuelvan solo con cemento. Hace falta calidad y que se cumpla con la inversión de 6% del PIB en el sector.

“Digamos que, si resolvemos el problema de la infraestructura, eso no garantiza la calidad educativa. También hay otros aspectos como las herramientas que tengan los docentes, las oportunidades de aprendizaje que se puedan generar dentro del aula ya sea dentro de laboratorios o experiencias demostrativas”, apuntó Francisco Trejos, oficial de Unicef en Panamá.

El exministro de Educación, Miguel Ángel Cañizales, también destacó la importancia de que se cumpla con la inversión del 6% del PIB en educación, algo que, a pesar de estar en la legislación panameña, los gobiernos han fallado en cumplir.

“Es el 6% y eso está establecido en la ley. Se debería cumplir, porque ese dinero puede ayudar a crear más escuelas, a crear un instituto de investigación dentro del Ministerio. En todo Panamá, no existe un laboratorio sobre educación. Como es posible que en todo Panamá no se puedan hacer investigaciones dentro del ministerio. Lo que no se evalúa, no se mejora,” reflexionó.

Al final, la deuda del estado panameño es con los estudiantes. Las autoridades trabajan sin cesar por tener todo listo para el inicio de clases, pero la necesidad de mantener en condiciones dignas las escuelas permanecerá siempre, y los proyectos paralizados cuestan millones al estado y comprometen la formación del futuro de Panamá.

En palabras de Ermelinda Sáenz, madre sonaeña que lleva más de 7 años peleando para que se construya la escuela de su hija:

En el siglo XXI que estamos, que nuestros gobernantes no pongan la mira en la educación… Esto es la mayor importancia para un país, la educación. Un pueblo sin educación, está totalmente perdido”.
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