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Ciudad de Panamá, Panamá/Las calles de Santa Ana guardan más que pasos: conservan voces, risas y susurros de una ciudad que alguna vez tuvo su corazón en este barrio. En el segmento “Cuentos de la Calle”, el periodista Rolando Trelles compartió con Eduardo Lim Yueng entrañables anécdotas sobre este barrio donde vivió por más de 50 años. A través de sus recuerdos, se destacaron lugares emblemáticos que marcaron la vida cultural, comercial y política de la ciudad.
Uno de los sitios mencionados fue el edificio La Pollera, construido en 1928 con un diseño Art Déco. Trelles relató que el nombre del edificio proviene de la forma de sus balcones y ventanas, que asemejan los vestidos de las mujeres. En 1951, cuando tenía diez años, vivió en ese edificio, que también fue escenario de hechos históricos como los disparos ocurridos durante la caída del presidente Arnulfo Arias en manos de José Antonio Remón.
Otro sitio recordado fue el edificio Panazone, conocido en los años 70 como Casa Saldo. Funcionaba como un centro comercial, con un hotel, almacenes y restaurantes en los niveles inferiores y viviendas en la parte superior. Allí operaban comercios como el Bazar Latino y la Casa Japonesa, lo que convirtió al Panazone en “el mall de la época”.
Trelles también recordó la apertura del restaurante Napolis en 1962, fundado por italianos. Posteriormente, llegaron nuevos edificios como la Quinta Avenida, lo que impulsó el crecimiento del barrio hacia zonas vecinas como Malambo y Calidonia.
En cuanto a los espacios culturales, Trelles rememoró lugares como el cine Cecilia, fundado en 1918 y frecuentado por políticos de la época como Manuel Espinoza Batista; el Teatro Amador, creado por la familia Linares y Amador; y el Teatro El Dorado, que funcionó desde 1919 hasta 1990, donde se presentaron artistas como el mago panameño Chang.
Otro sitio de gran relevancia fue el Teatro Variedades, diseñado por el arquitecto Paul Chatagnon, que albergaba eventos culturales y convenciones políticas. Allí se realizaban actividades populares como la “noche de banco”, una función con sorteo incluido.
Entre los comercios de renombre se encontraba Heurtematte y CIA, dedicado a la venta de ropa fina, que en una ocasión albergó un museo de cera en su planta baja.
En su relato, Trelles también evocó el ambiente bohemio del barrio. Mencionó cantinas históricas como La Plata, propiedad del poeta Ricardo Miró; un bar frente a este, perteneciente al poeta Demetrio Korsi; y la cantina Segundo Frente, ubicada donde hoy está la Caja de Ahorros, vinculada al político Generoso Simons.
Asimismo, recordó la existencia de La Cosmopolita, una cantina con puertas tipo vaquera que reflejaba la influencia francesa del área. Antes de ella, funcionó en esa misma esquina la Casa Vaccaro, frente al parque de Santa Ana.
Entre los recuerdos más curiosos está la transformación de la cantina El Cielo, originalmente la piquera de buses de Santiagueños Unidos, que fue rebautizada como El Espacio, luego de que un sacerdote se opusiera a que un bar frente a la iglesia llevara ese nombre.
Trelles también destacó la Pensión Santa Ana, lugar que fue alojamiento favorito para músicos del interior que llegaban a la capital.
Con cada uno de estos relatos, se contribuye a preservar la memoria histórica de Santa Ana, un barrio que ha sido testigo silencioso de la transformación de Panamá.