Banco Mundial, OCDE y FMI dictan principios para lograr bajas emisiones de carbono
A partir de las experiencias relacionadas con las iniciativas de fijación del precio del carbono a nivel mundial, en una nueva investigación se establecen principios para que los gobiernos y las empresas, puedan elaborar planes eficaces en función de los costos y con resultados satisfactorios para poner precio a los costos sociales de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según la investigación realizada por el Grupo Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en la que también participó el Fondo Monetario Internacional (FMI) con opiniones y comentarios, los esquemas de precios del carbono bien diseñados constituyen una herramienta poderosa y flexible que permite recortar las emisiones que producen el cambio climático.
Al mismo tiempo, de acuerdo con un nuevo informe del Grupo Banco Mundial, State and Trends of Carbon Pricing 2015 (Situación y tendencias de la fijación de los precios del carbono 2015), la cantidad de esquemas de fijación de precios del carbono implementados o planificados en todo el mundo casi se ha duplicado desde 2012 y, en la actualidad, equivale a aproximadamente US$50 000 millones.
“El mundo debe buscar formas eficaces de reducir la contaminación provocada por el carbono”, manifestó el presidente del Grupo Banco Mundial Jim Yong Kim. “Debemos diseñar las formas más adecuadas de fijar el precio del carbono para ayudar a reducir la contaminación, mejorar la salud de la gente y brindar a los Gobiernos un volumen de fondos que permita impulsar la inversión en un futuro más limpio y proteger a los pobres”.
“A pocos días de la COP21, es más necesario que nunca contar con políticas adecuadas en materia de carbono. La fijación del precio del carbono es central para lograr una transición eficaz en función de los costos hacia un nivel de cero emisiones netas en la segunda mitad del siglo. Estos principios ayudarán a los Gobiernos a incorporar la fijación del precio del carbono como parte esencial de su conjunto de políticas”, señaló Ángel Gurría, secretario general del a OCDE.
“La fijación del precio del carbono es una herramienta eficaz para reducir las emisiones que producen el cambio climático, resulta fácil de administrar, puede generar ingresos valiosos para ampliar las reformas fiscales, y puede ayudar a abordar el tema de la contaminación local así como del cambio climático global. Agradecemos la oportunidad de seguir colaborando con el Banco Mundial, la OCDE y otros organismos en el desarrollo de esta herramienta esencial para la formulación de políticas”, expresó Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
En la investigación se establecen seis principios claves para fijar el precio del carbono: los denominados principios FASTER. De acuerdo con esos principios, para lograr una reducción mensurable de las emisiones de gases de efecto invernadero, la fijación de precios debe ser justa, debe estar alineada con otras políticas de modo tal de garantizar condiciones equitativas para las alternativas con baja emisión de carbono, y debe ser estable y predecible, transparente, eficaz y eficiente en función de los costos, y confiable. En el informe se resumen los enfoques aplicados hasta el momento para desarrollar estos principios y lo aprendido a partir de la experiencia práctica y de la bibliografía.
Asimismo, se señala que es necesario acelerar significativamente el ámbito de aplicación y la cobertura de la fijación de precios para que el mundo pueda alcanzar las metas internacionales en materia de cambio climático al menor costo posible.
Según el informe State and Trends Carbon Pricing 2015, casi 40 naciones y 23 ciudades, estados o regiones utilizan un precio del carbono. Esto equivale a casi 7000 millones de toneladas de dióxido de carbono o 12 % de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de todo el mundo.
Entre los países que han implementado iniciativas relacionadas con el carbono, China y Estados Unidos se encuentran a la cabeza con los mayores volúmenes de emisiones cubiertas por esquemas de fijación de precios del carbono. En China, los esquemas del carbono cubren el equivalente a 1000 millones de toneladas de CO2; en Estados Unidos, el equivalente a 500 millones de toneladas de CO2.
En el informe también se concluye, a partir de la investigación disponible, que a la fecha no se han registrado fugas de carbono (fenómeno por el cual las industrias migran a otras jurisdicciones con costos por emisión más bajos) a gran escala. Se señala que el riesgo se limita a algunos pocos sectores expuestos y que puede reducirse satisfactoriamente si se aplican políticas inteligentes.
Además, se afirma que la cooperación entre los países, a diferencia de la adopción de medidas locales individuales, podría reducir considerablemente el costo de lograr un objetivo de 2 ºC, dado que los países tienen más flexibilidad para elegir quién se encarga de las reducciones de emisiones y quién las paga. Gracias a esta cooperación podrían obtenerse hasta US$400 000 millones para 2030 y hasta US$2200 billones para 2050 en flujos anuales netos de recursos financieros.
En ambas publicaciones se destaca que la fijación del precio del carbono puede generar decisiones de inversión y cambios en el comportamiento de la gente a favor del objetivo a largo plazo de estabilizar el clima de nuestro planeta en un nivel seguro. El precio del carbono puede ayudar a que quienes son responsables de un daño y tienen la posibilidad de reducirlo asuman la carga que representa ese daño.