Irlanda teme que el "brexit" dañe proceso de paz norirlandés
Irlanda mira con preocupación el resultado del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, pues la posible salida del país vecino podría afectar al proceso de paz en Irlanda del Norte y a la economía de la isla.
A poco más de una semana de la consulta, las últimas encuestas muestran un avance tan significativo del apoyo al "brexit" que la ruptura de Londres con Bruselas comienza a tomarse mucho más en serio en Dublín.
Ningún otro país del bloque comunitario notaría tanto sus efectos como la República de Irlanda, cuya frontera con Irlanda del Norte, ahora invisible, se convertiría en la única barrera terrestre entre el Reino Unido y la UE.
El primer ministro irlandés, el democristiano Enda Kenny, se ha declarado "preocupado" y ha decidido viajar esta semana a Inglaterra y Escocia para entrevistarse con su colega británico, el conservador David Cameron, y aportar su grano de arena a la campaña a favor de su permanencia en el club de los Veintiocho.
"Se trata de un asunto de enorme importancia para Irlanda por su proximidad geográfica. El 'brexit' dañaría las relaciones entre ambos países porque en las casi dos décadas de proceso de paz en Irlanda del Norte las fronteras han desaparecido", explica a Efe el analista político Johnny Fallon.
Hasta hace apenas veinte años, antes de la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), "los trayectos al norte se veían interrumpidos por los controles policiales y militares".
Y aunque es posible que Londres y Dublín llegasen a algún tipo de acuerdo para facilitar el tránsito de bienes y personas en caso de que se produzca la separación, apunta el experto, "se introduciría, sin duda, un cierto control fronterizo".
El temor al "brexit" ha llevado a antiguos enemigos políticos a presentar un frente común a favor de la permanencia.
El exprimer ministro conservador John Major y su sucesor en el cargo, el laborista Tony Blair, comparecieron la pasada semana juntos en Irlanda del Norte para pedir el "sí" a UE en el plebiscito del 23 de junio.
Su mensaje cobró especial significado en la región, donde el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), defensor de la unión con la corona británica, está haciendo campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE.
Según Fallon, gran parte del trabajo efectuado para lanzar el proceso de paz por Major y Blair o por políticos norirlandeses, como los nacionalistas John Hume y Gerry Adams y el unionista David Trimble, se asentó sobre la idea de que las partes enfrentadas pertenecían a un mismo club.
"La UE -recuerda- era vista como una fuerza unificadora y pacificadora, capaz de reconciliar a la comunidad católica-nacionalista y a la protestante-unionista en torno a una única identidad europea".
En su opinión, no solo los órganos de cooperación económica, política y social entre el norte y sur de la isla, creados tras el acuerdo del Viernes Santo, deberán ser revisados por Londres y Dublín si el Reino Unido abandona la Unión.
Ese escenario también acentuaría, dice, el distanciamiento entre los católicos-nacionalistas que se identifican con la UE y los protestantes-unionistas que la rechazan, una "división que afectaría al frágil proceso de paz", amenazado desde otro flanco por la violencia de los grupos disidentes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), opuestos a la vía democrática.
Además del riesgo de inestabilidad en el norte, el "brexit" podría amplificar el mensaje de la "todavía pequeña minoría", precisa Fallon, quien cree que la República de Irlanda debería abandonar la UE si el país vecino, su principal socio comercial fuera de las fronteras comunitarias, sale del bloque.
"En ciertos círculos -advierte- ya se ha planteado la posibilidad de que Irlanda forme un tipo de nueva unión con Londres. Y, sin duda, el 'brexit' generaría un debate similar en otros países de Europa donde está creciendo el euroescepticismo".
En este sentido, apunta el experto, el Ejecutivo de Dublín debería "dirigirse inmediatamente a Alemania, Francia y otros socios importantes" para hacerles saber que sin el Reino Unido "como puente hacia la UE", Irlanda se encuentra aislada en la periferia del continente.
"Los políticos irlandeses deberán, en ese caso, renegociar la relación que mantienen con Bruselas", concluye Fallon.