Las mujeres son las más afectadas con el cáncer
Estamos nuevamente en octubre el mes rosado. Los edificios públicos se iluminan, se multiplican las carreras, y prolifera la venta de artículos promocionales a beneficio de las fundaciones que trabajan en la sensibilización del cáncer de mama.
Desde hace varios años tanto las instituciones gubernamentales de salud como las privadas promueven exámenes para que las mujeres acudan a realizarse su mamografía y otros exámenes que les permitan detectar el cáncer a tiempo.
Las estadísticas son claras. Aunque las cifras de cáncer mama han disminuido: 1,889 casos en 2012, 1,883 en 2013 y 1,703 en el 2014, todavía esta enfermedad siguen aumentando en Panamá, dándole al cáncer un rostro femenino.
En 2014, se diagnosticaron en el Instituto Oncológico Nacional 3,227 nuevos casos de cáncer.
De estos, 579 corresponden a cáncer de mama. Esta cifra junto a los casos de cáncer de cérvix detectados, 312, colocan a las mujeres en el primer lugar en las estadísticas.
La carga mundial del cáncer
El último informe de la Organización Mundial de la Salud pone de manifiesto que la carga del cáncer está creciendo a un ritmo alarmante y subraya la necesidad de adoptar urgentemente estrategias eficaces de prevención para poner freno a la enfermedad.
Se calcula que en los próximos años las muertes aumentarán desde los aproximadamente 8.2 millones de casos anuales hasta los 13 millones.
Como consecuencia del aumento y el envejecimiento de las poblaciones, los países en desarrollo se ven afectos por el incremento de la incidencia de cáncer.
Más del 60 % de los casos se producen en África, Asia, América Central y América del Sur y estas regiones registran el 70% de las defunciones, una situación que se agrava por la falta de mecanismos de detección temprana y de acceso a tratamientos.
Los costos crecientes de la carga del cáncer están perjudicando incluso a las economías de los países ricos y están fuera del alcance de los países en desarrollo, además de ejercer una presión insoportable sobre los sistemas de atención de salud.
Barreras y oportunidades
En un estudio realizado para la Fundación Susan G. Komen for the Cure, un equipo de investigadores liderados por María Roquebert León, identificaron las principales barreras y oportunidades que impiden o facilitan que las mujeres de áreas rurales e indígenas sean atendidas en el sistema nacional de salud pública.
Algunas de las participantes en el estudio, a pesar de tener conocimientos acerca de la mamografía, tenían temor a someterse a ella, sobre todo, las de escasos recursos. A estas mujeres les diagnosticaron el cáncer en estado avanzado, no por desconocimiento sino por temor y miedo: “yo sí sabía, y me dio miedo y no fui a verme eso por buen tiempo, hasta cuando ya me estuvo creciendo…”
Por otra parte, la tendencia en mujeres con mayores recursos económicos es asociar un estilo de vida más saludable con una menor probabilidad de desarrollar cáncer, salvo que tengan o hayan tenido un familiar cercano con la enfermedad.
De acuerdo con María Roquebert León, la inequidad es la principal barrera para que las mujeres tengan un pleno acceso a la salud en Panamá.
El estudio evidenció la disposición de las mujeres a participar en campañas y programas, que el pudor no las detiene sino situaciones como falta de recursos económicos para pagar las mamografías o las condiciones de vida que las condenan a relegar su autocuidado a la última necesidad de la familia.
“Una de las barreras importantes que encontramos en el caso de las mujeres indígenas es que ellas se sienten discriminadas cuando asisten a los centros de salud. Y en el caso de las campesinas, ellas están atrapadas en la cotidianidad y y se ponen en último lugar, es decir antes tienen que cuidar a la familia y satisfacer sus necesidades que cuidar de su salud”, explicó Roquebert.
Un serie problema que enfrentan las mujeres de escasos recursos es tener redes que les apoyen durante el proceso de tratamiento. Recordemos que ellas tienen que trasladarse hasta la capital para recibir quimioterapia y radioterapia.
El apoyo de familiares y amistades para el cuidado de los hijos, y para el cuidado de ellas mismas cuando los tratamientos las incapacitan. Incluso algunas de ellas hasta son abandonadas por sus esposos en esta difícil situación.
La detección temprana puede hacer la diferencia
Las posibilidades de curación del cáncer de mama cuando se detecta en su etapa inicial (in situ) es prácticamente un 100%.
A pesar de que la mamografía detecta el 90% de los tumores en estado incipiente, esta técnica de diagnóstico no está al alcance de la mayoría de las mujeres, ya que solo 24 casos, 4.1% fueron referidos al ION en esta etapa en el 2014, lo que significa que más de la mitad llegan en etapas avanzadas de la enfermedad.
Para la doctora Nedelka de Pinzón, directora del Registro Hospitalario Nacional del ION “la mejor estrategia hacia el cáncer es la detección temprana. En el caso del cáncer de mama, si una mujer se hace periódicamente su mamografía y se detecta una lesión que aún no se palpa tiene 90% de posibilidad de cura. El problema es no tenemos suficientes mamógrafos”.
El Instituto Oncológico Nacional tiene un presupuesto anual de 68.9 millones al año para atender las necesidades del 60% de la población afectada con cáncer.
El costo de un paciente en fase preventiva es 10 veces menor que un paciente en fase crónica. Por lo que se precisan mayores esfuerzos en materia de prevención y detección precoz.
El doctor Adán Ríos, destacado oncólogo panameño, quien ha desarrollado su carrera en uno de los más prestigiosos centros médicos de Houston, declaró en una entrevista la necesidad de revisar los protocolos de detección temprana para sacar provecho de los más recientes avances en la técnicas de detección, para buscar abordajes que disminuyan el impacto que el cáncer tiene en la población.
El aumento del cáncer en todo el mundo es un obstáculo considerable para el desarrollo y el bienestar de los humanos.
Se precisan medidas inmediatas para hacer frente a esta enfermedad que afecta a todas las comunidades del mundo entero.