La polémica píldora contra el cáncer que empezó a ser probada en humanos

Persona recibiendo tratamiento contra el cáncer.
Persona recibiendo tratamiento contra el cáncer. / AFP
Afp
25 de julio 2016 - 20:27

El Instituto del Cáncer de Sao Paulo comenzó este lunes ensayos en humanos de una polémica píldora contra el cáncer, en un primer paso para probar la eficacia de una sustancia que ya es usada por pacientes para combatir la enfermedad, pese a no haber sido sometida aún a las pruebas necesarias.

La conocida como 'píldora del cáncer', compuesta por fosfoetanolamina sintética, será probada en su fase inicial por 10 pacientes del Instituto que no estén recibiendo otros tratamientos, informó la secretaría de Salud del Estado de Sao Paulo, que junto al ministerio de Salud autorizó los ensayos.

En caso de que el medicamento no presente efectos secundarios graves, el estudio irá ampliándose progresivamente hasta incluir a un máximo de 1.000 personas.

Los primeros ensayos en roedores encargados por el ministerio de Ciencia y Tecnología no fueron, sin embargo, muy prometedores.

La 'píldora del cáncer' fue creada por Gilberto Orivaldo Chierice, químico y profesor de la Universidad de Sao Paulo, que desarrolló en la década de los 90 un método para sintetizar la fosfoetanolamina, una sustancia presente en el organismo y supuestamente eficaz para combatir la enfermedad.

Ahora jubilado, Chierice realizó un test de letalidad en animales y la puso a disposición de los pacientes de un hospital del interior de Sao Paulo, que la tomaron bajo su responsabilidad.

A partir de ahí se creó un "efecto bola de nieve", tal y como reveló el propio investigador en una entrevista con el portal de información G1, y el instituto químico de la universidad llegó a producir más de 50.000 cápsulas por mes sin ninguna regulación, atendiendo a la demanda de pacientes que habían oído hablar de su poder para reducir tumores.

En 2014, el laboratorio dejó de distribuir la píldora y se desligó de las actividades de Chierice, mientras parte de la comunidad científica alertaba de los riesgos del uso del medicamento, ya que no había pasado los tests necesarios y su eficacia era dudosa al no existir evidencias científicas.

La Agencia Nacional de Salud (Anvisa) y la Sociedad Brasileña de Oncología se mostraron contrarias a su distribución.

Fue entonces cuando varios pacientes recurrieron a la Justicia para poder seguir recibiendo la sustancia y obtuvieron fallos favorables.

Ante la presión popular, la presidenta Dilma Rousseff sancionó en abril, semanas antes de ser suspendida por el Senado, una ley que liberaba el uso "por libre elección" de la sustancia, así como su distribución y fabricación.

Poco después, la medida fue suspendida por el Supremo Tribunal Federal.

Mientras, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que ya calificó de "sorprendentes" los resultados de la píldora y abogó por su liberación, avanzaba en su proyecto de realizar los ensayos.

"Creo que el gobierno [de Sao Paulo] está actuando con absoluta responsabilidad, una investigación realizada dentro de la Universidad de Sao Paulo va a ser concluida: ¿funciona o no funciona? ¿Es eficaz o no es eficaz?", defendió Alckmin el jueves.

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