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Don Mancini: Los cineastas de terror a veces nos miran por encima del hombro

Imagen de archivo de Don Mancini.
Imagen de archivo de Don Mancini. / EFE
Efe
26 de octubre 2018 - 07:04

Hace 30 años que Don Mancini creó a Chucky, el muñeco diabólico, artífice de una de las grandes sagas del cine de terror, género con un gran poder para "crear metáforas interesantes" pero a cuyos creadores, lamenta el cineasta, a veces miran "por encima del hombro" en Hollywood.

En una entrevista con Efe, Mancini admite sentirse "muy afortunado" por haber podido dedicar su carrera a un personaje "muy bien acogido por el público" y que hoy, tras haber protagonizado siete películas (todas escritas por Mancini, que también dirigió las tres últimas), "todavía le gusta a la gente".

Durante este tiempo, el realizador ha visto al cine de terror pasar "por muchas fases diferentes" y combatir contra el tópico de no ser "tan importante como otras películas", pero cree que recientemente, con el éxito de títulos como 'Déjame salir' o 'Hereditary', "ha habido una aceptación" del género.

Mancini (Richmond, EE.UU, 1963), que esta semana fue homenajeado en el festival Nocturna de Madrid, insiste en que "parte de la labor de un escritor de terror" consiste en aludir a cuestiones con alcance universal, como "el envejecimiento", "la enfermedad" o el miedo que produce "la tecnología".

"Como norteamericano", el cineasta opina que "en EE.UU. lo más terrorífico que hay ahora mismo es Donald Trump y el autoritarismo y la represión que representa".

El propio Chucky nació como una representación figurada; con 'Muñeco diabólico', el debut de la saga, Mancini, por entonces un joven recién salido de la universidad, pretendía "hacer una sátira negra sobre cómo la publicidad afecta a los niños".

La idea de un muñeco con vida propia, explorada previamente en series como 'En los límites de la realidad' o 'Los Enigmas de Karen', sedujo al guionista, que tras ver 'Gremlins' en 1984, se convenció de que las posibilidades técnicas del momento estaban a la altura de lo que había concebido.

En 'Muñeco diabólico', Chucky cobra vida cuando un asesino en serie moribundo traslada su alma al juguete mediante un ritual de vudú, pero Mancini tenía "un concepto original distinto", ya que en su guión primigenio, modificado por el director Tom Holland, Chucky era "una manifestación de la rabia inconsciente" de Andy, el niño que recibe el muñeco como regalo.

"Probablemente (...) querían que el guión fuera más simple, el mío era más bien un thriller psicológico", cuenta Mancini.

Según pasaron las secuelas, el protagonismo de Chucky fue en aumento, lo que permitió a Mancini "desarrollar su personalidad" y dotarle de un sentido del humor que, en opinión del creador, es lo que "hace singular" al célebre asesino de plástico.

"Siempre había imaginado a Chucky siendo, a su manera, gracioso, porque quería hacer un muñeco malhablado, que no sólo matara sino que encima dijera tacos; es algo horrible, pero también divertido y, en cierto modo, con encanto", narra Mancini, que considera la "flexibilidad" de su personaje una de las claves de su longeva y global fama.

Los dos últimos largometrajes del cineasta ('La maldición de Chucky', 2013, y 'Cult of Chucky', 2017), lanzados directamente a Netflix, recibieron "las mejores críticas en la historia de la franquicia".

Por eso le resulta molesto que MGM, dueña de los derechos de la primera película de la saga (las demás las produjo Universal), prepare ahora un 'remake' de 'Muñeco diabólico' sin contar con él.

"Va a hacernos competencia el personaje que yo he creado", protesta el realizador, pero comprende, en cualquier caso, el razonamiento de MGM, porque "los estudios son alérgicos al riesgo y prefieren hacer películas que ya tienen su propia marca".

Mientras tanto, Mancini prepara una serie de televisión protagonizada por Chucky y asegura que será "feliz" mientras le "dejen hacer" nuevas entregas de su personaje, cuya historia de éxito cumple ya tres décadas.

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