‘El Brutalista’, la película sobre posguerra que podría coronarse como la joya del Oscar 2025

El Brutalista

En un panorama cinematográfico saturado de superproducciones y fórmulas predecibles, la cinta de Brady Corbet emerge como un fenómeno inesperado.

El actor Adrien Brody
El actor Adrien Brody / AFP

Con su mezcla de narrativa épica y sensibilidad artística, la película no solo está cautivando a la crítica, sino que también apunta a consolidarse como una de las favoritas para los próximos premios Oscar.

Dirigida por el audaz Brady Corbet y protagonizada por Adrien Brody, El Brutalista narra la vida de László Tóth, un arquitecto inmigrante húngaro que lucha por construir su sueño en la América de posguerra. Ambientada en una colina de Pensilvania, la película retrata no solo las batallas internas de su protagonista, sino también los dilemas universales entre la ambición artística y las limitaciones económicas.

Comparada con clásicos como El Padrino II y Érase una vez en América, la obra se adentra en las complejidades de la experiencia migratoria tras la Segunda Guerra Mundial. Según Corbet, El Brutalista es un tributo a los ideales y sacrificios de una generación que reconstruyó sus vidas en un entorno adverso: “La película no se trata solo de un hombre y su sueño arquitectónico, sino de la lucha colectiva por encontrar un propósito y un lugar en el mundo”, declaró el cineasta.

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Uno de los aspectos más llamativos de El Brutalista es su rodaje en VistaVision, un formato cinematográfico de los años 60 que, según Corbet, otorga una textura única y nostálgica a la obra. “Quería que la película no solo contara una historia, sino que también evocara una época en la que el cine era más artesanal y personal”, explicó.

La elección del formato no fue un capricho, sino un símbolo del compromiso del director con el cine de autor. Con un presupuesto de apenas 10 millones de dólares y rodaje en locaciones de Hungría, El Brutalista demuestra que las limitaciones económicas pueden ser un catalizador para la creatividad.

Desde su estreno, ha sido aclamada como una obra maestra contemporánea. Xan Brooks, crítico de The Independent, describió la película como “un testamento de cómo la lucha artística y el ingenio pueden superar cualquier adversidad”. La profundidad de la narrativa y la riqueza visual han convertido a la película en un referente del cine independiente, destacándola en un entorno dominado por producciones comerciales.

El filme también invita a reflexionar sobre la evolución del cine en la era moderna, donde las herramientas digitales y las producciones masivas parecen dejar poco espacio para las propuestas personales.

El éxito de El Brutalista contrasta con los desafíos enfrentados por Megalopolis, el ambicioso proyecto de Francis Ford Coppola. Ambas películas comparten una temática similar, la lucha de un arquitecto por materializar su visión, pero sus ejecuciones difieren enormemente.

Mientras que Corbet trabajó con un equipo ajustado y un presupuesto modesto, Coppola invirtió 120 millones de dólares de su propio bolsillo en una producción que enfrentó críticas por su caos organizativo y el uso de tecnología como la inteligencia artificial.

“Megalopolis es como la prima rica de El Brutalista: una obra monumental que perdió su enfoque frente a su escala”, señaló Xan Brooks. Sin embargo, ambas películas destacan la importancia del cine de autor como espacio para la innovación y la resistencia frente a las tendencias homogenizantes de la industria.

Con solo tres películas en su carrera, Brady Corbet se ha posicionado como una de las voces más prometedoras del cine contemporáneo. A sus 36 años, su estilo recuerda a los grandes cineastas independientes de los años 70, una época considerada la edad de oro del cine de autor en Estados Unidos.

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