Las reinas se pasean en olor de multitud en los carnavales de Panamá
El despliegue récord de miles de viandantes por todos los rincones de Panamá enmarcó el desfile de las bellas reinas del carnaval, que promete lubricar el engranaje de la economía durante el jolgorio.
Desde ayer, arranque de la fiesta, la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) proyectó que el carnaval "Un país en fiesta 2017" dejará más de 40 millones de dólares de ingresos, mientras la Fuerza de Tarea Conjunta reportó que antes del mediodía ya se había rebasado el paso de 56.000 vehículos al interior del país, superando al año anterior.
Aunque no precisó la cifra de 2016, la masa humana que se desplazó fue de más de un cuarto de millón de personas y, para la fiesta en la capital, la ATP calculó que al menos 800.000 personas se volcarán al paseo de la Cinta Costera, luego de los juegos de agua (culecos) que se desarrollarán los cuatro días y los bailes.
Las reinas, en los más de medio centenar de ciudades y pueblos de todo el país que desfilan en imponentes carrozas diseñadas para la ocasión, destacan particularmente en el desfile de Las Tablas, cuna del folclor panameño, por la fortuna que se invierte, y sus tradicionales tunas y los "grillos" (tractores adornados) en donde la comunidad LGBT también las acompaña con sus tonadas y "puyas".
Y es que, a diferencia de la capital en donde el desfile es uno, en la mayoría de grandes ciudades del interior se da el paseo de "Calle Arriba", "Calle Abajo" y, en los menos, la "Calle del Centro", en el que rivalizan las diferentes tunas hasta altas horas de la madrugada y se quema toneladas de fuegos artificiales.
La Fuerza de Tarea Conjunta, que ha desplegado 25.000 efectivos en todo el país, reportó un fallecido en un vuelco en la noche del viernes en la carretera que comunica al distrito de Montijo con la ciudad de Santiago, en la provincia central de Veraguas.
Mientras tanto, en la Cinta Costera de la capital detuvo a dos varones por liarse a golpes en pleno juego de agua y, además, recogió a una docena de niños que se extraviaron.
Lo más dramático fue que el viernes por la noche, cuando se coronaba a la reina de la capital la policía rescató a pocos metros a una bebe de un mes de nacida abandonada llorando en el césped y, extraoficialmente, se informó que los padres aparecieron al rato, embriagados.
En estos carnavales, por primera vez, las autoridades prohibieron la participación de mujeres embarazadas y de niños menores de tres años.
La policía de tránsito se dio gusto imponiendo 1.378 multas, por exceso de velocidad y uso del teléfono móvil mientras se conduce, mientras los socorristas dieron asistencia a 121 accidentes de tránsito.
Aprovechando el carnaval, la comunidad afroantillana de la capital aprovecha para celebrar su fiesta en el centro de convenciones de la capital, con sus propias reinas que también desfilan en la Cinta Costera, mientras ofrecen las delicias de sus comidas y características prendas de vestir.
Incluso la española FCC Construcción se sumó a la fiesta repartiendo cuartillas en la carretera Panamericana, a la que da mantenimiento, exhortando al consumo responsable de licor y el uso del "conductor designado" para disminuir el número de muertes, que el año pasado fueron 13.
Y el atípico embajador de EE.UU. en Panamá, John Feelley, se sumó al jolgorio en Las Tablas, luego de hacerse su respectivo corte de cabello como buen exmilitar en un popular barrio de la capital, según mostró en un vídeo que subió a la página de Facebook de la embajada.
Este año las novedades de la ATP fueron la instalación de una tarima VIP para los turistas que llegarán especialmente traídos por tour operadores y decretar que este sábado el enfoque sería la infancia, con un parque temático y juegos mecánicos, payasos y un desfile de disfraces.
Según la ATP, la ocupación hotelera en el interior se disparó al 100 %, mientras en la capital la mitad de los hoteles está lleno.
Para los bañistas ayer se prohibió ingresar al mar en la costa del Pacífico en Playa Gorgona, a unos 80 kilómetros al oeste de la capital, por un fuerte oleaje provocado por el viento.