Eminem renace: 17 años sobrio, así venció la adicción que casi le cuesta la vida

Una de las figuras más influyentes del rap mundial, atraviesa el capítulo más luminoso de su vida.

Eminem / AFP

A los 53 años, el artista celebra 17 años de sobriedad y una transformación personal que combina salud, familia y equilibrio mental. Su historia marcada por una sobredosis casi fatal en 2007 y una recuperación sin rehabilitación formal se ha convertido en un ejemplo de resiliencia y en una referencia para expertos en salud mental y adicciones.

Durante la década de los 2000, Marshall Bruce Mathers III, nombre real de Eminem, se sumergió en un periodo de autodestrucción alimentado por el abuso de alcohol y metadona. En 2007, una sobredosis accidental lo llevó al borde de la muerte y marcó un antes y un después en su vida. Sin embargo, en lugar de regresar a un centro de rehabilitación, Eminem optó por un proceso de desintoxicación en casa.

En una entrevista con The New York Times, recordó con franqueza las dificultades que enfrentó en su primer intento por rehabilitarse: “Fui a un hospital normal. Me desintoxiqué allí y luego volví a casa. No podía volver al centro porque me sentía como Bugs Bunny porque me robaban gorras, bolígrafos, cuadernos y me pedían autógrafos. No podía concentrarme en mi problema”.

Esa experiencia lo llevó a encontrar una alternativa radical: el ejercicio físico como terapia de sustitución. Correr se convirtió en su nueva adicción saludable, una forma de canalizar la energía que antes volcaba en las drogas. En Men’s Journal, el artista reveló la intensidad de su rutina: “Tengo un cerebro adicto y cuando se trata de hacer running creo que me dejé llevar un poco. Me convertí en un maldito hámster. 27 kilómetros diarios en la cinta. Me levantaba por la mañana y antes de ir al estudio corría. Luego llegaba a casa y corría más. Empecé a obsesionarme con las calorías, asegurándome de quemar 2.000 al día. Al final, bajé a unos 70 kilos”.

Eminem encontró en el ejercicio una vía de equilibrio físico y mental, capaz de ofrecerle la misma sensación de bienestar que antes buscaba en las drogas, pero sin destruir su cuerpo. Con disciplina y constancia, reemplazó la adicción por un estilo de vida saludable.

Pero más allá del entrenamiento, el rapero atribuye su estabilidad a un factor esencial: su familia. La presencia de su hija biológica, Hailie, y sus hijas adoptivas, Lainey y Whitney, fue determinante para mantenerse firme en su propósito. El artista ha reiterado en varias ocasiones que la paternidad le dio razones reales para vivir. Ser un ejemplo para ellas lo impulsó a reconstruirse y a asumir la responsabilidad de guiar con coherencia.

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Ese compromiso se fortaleció con el paso de los años. Hoy, Eminem es abuelo por segunda vez, un rol que consolida la transformación que inició hace casi dos décadas. A sus 52 años, vive una etapa de serenidad, enfocada en su bienestar y en su familia, alejada de los excesos que marcaron los primeros años de su carrera.

Su caso ha despertado el interés de la comunidad científica. La revista Psychology Today publicó un estudio que utiliza su experiencia como ejemplo de cómo el ejercicio estructurado puede favorecer la recuperación de adicciones. Según la publicación, la constancia física contribuye a restaurar el sistema de recompensa cerebral, reduciendo la ansiedad y el riesgo de recaídas.

El renacer de Eminem representa más que una historia de superación personal: es un mensaje de esperanza para quienes atraviesan procesos similares. Su disciplina, el amor familiar y la fuerza de voluntad se convirtieron en las herramientas que lo alejaron de la oscuridad y le permitieron construir una vida plena.

Hoy, el rapero que alguna vez luchó contra sus propios demonios inspira a miles de personas a encontrar su propia salida. Su historia demuestra que el cambio es posible y que, incluso después de tocar fondo, la constancia y el amor pueden reescribir cualquier destino.

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