Retos tecnológicos post-pandemia, ¿debe el internet ser un servicio público?

Estos Daños de equipos y servicios de electricidad e Internet deben ser cubiertos por empleadores en teletrabajo. Foto/Archivo
El Internet es vital para poder hacer negocios, estudiar y realizar compras

La pandemia de COVID-19 nos ha hecho apoyarnos mucho más en la tecnología. Desde la necesidad de que los niños estudien a distancia en comunidades remotas, hasta un comerciante que debe adaptarse a hacer negocios en línea o desaparecer.

Ya en marzo, escribía Steve Andriole en la revista Forbes, un artículo titulado “Es hora que el Internet sea un servicio público para todos (antes que el coronavirus lo haga colapsar)”. Andriole, profesor de negocios en la Universidad de Villanova, planteaba la necesidad de definir si el Internet es un privilegio o una necesidad.

La experiencia en Panamá dio fe de la previsión de Andriole. Cosas tan vitales como el acceso a la educación, la posibilidad de comprar comida sin salir de casa, e incluso los servicios de consulta para temas de salud, ahora dependen muchas veces del acceso a Internet.

La demanda de servicios tecnológicos se ha disparado. Millones de personas necesitan hacer videollamadas con sus familiares, conectarse a sus plataformas de trabajo desde su casa y muchas cosas más. Se trata de una cantidad masiva de datos, de información que debe ser almacenada en algún lugar.

Los centros de datos son las ubicaciones físicas dónde se almacena esta información. Estos centros deben tener la capacidad para cumplir con las expectativas y necesidades de todos los usuarios, incluso aquellos en zonas rurales y remotas. Expertos de la empresa Vertiv, especialista en el tema, señalan que la capacidad de garantizar y proteger las conexiones en las redes se ha convertido en un requisito crucial para los centros de datos.

“Desde hace algún tiempo, los centros de datos se han estado trasladando hacia el estatus de servicio público, pero la pandemia ha cristalizado la necesidad de establecer los tipos de límites oficiales que han sido comunes en otras empresas de servicios públicos”, explicó Gary Niederpruem, director de estrategia y desarrollo en Vertiv. “No se trata solo de trabajar desde casa, aunque esto es parte de ello. Más importante aún, se trata de apoyar la economía digital en sus formas más críticas, que incluyen una mayor dependencia de la telemedicina y la salud, un mejor comercio electrónico y telecomunicaciones y medios de comunicación globales”.

Se necesita entonces una estrategia integral, que parta desde garantizar el acceso a Internet, asegurar que se cuente con la infraestructura necesaria para prestar los servicios, hasta asegurar que elementos como los centros de datos puedan manejar la demanda de los usuarios.

El primer país del mundo en garantizar el servicio de banda ancha de internet a toda su población fue Suiza en 2008. Tras la pandemia, cada vez más países han tomado iniciativas en ese sentido. Canadá espera declararlo un servicio público en 2021 y Jamaica anunció que planea garantizar el Internet en cada casa para el año 2025.

En Panamá, existe la Red Nacional de Internet que de acuerdo a la Autoridad de Innovación Gubernamental alcanza alrededor del 85% de la población. Pero la crisis de COVID-19 dejó claro que hay otro elemento que no se puede dejar de lado. Se trata de enseñarle a las personas a usar la tecnología. De nada sirven los recursos, si no se pueden aprovechar. Y esta es quizás la más difícil tarea pendiente.

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