¿Es mi hijo hiperactivo y aún no me he dado cuenta?
Chris fue invitado a una fiesta de cumpleaños, tiene que esperar su turno para pegarle a la piñata, pero se adelanta a coger el palo y nadie puede disuadirlo de lo contrario.
Mientras su mamá hace supermercado y deben detenerse en la fila, Chris se impacienta al percibir la prolongada espera; comienza a hacer todo tipo de berrinches. Al llegar a casa, el pequeño no hace otra cosa que correr, saltar, desordenar la ropa; su nana no puede dejarlo solo ni un momento.
Son escenas típicas, se pensaría, en cualquier niño intrépido, hasta que comienza el periodo escolar y la mamá de Chris agobiada recibe notificación tras notificación de la maestra: Su hijo: “No presta atención”, “Distrae a sus compañeros”, “No sigue instrucciones”. Luego de un periodo de evaluación, el niño es diagnosticado con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, o “TDAH”, por sus siglas en inglés.
Para la neuróloga pediatra Eva Pérez, los infantes con TDAH demuestran síntomas de hiperactividad los cuales muchas veces son ignorados o son erróneamente catalogadas como “muy creativos, habilidosos, intrépidos” por parte de sus padres. En la mayoría de los casos, los cuidadores se percatan que algo no anda bien cuando los niños -entre 5 a 6 años- se convierten en estudiantes con dificultades para seguir el ritmo de sus pares.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos-por sus siglas en inglés CDC-detectó que cerca de 2 millones de los más 6 millones de niños con TDAH recibieron el diagnóstico cuando eran pequeños, entre las edades de 2 y 5 años.
El TDAH es uno de los trastornos de neurodesarrollo más frecuentes en la niñez. Quienes lo padecen pueden tener problemas para poner atención, controlar conductas impulsivas (sin pensar en los resultados) o ser excesivamente activos, detalla en su web informativa el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos-por sus siglas en inglés CDC. Incluso, los adultos pueden tener el trastorno si no se trata desde la niñez. Según la Organización Mundial de la Salud, en el globo su prevalencia es de 5% y se atribuye que de ellos, el 50% tiene un familiar con antecedentes del TDAH.
En Panamá aún no hay cifras oficiales de cuántos niños padecen el trastorno de déficit de atención. La neuro-pediatra Pérez lamenta que la mayoría de los padres tarden en descubrir que su hijo tiene el trastorno. “Es más fácil tratar a un infante, incluso antes de que llegue a la escuela. Entre más temprano sea el diagnóstico, mejor pronóstico”.
Además, las nuevas condiciones tras la pandemia auguran que hay un grupo importante de niños que tras haber pasado el pre-escolar por vía virtual, lo cual debió ser una oportunidad para el descubrimiento social, pudieron haber tenido serios problemas de adaptación el año pasado cuando las clases migraron al formato presencial y, si este año la irregularidad persiste en el alumno, puede ser un claro reflejo del TDAH.
“Ya después de un año de retorno a la escuela tras la pandemia, podemos determinar que los alumnos que persisten en problemas de déficit de atención pueden tener realmente algún problema de neuro desarrollo social”, reafirma la especialista.
Hay dos formatos para la evaluación de los síntomas del trastorno con los que se rigen los profesionales, el cuestionario de diagnóstico Vanderbilt y el de seguimiento, de Conners. Sin embargo, hay múltiples cuestionarios sencillos disponibles en internet que pueden guiar a los padres a buscar pronta ayuda para su hijo.
¡Sorpresa! Un intruso está en mi cerebro
¿Qué realmente ocurre en un cerebro con TDAH? “Se producen anomalías bioquímicas donde neurotransmisores como la noradrenalina y dopamina están siendo subutilizados o se producen en menor cantidad”, explica la neuróloga. “Esto lleva a que se presenten alteraciones en los mecanismos de recompensa y regulación del rendimiento motor llevando a que el infante o adolescente esté en constante movimiento. De esta forma, su capacidad de atención orientación selectiva y memoria de trabajo se ve afectada”, concluye, la experta.
En mi consulta tuve a una mamá que le pidió perdón a su hijo, que iba a cumplir la mayoría de edad, porque toda la infancia se la pasó regañándole, diciéndole: “¡No a esto!”,“!No a aquello!”, pensando que el chico era solo un mal portado. El niño no era consciente de su comportamiento por causa del TDAH y la madre menos.
“Incluso para el niño tener que soportar los señalamientos en su contra es muy difícil”, ultima la doctora Pérez.
Nuevo lenguaje
Luego que se diagnostica el TDAH los padres deben iniciar en conjunto la terapia, para amoldar su lenguaje y formas de accionar con el niño.
No le puedes decir a tu hijo varias instrucciones al mismo tiempo. “Ve a recoger tu cuaderno de matemáticas, trae tu suéter de fútbol, recoger el lápiz que está en medio de la sala; es decir, dar órdenes múltiples, porque el niño sencillamente porque cuando llegue a la habitación no sabrá ni qué cosa iba a buscar“, destaca.
En su lugar, la neuróloga aconseja dar al menos una instrucción clara a la vez, seguido de un refuerzo con preguntas asertivas. Por ejemplo: “Busca el cuaderno azul de matemáticas”. ¿Juanito, qué debes traer? El cuaderno azul de matemáticas. asegúrese de ser específico, explica la neuróloga pediatra.
El empleo de la disciplina positiva funciona para suplantar regaños por preguntas: ¿Qué tal si lo hacemos de esta manera…? ¿Cómo te puedo ayudar? ¿Qué tal si lo hacemos juntos? ¿Quieres recordar lo que te indiqué?
La mancuerna al rescate
Para que se vean los resultados de la terapia debe haber un buen engranaje de acción entre escuela, médico (neurólogo o paidosiquiatra), terapeuta y padres.
Cada terapia cognitivo-conductual es personalizada. No todos los niños con déficit de atención necesitan el mismo tratamiento, hay niños que lo tiene acompañado de otras limitaciones por ejemplo, de la habilidad motora fina, otros combinados con ansiedad o depresión por tanto juzgamiento o señalamiento. Por ello, insiste la doctora, las adecuaciones deben ser individualizadas. En algunos casos, se requerirá medicación por un tiempo.
Armadura ¡Paciencia!: Padres
La especialista augura que los padres deben tener mucha paciencia con su niño con TDAH. Además, asegura que “un papá bien informado es un papá empoderado”. Si está bien informado podrá explicar a las maestras la condición del menor, obtener mejores acuerdos para su entorno y ver más rápidos avances.
Maestros atentos
El estudiante con TDAH requiere de una mayor atención para que logre sus objetivos de aprendizaje. Por tanto, el afectado debería estar sentado lo más próximo al tablero, para que sus oportunidades de distracción sean menores.
“Un niño con TDAH puede ser un estudiante brillante incluso con un coeficiente intelectual por encima del promedio, no quiere decir que debido a que padece el trastorno se deba poner en un aula educación especial”, advierte la neuro-pediatra.
¡Ojo! Con los niños dormidos
Cuando se habla de hiperactividad, se cree que los niños inquietos son los únicos que lo padecen, sin embargo, hay una variación llamada TDAH “inatento” en donde los síntomas son todo lo contrario: el niño no se mueve de su puesto y da la impresión de ser un estudiante muy obediente. Sin embargo, al momento que recibimos las calificaciones nos esteramos que todos sus registros son bajos. Cuando se le realiza el estudio, se le diagnostica déficit atencional.
Y en otros casos extremos, “hay niños que manifiestan la sintomatología del trastorno luego de haber sido víctimas de abuso sexual el niño que antes era calmado se vuelve muy inquieto, y esto debería ser un signo de alerta”, apunta la doctora Pérez, que pide a los padres siempre estar vigilantes.
No excluye a adultos
El New York Times dedicó recientemente un artículo al TDAH inatento en adultos titulado ¿Tienes TDAH o solo eres una persona distraída? En que Deepti Anbarasan, profesora clínica asociada de Psiquiatría en la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York detalló: “Uno de los motivos de la falta de diagnóstico en adultos es cuando las personas piensan en el TDAH, suelen imaginar a un niño que no puede quedarse quieto y es problemático en el salón de clases“. Sin embargo, prosigue, con un dato revelador, “estos síntomas estereotípicos de hiperactividad solo están presentes en el 5% de los casos en adultos”.
También apunta que los síntomas del TDAH inatento en adultos suelen parecer “sutiles” como olvidar las cosas, tener dificultad para concentrarse u organizarse tanto como tender a la procrastinación.
Recordemos que el TDAH viene en la mitad de los casos por herencia y en la etapa adulta trae una serie de consecuencias como problemas para regular las emociones, irritabilidad, rápido enojo o altibajos emocionales, que pueden erróneamente ser diagnosticados como depresión o ansiedad es decir otros tipos de trastornos psiquiátricos, explica la especialista del campus neoyorquino.