Colaboración interreligiosa, un ejemplo que esperan salga de fronteras panameñas

El padre Oscar Martín y el rabino Gustavo Kraselnik hablan sobre la dimensión interreligiosa de la JMJ.
El padre Oscar Martín y el rabino Gustavo Kraselnik hablan sobre la dimensión interreligiosa de la JMJ. / TVN Noticias/Alexandra Howard

El mensaje de un rabino a su congregación explicando la decisión de hospedar a 50 peregrinos que viajarían a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), se volvió viral y sorprendió al mundo. Una muestra de la dimensión interreligiosa del país, ejemplo que esperan sea emulado por otras naciones, pasados los días del encuentro católico.

A consideración del sacerdote Oscar Martín, responsable del diálogo interreligioso de la Arquidiócesis de Panamá, la acción es fruto de la relación establecida desde hace muchos años en el Comité Ecuménico, que reúne a los principales líderes religiosos locales, y el Comité Interreligioso.

El recibimiento de 49 peregrinos polacos en la Sinagoga Kol Shearith, en Costa del Este, y de otros 500 de distintos países en mezquitas es muestra de esta fraternidad.

Ha sido una experiencia maravillosa en Panamá. Para lo que el mundo es sorprendente, para nosotros es algo común. Panamá, por ser un país pequeño, nos encontramos en nuestros distintos lugares de quehaceres cotidianos”, expresó Martín a los medios, acompañado en la mesa principal del rabino Gustavo Kraselnik en una conversación sobre la dimensión interreligiosa de la jornada.

Para Kraselnik, un punto importante de este recorrido que la invitación del Comité Ecuménico a la inauguración del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá, en junio de 2016.

Esta convivencia armónica es resultado de varios puntos, como la promoción de la libertad de culto en el país y de un diálogo franco de varias décadas, impulsado por líderes religiosos visionarios. Envía un mensaje a la sociedad panameña y global: somos distintos, pero no distantes.

“Aprendimos que las diferencias no son obstáculos para poder realizar tareas conjuntas, aprendimos que las diferencias nos ayudan a ser mejores en lo que somos y en lo que creemos. No tengo duda que soy un mejor judío, involucrándome con mis hermanos católicos, musulmanes, bahá’i, budistas, etcétera”, expresó el rabino argentino.

Reconocemos la identidad propia, desde esa identidad propia salimos al encuentro del otro y a partir de allí, nos encontramos, hacemos cosas juntos”, añadió.

La Sinagoga Kol Shearith, que preside Kraselnik, abrió sus puertas a jóvenes polacos. Una decisión que surgió de una conversación informal con sus vecinos de la Parroquia San Lucas, ambas en la localidad de Costa del Este.

Cuando nos contaron el desafío que significaba recibir a tantos jóvenes peregrinos, pusimos inmediatamente a disposición los salones de clase. De pronto, se hizo viral y recorrió el mundo. Es un pequeño, pero valioso testimonio de nuestra realidad panameña, de esta sociedad que es un mosaico, donde la belleza surge precisamente del aporte desde la realidad de cada uno”, contó Kraselnik, quien señaló comparten el entusiasmo y alegría que se percibe en las calles por la llegada de los jóvenes.

Estamos en presencia de un evento que es verdaderamente trascendental y por eso, nos atraviesa a toda la sociedad panameña”, contó el rabino a la prensa acreditada. “Tratamos de acompañar en lo que podamos porque entendemos que la presencia de decenas de miles de jóvenes y del papa Francisco dota de una magnitud muy importante de esto para nuestro país”.

Luego de varias horas de viaje y aprovechar un poco el aire acondicionado, los peregrinos compartieron con miembros de la comunidad, que incluso recibió mensajes de agradecimiento de sus familiares en Polonia.

Curiosamente, los jóvenes que aloja esta sinagoga son del país del que una vez la familia de Kraselnik se vio obligada a abandonar por el antisemitismo y la Segunda Guerra Mundial.

“Por suerte, un par hablaba español y algunos un poco de inglés. Fue interesante compartir un rato, ayudamos un poquito con el protocolo de la inscripción, la recepción y entrega de las mochilas. Al día siguiente, estuvieron fuera todo el día. Salieron temprano, a las 7:00 de la mañana”, relató Kraselnik sobre el día a día con los jóvenes polacos.

Hasta ahora, el feedback que tengo es que están muy bien, contentos e incluso recibimos por redes sociales, un par de mensajes de sus familiares desde Polonia, agradeciendo la recepción”, agregó.

Este ejemplo de colaboración interreligiosa, esperan el padre Oscar Martín y el rabino Gustavo Kraselnik, salga de las fronteras panameñas.

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