Miles de familias se reúnen en primer mes de apertura entre Etiopía y Eritrea
Más de 10,000 personas han atravesado la frontera que separa Eritrea y Etiopía desde el 11 de septiembre, cuando se cumplió este jueves 11 de octubre el primer mes de su apertura tras dos décadas en estado de guerra.
"Estamos viendo los frutos de la paz un mes después de la histórica reapertura de la frontera", afirma en un comunicado la directora en Etiopía del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Stine Paus, "familias previamente divididas por un periodo de hasta veinte años están celebrando encuentros alegres".
Según este informe, el 83 % de quienes hasta ahora han cruzado desde Eritrea aseguraron hacerlo para poder reunirse con algún familiar.
Estos días pasados se han vivido imágenes emotivas en la divisoria, con padres abrazando a hijos, e hijos abrazando a abuelos a quienes no habían visto en años, según varios testimonios recogidos por el NRC.
"Los abracé y besé una y otra vez. Lloraba mucho, no podía controlar mi alegría. Gracias a Dios, no tengo palabras para expresar mi felicidad", dice la ama de casa Haregu, tras reunirse con sus tres hijos y otros familiares -después de una década de separación- en el campamento de refugiados de Mai Aini (norte de Etiopía).
Asimismo, el comercio está aumentando en las ciudades colindantes a medida que más personas cruzan la frontera, y numerosos comerciantes etíopes, con sus vehículos cargados de mercancías, se dirigen a Asmara para hacer negocios.
Una declaración de paz
La frontera se reabrió oficialmente el pasado 11 de septiembre, con puntos de cruce en Zalambesa y Rama, y en este tiempo la tasa de llegada de personas desde Eritrea ha aumentado de 53 a 390 personas diarias, según el NRC.
Si bien la frontera está abierta a la libre circulación en ambas direcciones, son muchos más los que anhelan llegar a Etiopía, cuya Agencia para los refugiados (ARRA) continúa aceptando y registrando a quienes buscan asilo.
"Debido al aumento en los solicitantes de asilo, los centros de recepción se han ido llenando", advierte el comunicado, "se necesita más ayuda para dar refugio, alimentos y agua potable para los centros de recepción y los campamentos de refugiados".
Eritrea, considerado uno de los regímenes más represivos del mundo, mantiene un servicio militar obligatorio de duración indefinida y condiciones rayanas a la esclavitud, lo que fuerza a muchos de sus ciudadanos a huir del país.
El acuerdo de paz entre ambas naciones, firmado el pasado 9 de julio, culminó el acercamiento iniciado por el joven y reformista primer ministro etíope, Abiy Ahmed, de 42 años, desde que asumiera el cargo hace poco más de seis meses.
Esa declaración de paz y amistad propició la reapertura de fronteras, embajadas y líneas áreas directas tras el deshielo de las relaciones diplomáticas; en suspenso durante dos décadas por disputas fronterizas a raíz la independencia de Eritrea en 1993.