El lago Ness, víctima de la sequía en Escocia
Gordon Mangus, que creció en Escocia cerca del lago Ness, famoso por albergar una criatura mítica, observa desde la orilla el nivel de agua y asegura que nunca lo había visto tan bajo durante tanto tiempo.
"Estamos acostumbrados a que llueva, pero no a períodos tan secos", explica a la AFP este hombre de 84 años, capitán del puerto.
Escocia se está justo recuperando del mes de junio más caluroso jamás registrado.
Las cifras publicadas en mayo por la Agencia Escocesa de Protección del Medio Ambiente (SEPA) confirmaron que las aguas del lago --el más famoso del Reino Unido y el mayor de Escocia en volumen-- cayeron a su nivel más bajo en décadas.
Con una profundidad de 109 cm en el lugar donde se suele medir, el lago Ness nunca había sido tan poco profundo desde que empezaron los registros a principios de los años 1990.
La situación se repite en otras regiones de las Highlands, con efectos para la fauna autóctona y la producción de energía.
"Todos creen que Escocia es un país húmedo, pero las sequías son cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático", explica Nathan Critchlow, responsable de agua y planificación de la SEPA.
A orillas del río Ness, que fluye desde el lago hasta el mar en Inverness, en el norte de Escocia, Brian Shaw señala el lecho de piedra visible del cauce.
El director de la junta de pesca de salmón del distrito de Ness explica que la profundidad del río disminuye constantemente desde hace años, pero que ahora es más notable.
El clima más cálido y seco mermó la población de salmón salvaje, detalla, añadiendo que uno de los arroyos que alimentan el río se secó dejando peces muertos.
"Existe una preocupación real por el futuro del salmón", subraya.
Un bien cada vez más escaso
En verano, la demanda de agua también aumenta, con una mayor competencia por ella entre agricultores, pescadores, usuarios domésticos y empresas hidroeléctricas.
SSE Renewables, que gestiona un proyecto hidroeléctrico en el lago Ness, fue acusada por los pescadores de provocar el descenso del nivel del agua, al almacenarla para generar electricidad. El operador lo niega.
"El agua se está convirtiendo en un bien cada vez más escaso en esta parte del mundo", advierte Shaw.
Aunque las lluvias de las últimas semanas dieron un respiro a algunas regiones de Escocia, los niveles de agua siguen en "un punto crítico" en ciertas zonas, según la SEPA.
Además, la oficina meteorológica británica prevé otro período seco a finales de verano.
Los expertos en medioambiente advierten que habitantes y empresas deberán prepararse para períodos de escasez de agua y al mismo tiempo a inundaciones a medida que aumente la temperatura media.
Según el Comité del Cambio Climático (CCC), organismo asesor designado por el gobierno del Reino Unido, los 10 años más cálidos registrados en Escocia se produjeron todos desde 1997.
La temperatura media entre 2010 y 2019 fue 0,7 ºC más alta que la media entre 1961 y 1990.