May pide a la UE un aplazamiento del Brexit hasta el 30 de junio

La primera ministra británica, Theresa May.
La primera ministra británica, Theresa May. / EFE
Afp
05 de abril 2019 - 12:31

La primera ministra británica Theresa May solicitó el viernes otro corto aplazamiento del Brexit a la UE que, ante el riesgo de que Reino Unido traslade el caos político de Londres a Bruselas, parece preferir darle más tiempo pero dejando permanentemente abierta la puerta de salida.

En una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, cinco días antes de la enésima cumbre extraordinaria sobre el Brexit, May informó de que Reino Unido desea retrasar de nuevo su salida, esta vez hasta el 30 de junio.

La retirada británica estaba inicialmente prevista para el 29 de marzo de 2019.

Pero en menos de tres meses, el Parlamento de Westminster rechazó tres veces el acuerdo que May negoció con Bruselas, por lo que sus socios europeos le dieron un poco más de tiempo, hasta el 12 de abril, para tratar de sacar al país del caos.

Sin más argumentos para intentar convencer a los más recalcitrantes euroescépticos dentro de su Partido Conservador, a quienes incluso llegó a prometer su dimisión a cambio del tan necesitado apoyo, May tendió la mano al líder opositor laborista Jeremy Corbyn en busca de un consenso que acabe con el bloqueo.

Tres días y muchas horas de conversaciones después, el Partido Laborista anunció no obstante el viernes su "decepción" y llamó "a la primera ministra a proponer verdaderos cambios a su acuerdo", haciendo sospechar que la iniciativa hacía aguas.

"Tan difíciles como sea posible"

Los 27 dejaron claro que cualquier nueva prórroga obligaría a los británicos a participar en las elecciones al Parlamento Europeo, del 23 al 26 de mayo, para designar a sus nuevos eurodiputados casi tres años después del referéndum que en 2016 decidió el Brexit por 52% de votos.

Downing Street insiste en hallar una salida antes de la constitución de la nueva Eurocámara a principios de julio, y poder llevar a cabo la retirada "lo antes posible", sin agotar el nuevo plazo, aunque ello signifique iniciar una campaña para las elecciones europeas que se interrumpa antes de llegar a término.

Los más duros defensores del Brexit, que ya estaban furiosos por la mano tendida a Corbyn, también reaccionaron a la posibilidad de otro aplazamiento.

Un líder de los euroescépticos, Jacob Rees-Mogg, llamó a "ser tan difíciles como sea posible" si permanecen en Europa. "Podríamos vetar cualquier aumento del presupuesto europeo, obstruir el supuesto ejército de la UE y bloquear los planes integracionistas de (el presidente francés Emmanuel) Macron", tuiteó.

Casi como respuesta, una fuente de la presidencia francesa consideró "prematuro" que Londres pida otro aplazamiento sin tener un "plan claro".

Alemania y Holanda se mostraron también escépticas tras el pedido de aplazamiento de May.

"Todavía hay muchas cuestiones que tienen que ser aclaradas en Londres", dijo al respecto el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas. La demanda de May "no responde al pedido" de la UE para tener mayores precisiones sobre lo que quieren los británicos, comentó por su parte el primer ministro holandés, Mark Rutte.

Prórroga "flexible"

Aunque Francia es quien lo ha dicho más abiertamente, a otros países les preocupaba también que Reino Unido permanezca con un pie dentro y otro fuera de la UE por las perturbaciones que esto podría tener en el funcionamiento del bloque.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya advirtió que si el acuerdo de Brexit no es aprobado antes del 12 de abril, Londres solo puede optar a una salida brutal o a una larga prórroga que la UE acompañaría de condiciones.

En esta línea, Tusk se disponía a someter a los Estados miembros la posibilidad de una extensión de hasta 12 meses pero "flexible", que dejase la puerta abierta para una salida en cuanto Londres logre aprobar un acuerdo.

En opinión de Anand Menon, profesor de política europea del King's College, al "pedir una corta ampliación que sabe que no obtendrá" May está buscando "una coartada política" frente a los conservadores euroescépticos.

"La UE puede obligarla a hacer otra cosa pero al menos nadie la acusará de haberse vendido", afirma.

Por su parte, Paul Breen, profesor de la University of Westminster, se pregunta hasta qué punto la negociación con la oposición podía permitir a May que su acuerdo sea por fin aprobado.

Atrapado entre un gran número de electores laboristas que votaron por el Brexit y la mayoría de sus diputados, que son proeuropeos, "Corbyn no ha tenido realmente tanto poder para moldear nada en el Parlamento", advierte.

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