Alerta del retroceso de los derechos humanos en Oriente Medio
Los derechos humanos están en claro retrocesos en muchas zonas de Oriente Medio, algo que se manifiesta especialmente en una represión generalizada de oposición bajo la excusa de prevenir el terrorismo, según denuncia la ONG Human Rights Watch (HRW) en su informe anual presentado hoy miércoles.
"Detenciones, desapariciones, torturas... todo con la excusa del terrorismo. Y sin dejar ya ninguna vía pacífica a la oposición", denunció el director de HRW, Kenneth Roth, en una rueda de prensa en Estambul.
Roth señaló que Egipto es uno de los ejemplos más nítidos de cómo la amenaza de terror se utiliza para impedir toda actividad de oposición.
Una tendencia similar, si bien mucho menos grave, se observa en Jordania, donde las autoridades "usan cada vez más leyes antiterroristas para arrestar y juzgar a activistas, disidentes y periodistas", observa el informe anual.
El cambio generacional del poder monárquico en Arabia Saudí, por otra parte, no ha modificado la situación de los derechos humanos en el país, desde hace mucho tiempo bajo mínimos absolutos.
"Formar un grupo civil para pedir cuentas al Gobierno es un billete directo a la cárcel en Arabia Saudí, Baréin, Bielorrusia, Egipto, Emiratos Árabes, Ruanda, Sudán o Vietnam", observa el informe.
Tampoco parece haber cambios en Irán, donde al menos 830 presos fueron ejecutados en 2015, la mayoría de ellos por delitos relacionados con drogas, pero donde también hay encarcelados unos 50 periodistas, blogueros y activistas de medios sociales, una condenada a doce años de prisión por difundir una caricatura.
Mención aparte merecen países en guerra como Irak, Siria o Yemen, donde la población civil está atrapada entre milicias extremistas como el Estado Islámico (EI) y la represión de las autoridades.
Así, en Irak, no sólo el EI cometió masacres, sino que también las milicias chiíes progubernamentales han destruido de forma sistemática muchas aldeas suníes, y abusos similares han ocurrido bajo el control de las milicias kurdas peshmerga.
Human Rights Watch también ha recibido quejas detalladas sobre "desplazamientos forzosos" de la población árabe en territorios conquistados por las milicias kurdas de Siria, pero no ha indagado este aspecto, reconoció la investigadora Emma Sinclair-Webb.
De todas formas, el partido kurdo PYD debería poder asistir a las negociaciones de Ginebra, opinó Roth, que dijo "no entender" la oposición rotunda de Turquía a su participación.
"El descalabro del proceso de paz kurdo en Turquía no debería impedir a los kurdos de Siria ejercer sus derechos ciudadanos", sentenció.
Pero mostró también sus dudas de que en la cumbre que se va a celebrar en Ginebra se pueda alcanzar un acuerdo si, al mismo tiempo, continúan los bombardeos del régimen contra civiles, por lo que Estados Unidos primero debería presionar a Rusia e Irán para poner fin a estas masacres, opinó el director de Human Rights Watch.