Burlington, el terreno de experimentación política de Bernie Sanders

En la imagen un registro del precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos y senador independiente por Vermont, Bernie Sanders.
En la imagen un registro del precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos y senador independiente por Vermont, Bernie Sanders. / EFE
Afp
08 de marzo 2020 - 11:02

"Aquí es donde comenzó". El senador socialista Bernie Sanders dio sus primeros pasos en política como alcalde de Burlington, un pequeño pueblo de Vermont que sirvió como laboratorio para sus ideas de izquierda y sus métodos.

Nacido en Nueva York, Sanders se estableció en este estado rural del noreste de Estados Unidos a fines de la década de 1960 después de estudiar en Chicago donde había hecho campaña por el pacifismo y los derechos civiles.

Ubicada a orillas del vasto lago Champlain, la ciudad principal de Vermont, de 42.000 habitantes, está más cerca de Montreal (150 km) que de Boston o Nueva York.

Para Bernie, que en estos momentos mantiene un feroz duelo con el exvicepresidente Joe Biden por la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de 2020, sus ochos años al frente de esta ciudad universitaria fueron años de aprendizaje político.

Virginia Lyons, senadora en el Parlamento de Vermont, quien a menudo trabajó con él, asegura que fue en Burlington donde Sanders aprendió principalmente a "movilizar a su base".

"Aprendió que pequeños grupos pueden marcar la diferencia", dice esta congresista demócrata de 75 años, tres más joven que el candidato.

Sanders se postuló a varias elecciones locales, sin tener éxito, bajo la etiqueta del pequeño Partido Unión de la Libertad.

Pero para sorpresa de todos, su situación cambió radicalmente en 1981 cuando, en una elección con cuatro aspirantes, se hizo con la alcaldía de Burlington con una candidatura independiente y con solo diez votos por delante del demócrata saliente.

Ambiente hostil

Los demócratas instalados en el consejo municipal "intentaron bloquearlo, evitando incluso que ejerciera las funciones administrativas más básicas", recuerda Kurt Wright, actual presidente del consejo, y único miembro republicano.

A nivel nacional, el presidente Ronald Reagen lanzó un programa ultraconservador denunciado por la izquierda estadounidense. En este ambiente hostil, el nuevo alcalde de Burlington comenzó a buscar aliados.

La primera batalla en sus ocho años de alcaldía fue evitar la privatización de la ribera del lago, un terreno abandonado donde estaba previsto construir casas y hoteles.

Sanders movilizó a sus ciudadanos para mantener el espacio público y convertirlo en un lugar para caminar y de desarrollo.

En 1986 llevó a cabo otra de sus famosas protestas. 336 viviendas subsidiadas corrían el riesgo de convertirse en casas a precio de mercado, pero Sanders movilizó a funcionarios y residentes locales. Asociaciones adquirieron el complejo de viviendas y garantizó los alquileres asequibles.

"Mostró que puede estimular y motivar a las personas", recuerda Wright.

Con el sector empresarial, el panorama es diferente. Crítico con Wall Street, impuso subió los impuestos sobre la compraventa de casas en su ciudad de Vermont.

Los emprendedores "no son una prioridad para Sanders", dice Kelly Devine, directora de la Asociación de Negocios de Burlington, la principal organización de empleadores.

Pero Sanders no solo tiene enemigos en ese sector. Ben Cohen, cofundador de la célebre heladería Ben & Jerry's, toda una institución en Burlington a pesar de que fue comprado en el 2000 por el gigante Unilever, hace campaña por el senador socialista.

"Buscar en los archivos"

Si bien el duelo promete ser despiadado con Joe Biden, el pasado de Sanders será examinado con más detenimiento que durante su campaña de 2016, donde sus posibilidades parecían limitadas contra Hillary Clinton.

Los periodistas ya han comenzado a "buscar en los archivos" por "cosas que él podría haber dicho que podrían usarse en su contra", dice Wright.

El septuagenario tuvo que dar explicaciones recientemente por un video de 1985, en el que hablaba bien del sistema educativo y de salud del dictador cubano ya fallecido, Fidel Castro.

Y el periódico The New York Times publicó el viernes un artículo sobre la ciudad rusa de Yaroslavl, con la que el alcalde de Burlington comenzó un programa de hermanamiento en 1988, año en que también estuvo de luna de miel en Moscú.

El diario hizo hincapié en que el gobierno soviético consideró estos hermanamientos como "uno de los canales más útiles" para su propaganda.

Entonces, ¿debemos temer a Bernie?

"La gente no debería tenerle miedo", dice la senadora Virginia Lyons. "Él entiende completamente lo que es la democracia".

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