La ONU denuncia violaciones del embargo de armas en Libia pese al pacto de Berlín

El Gobierno estadounidense destacó que Al Qaeda ha aprovechado en 2018 "el foco global sobre el Estado Islámico para silenciosamente reconstituir sus capacidades" aprovechando climas frágiles en materia política y seguridad, "particularmente en Egipto, Libia, Siria y el Yemen".
Foto ilustrativa: personas con armas / EFE
Afp
27 de enero 2020 - 06:17

La Misión de Naciones Unidas en Libia (Manul) denunció este domingo que siguen las violaciones del embargo de armas a Libia, pese a los compromisos acordados en Berlín para poner fin a los suministros a los beligerantes, y advirtió que el país puede volver a sumirse en la violencia.

La Manul "lamenta profundamente las violaciones flagrantes y persistentes del embargo sobre las armas", objeto de la resolución 1970 del Consejo de Seguridad en 2011, "pese a los compromisos de los países concernidos en la conferencia internacional sobre Libia en Berlín el 19 de enero", afirmó en un comunicado.

Según la misma fuente, "los vuelos de flete y otros" han llegado en los últimos diez días a los aeropuertos del oeste y este de Libia para entregar a los beligerantes "armas sofisticadas, vehículos blindados, consejeros y combatientes".

Libia está sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, y el país está escindido en dos poderes rivales: el Gobierno de Unión Nacional (GNA) de Fayez al Sarraj, basado en Trípoli (oeste), y el del mariscal Jalifa Haftar, jefe militar del este libio.

Las potencias involucradas en el conflicto libio prometieron el 19 de enero en Berlín respetar un embargo de armas de Naciones Unidas y abstenerse de intervenir en los asuntos internos de ese país desgarrado por la guerra civil, al tiempo que reclamaron un alto el fuego permanente.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de visita en Argelia, dijo este domingo que la crisis en Libia no podía resolverse por "medios militares".

"Estamos en intensas conversaciones con los países de la región y con actores internacionales para garantizar el alto el fuego y permitir el retorno del diálogo político en Libia", agregó Erdogan durante una conferencia de prensa en Argel.

"Tregua bienvenida"

Desde el 4 de abril de 2019, la guerra ha llegado a las puertas de Tripoli: en esa fecha, el mariscal Haftar, apoyado por Rusia, Emiratos árabes unidos y Egipto, lanzó una ofensiva contra la capital, sede del GNA, apoyado a su vez por Turquía.

Desde entonces, los enfrentamientos entre bandos rivales han dejado más de 280 civiles y 2.000 combatientes muertos, y, según la ONU, más de 170.000 habitantes han sido desplazados.

Un alto el fuego fue instaurado el 12 de enero por iniciativa de Moscú y Ankara, pero sigue siendo precario: fue formalmente firmado por el GNA pero no por el mariscal Haftar, y ambas partes se acusan de violar la tregua.

En su comunicado, la Manul subraya que la baja de intensidad de los combates ofrece una "bienvenida tregua para los habitantes de la capital".

Pero "esta frágil tregua está ahora amenazada por la llegada de combatientes extranjeros, de armas y municiones traídos a los bandos por los Estados miembros, muchos de los cuales participaron en la conferencia de Berlín", insistió la misión de la ONU, sin identificar a estos países.

El sábado, nuevos enfrentamientos dejaron al menos un muerto y heridas a siete civiles, declaró el domingo a la AFP Amin Al Hashemi, portavoz del ministerio de Salud del GNA.

Y las "violaciones en curso" del embargo sobre las armas pueden volver a sumir al país "en una nueva espiral de intensos combates" advierte la Manul.

En este contexto, con los apoyos militares de países a uno y otro bando, la comunidad internacional teme que el conflicto de Libia pueda degenerar en una "nueva Siria".

A este riesgo de escalada se suma el temor de que la economía libia se derrumbe debido al cese de las exportaciones de petróleo, que son casi la única fuente de ingresos del país norteafricano.

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