Gobernante Frente Amplio lanza campaña en Uruguay con la mira en la seguridad

El gobernante Frente Amplio, que busca un cuarto mandato en Uruguay, inició su campaña electoral en el interior del país con la mira puesta en el deterioro de la seguridad, objeto de descontento popular y críticas de la oposición.

En un acto de los cuatro aspirantes a la candidatura presidencial del oficialismo en la noche del martes en Paysandú, 380 km al noroeste de Montevideo, el Frente Amplio (izquierda), sacudido en los últimos años por duras polémicas internas, trató de mostrarse unido ante un público menos masivo al que acostumbran sus actos proselitistas.

Flanqueados por pancartas y la bandera roja, azul y blanca de la coalición que gobierna Uruguay desde 2005, el exintendente (alcalde) de Montevideo Daniel Martínez, la exministra de Industria Carolina Cosse, el expresidente del Banco Central Mario Bergara, y el exdiputado comunista y dirigente sindical Oscar Andrade, compartieron escena para presentar propuestas de cara a un eventual cuarto mandato desde 2020.

Seguridad en el tapete

Carolina Cosse, apoyada por el sector que lidera el expresidente José Mujica (2010-2015), destacó que el Frente Amplio tenga un programa único y se extendió ampliamente en sus propuestas para un mandato que, de vencer, prometió "orientado a proyectos" y comprometido con "ejercer la autoridad", cuando arrecian las críticas a la gestión de seguridad del gobierno de Tabaré Vázquez.

En este sentido, Mario Bergara pidió "una visión autocrítica" luego de "datos preocupantes" sobre el que consideró "uno de los pocos temas de preocupación de la sociedad uruguaya".

El acto tuvo lugar 24 horas después de conocerse el balance de asesinatos de 2018 en Uruguay, que mostró un brutal crecimiento de 45,8% en el número de homicidios, a un total de 414, un récord en el país sudamericano.

Uruguay vio de este modo elevarse de 7,2 a 11,8 la cifra de homicidios cada 100.000 habitantes en un lapso de un año. El gobierno atribuye la situación a disputas entre delincuentes.

"Además de combatir las causas sociales del delito teníamos que ser firmes en reprimir la delincuencia. Nos costó entenderlo", expresó Bergara, quien propuso "políticas carcelarias" con "lógica de rehabilitación" en lugar de "lógica represiva".

En tanto, Martínez, favorito en los sondeos para alzarse con la candidatura del Frente Amplio, se limitó a decir que el país tiene el "desafío de recorrer un camino" en pro de la "seguridad y la convivencia" en el que se involucren todos los estamentos políticos, tanto del gobierno central como de los departamentos (provincias) del país.

El precandidato comunista Andrade hizo por su parte un vehemente discurso en el que describió un "escenario terrible para América Latina", donde, sostuvo, "la izquierda tiene que dar una enorme batalla".

El dirigente sindical criticó en particular el llamado del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a celebrar el golpe de Estado de 1964 en Brasil.

Crisis e imagen de unidad

En la plaza donde se realizó el acto, los estandartes de los diferentes sectores de la variopinta coalición -que reúne a socialistas, comunistas, ortodoxos económicos o ex guerrilleros- fundada en 1971 flameaban en la fría noche del otoño boreal para además celebrar este 26 de marzo los 48 años de su primer acto masivo.

Rosario Alfonzo, trabajadora doméstica de 53 años, dijo que viajó casi 400 km desde el sur del país para "defender este país estable, con mi autocrítica, pero estable", sostuvo.

A su lado, Miriam da Rosa, de 60 años, también trabajadora doméstica de la cercana Bella Unión, ciudad del norte del país, viajó a Paysandú "juntando pesito sobre pesito" con sus compañeros de partido, porque considera al Frente Amplio "la única opción posible. (...) Tiene un programa de gobierno que contempla a la clase trabajadora y a las minorías".

El Frente Amplio llega a la campaña para las elecciones internas de junio, que definirán los candidatos presidenciales para la elección a dos vueltas en octubre y noviembre, con la popularidad del gobierno erosionada y luego de una profunda crisis provocada por la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic en setiembre de 2017.

Sendic dejó su cargo en un hecho sin precedentes en Uruguay, en medio de un escándalo por el uso de tarjetas de crédito corporativas y por presentarse con un título universitario que no poseía. El político fue procesado por peculado y abuso de funciones.