Bolsonaro mostró 'demasiada frialdad' en la pandemia, critica exministro
Llegó a ser el ministro más popular de Brasil hasta el 16 de abril, cuando fue cesado en plena pandemia. Luiz Henrique Mandetta, antiguo titular de Salud, critica en una entrevista con Efe la postura del presidente Jair Bolsonaro en el combate a la COVID-19: "Mostró demasiada frialdad".
Con motivo del lanzamiento de su libro "Un paciente llamado Brasil", de la editorial Objetiva, Mandetta, de 55 años, lamenta la falta de apego de Bolsonaro a los datos científicos y lo acusa de estar más pendiente "del mundo de las redes sociales que del real".
Para el exministro, el presidente, guiado por cálculos electoralistas, ha intentando transferir la responsabilidad a regiones y municipios, en vez de combatir a fondo la COVID-19.
El cese de Mandetta -un médico ortopedista desconocido del gran público hasta el inicio de la pandemia- sucedió cuando era el miembro del Ejecutivo con más aprobación. Sus ruedas de prensa fueron muy celebradas por su claridad y carácter pedagógico.
En la entrevista, el exministro alertó también del "riesgo" que supone para Brasil que el Ministerio de Salud esté dirigido por militares y no por técnicos sanitarios.
Desde la polémica marcha de Mandetta, pasó por el Ministerio el oncólogo Nelson Teich, quien no duró un mes en el cargo y fue sustituido por el general del Ejército Eduardo Pazuello.
Este militar, sin experiencia en el área de la salud, había asumido interinamente a mediados de mayo, hasta que hace un par de semanas fue confirmado en el cargo.
Brasil, con 210 millones de habitantes, es uno de los epicentros mundiales del nuevo coronavirus, y se acerca a las 145.000 muertes y a los 5 millones de contagios.
A pesar de las críticas internas e internacionales sobre su gestión de la pandemia, Bolsonaro goza actualmente del más alto índice de aprobación desde que asumió la jefatura de Estado hace 20 meses, con cerca del 40 %.
P. El día que usted fue cesado en muchos rincones de Brasil se escuchó "Mandetta quédate". Días después de su salida, se marchó el entonces ministro de Justicia Sergio Moro, también muy popular. Sin embargo, el presidente tiene hoy los más altos índices de aprobación. ¿Cómo se explica?
R. Bolsonaro optó por un camino que situó a miles de personas en riesgo. Para él, en su lectura política, la salud es un tema municipal, un tema de desgaste para alcaldes, los que tienen que tomar decisiones duras (las competencias de salud están descentralizadas en Brasil). Cuando nombra un militar (Pazuello como ministro), le quita el liderazgo al Ministerio de Salud. Entiende que lo que concierne al Gobierno federal es la economía, porque, en la cabeza del elector, la salud es un tema municipal. La evaluación positiva (de Bolsonaro) está íntimamente asociada a la transferencia de recursos directos a las personas más frágiles (una ayuda mensual temporal de 110 dólares para millones de informales y desempleados).
P. ¿Las muertes por la pandemia en Brasil son responsabilidad del presidente?
R. Tuvo un papel preponderante. No podrá decir que no sabía de las consecuencias (de la pandemia). En el inicio, había que apostar por el control, Brasil es gigantesco, con epidemias en varias fases, imposible de comparar con países como Grecia. Desgraciadamente, estamos llegando a los 150.000 muertos. Cuando dije que podíamos llegar a los 180.000, me acuerdo que me decían que era un exagerado, que eso no iba a suceder. Él (Bolsonaro) estaba incomodado y sólo le decían lo que quería escuchar: 'Eso no es nada, eso es una gripecita'. Después vino la cloroquina (un antipalúdico sin comprobación científica contra la COVID-19) y él la acogió. Y decía con esto las personas podían volver al trabajo.
P. ¿Qué ciudades y estados han combatido mejor la pandemia?
R. Todos dieron el paso de combatirla, algunos con más recursos, otros con menos. Diría que el estado de Sao Paulo fue el mejor y el de Río de Janeiro, el peor. Hubo corrupción, encarcelamiento de un secretario, el gobernador suspendido en sus funciones, una letalidad muy alta.
P. ¿Cómo es el presidente Bolsonaro de cerca? ¿Qué tiene de bueno y de malo?
R. Es muy cercano, le gusta el contacto, también porque quien está en su entorno tiene mucha empatía por él. Él no va, por ejemplo, a universidades públicas, donde pueda encontrar un ambiente más hostil. Es una persona muy franca (...) Teóricamente el principal patrimonio de una nación es la vida de las personas. Me frustró mucho que no optase por ese punto como el principal y que minimizase las alertas que recibió. Lo veo como un hombre que piensa enfocado en internet, el mundo digital es más importante que la vida real. Son más importantes los hechos presentados en internet que los hechos en sí. Eso lo veo como un defecto. Quizá porque yo no soy un hombre de las llamadas redes sociales. Prefiero leer un libro que pasar una hora enfrente de Twitter. Mi sociedad es muy compleja y la de él es minimalista, que se descifra con simples frases. Considero eso un defecto para un país con tantas desigualdades como Brasil.
P. ¿Hubo falta de empatía con la vida de las personas por parte de Bolsonaro?
R. Cuando sale en la televisión diciendo que (la COVID-19) es una gripecita y cuando deja claro que vamos a perder vidas, pero qué se le va a hacer... En la medicina, si puedes curar, curas; si no, controlas la enfermedad. Si no puedes ni curar ni controlar, eres solidario. Es una profesión humanista. Ese consuelo, esa solidaridad para con las familias no existió. Hubo en ese punto demasiada frialdad y una especie de contabilidad, un fatalismo sobre la enfermedad que no concernía al Gobierno.
P. ¿Entraña algún riesgo en términos sanitarios contar con un militar como ministro de Salud?
R. Seguramente. Ahora se requiere un planeamiento del sistema de salud para tener recursos para la pospandemia. Por ejemplo, ¿cuántas mamografías se dejaron de hacer en 2020? Hubo una reducción del 70 %. Vamos a tener un impacto enorme en 2021 en cánceres como el de mama, colon, próstata... Puedes cambiar sólo al ministro, pero si cambias a todo el equipo técnico por militares... Dudo que los militares tengan esa mirada para hacer ese planeamiento.