El poderoso presidente de la Asamblea Legislativa de Río vuelve a la cárcel
Un tribunal brasileño invalidó el martes un voto del Legislativo de Río de Janeiro que había liberado al presidente de la Asamblea local, Jorge Picciani, un poderoso caudillo del partido del presidente Michel Temer, acusado de graves cargos de corrupción.
Picciani, del PMDB (centro-derecha), se entregó a la policía, al igual que los diputados de la Asamblea Legislativa de Rio (Alerj) Edson Albertassi y Paulo Melo, tras el fallo pronunciado por una corte de apelación, mostraron las televisiones.
Los tres fueron detenidos la semana pasada por su presunta participación en una trama corrupta en el sector de transportes. La justicia ordenó además un bloqueo de bienes de los tres políticos por un monto de 270 millones de reales (83 millones de dólares).
Pero solo pasaron una noche en la cárcel debido a que la Alerj, por un holgado margen de 39 votos a favor y 19 en contra, decidió que recuperaran su libertad y retomasen sus mandatos.
Ese voto, que indignó a la población y provocó protestas frente a la cámara, se basó en una decisión adoptada el mes pasado por la corte suprema de Brasil, que supeditó cualquier medida de privación o restricción de la libertad de funcionarios protegidos por fueros a la ratificación por parte del Congreso.
Sin embargo, la asesoría de prensa del máximo tribunal advirtió ya en ese momento ante una consulta de la AFP que esa sentencia solo especificó su alcance para cargos federales y que su extensión a niveles regionales podría ser cuestionada judicialmente.
El tribunal de segunda instancia que este martes anuló el voto legislativo consideró que la Alerj extrapoló sus competencias constitucionales, indicó la estatal Agencia Brasil.
Las autoridades investigan una red de negocios ilegales en Río que fue encabezada por el exgobernador Sergio Cabral (2007-2014), detenido hace un año y condenado a más de 14 años de cárcel.
Según la Fiscalía, Picciani y Cabral formaban parte "de una organización que comenzó a estructurarse en los años 90".
Picciani, de 62 años, está al frente de una verdadera dinastía, que incluye su hijo Leonardo Picciani, actual ministro de Deportes.
Río de Janeiro, sede de los Juegos Olímpicos de 2016, se ve confrontada a una crisis que la tiene al borde de la bancarrota y a brutales episodios de violencia por disputas entre narcotraficantes.
Buena parte de la élite política brasileña quedó acorralada por las acusaciones de corrupción de la investigación Lava Jato, que reveló las oscuras finanzas de los partidos políticos y sus vínculos con grandes empresas y creó tensiones entre poderes.