Toque de queda y militares en las calles, un 'déjà vu' del Chile de Pinochet

Personal militar custodia las estaciones de metro que se encuentran cerradas este lunes en Santiago.
Personal militar custodia las estaciones de metro que se encuentran cerradas este lunes en Santiago. / EFE
Efe
21 de octubre 2019 - 10:07

Los helicópteros militares sobrevolando las calles desiertas de Santiago durante el toque de queda y las Fuerzas Armadas resguardando los supermercados son estampas de estos días en Chile que evocan a los chilenos los años más oscuros de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

La militarización de Chile para combatir los disturbios y saqueos que se registran en varias ciudades desde el viernes pasado, y que han causado al menos una decena de muertos, son un "déjà vu" de tiempos que parecían olvidados en un país que se consideraba un remanso de paz dentro de la agitada América Latina.

El alza del precio del boleto del metro de Santiago fue la mecha que prendió el fuego de un estallido de violencia, con incendios, saqueos y disturbios que llevaron al Gobierno a dejar en manos de los militares el orden público en las principales ciudades del país.

La situación se agudizó con el decreto de toque de queda nocturno, una medida inédita en Chile desde la recuperación de la democracia.

Esta restricción dejó barrios de la capital desiertos y en completo silencio, una calma que solo interrumpía el ruido de los helicópteros militares y policiales y las sirenas de los camiones de bomberos que se desplazaban para atender alguna emergencia.

En otras zonas de Santiago el ambiente era muy diferente. Grupos de manifestantes desafiaban el toque de queda pacíficamente y otros hacían guardia para proteger sus viviendas y los comercios de los saqueadores.

En algunas barriadas de la capital, donde los disturbios arreciaban, patrullas de Carabineros y militares armados con fusiles atacaban con contundencia a los saqueadores y grupos de alborotadores.

La mesura de la actuación policial ha sido duramente cuestionada por organismos pro derechos humanos, que denuncian un uso desmedido de la fuerza en las detenciones, torturas y vejaciones a menores de edad.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) constató el caso de un niño herido de bala en el hígado y el riñón, una niña con un perdigón en la pierna y seis personas con lesiones oculares, todas ellas, sostuvo, provocadas por agentes de Carabineros, la Policía de Investigaciones (PDI) y las Fuerzas Armadas.

En las redes sociales se han difundido varios vídeos que reflejan la violencia con la que en algunos casos están actuando las fuerzas de seguridad.

En uno de ellos aparecen dos policías pateando una persona, a la que le dan diez segundos para que huya corriendo y luego le disparan por la espalda, aunque no se aprecia si fue alcanzado.

En otro, una quincena de marines en Valparaíso rodean a dos personas, las apuntan con los rifles y las golpean con patadas y puñetazos.

Imágenes duras y poco habituales en Chile que nuevamente retrotraen al régimen de Pinochet, cuando los militares estaban desplegados por el territorio y atemorizaban a la población.

Con la luz de un nuevo día y el final del toque de queda, Santiago trataba a marchas forzadas de recuperar una supuesta normalidad, aunque la presencia de militares en las estaciones de la línea 1 del metro, la única en marcha, evidenciaba que este era un lunes diferente.

Después de dos días con los supermercados cerrados ante los saqueos masivos, la principal preocupación de muchos ciudadanos era comprar comida y enseres básicos, o poner gasolina en sus vehículos.

Esto generó largas filas en los pocos establecimientos que abrieron sus puertas, resguardados también por policías y militares, e imágenes de clientes abasteciéndose como si no hubiera mañana.

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