De guerrillera a dirigente pro vida… lo que dice Google sobre Amparo Medina
Amparo Medina, la polémica y entusiasta vocera antieducación sexual, dice que un buen día se cansó de que las Naciones Unidas, para las que asegura haber trabajado, le pagaran “por destruir la fe de los católicos”.
Se hartó, insiste, de “ver sufrir” a mujeres abortar en pueblos donde la gente no tiene para comer.
Entonces, recogen decenas de artículos en Google sobre ella, dejó el movimiento de izquierda, el liderazgo feminista y su perfil de revolucionaria atea para según ella llevar la buena nueva por todo el continente. Es conferencista, invitada principalmente por organizaciones cristianas para explicar por qué para ella el feminismo y la educación sexual es un mal de los imperios.
Y, sostiene, lo dice desde dentro: “he sido revolucionaria y de izquierda por muchos años”, reconocía en 2012, en una entrevista con el canal RTU, de Ecuador, su país.
Al igual que en Panamá, Amparo Medina ha recibido fuertes críticas en otros países por sus planteamientos.
Por ejemplo la Asociación de Servicios Educativos Rurales de Perú –donde también ha ido a promover el concepto de profamilia- sostiene que se trata de una “seudo especialista que recorre nuestros países contando una historia para generar empatía en un público ávido de milagros, y de dotarle de sentido al discurso que propala”.
En 2010 aseguró en Paraguay que los promotores de la educación sexual forman un “impero de la muerte”, y cuatro años después, en Uruguay, prometió que los grupos “profamilia” serían tan contundentes como un “león dormido que despierta y alza la voz”.
Esta semana, en Panamá, la polémica conferencista religiosa aseguró que las leyes de educación sexual mercantilizan el placer, y protagonizó una disputa pública con un periodista que intentaba entrevistarla. Desde el lunes pasado su nombre ha sido tendencia en redes sociales en Panamá.
En el país, aseguró haber sido asesora sénior del Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas en Perú, por un proyecto similar. “Ella nunca ha trabajado para el FPNU”, replicó en una carta Martín Santiago, representante de ese fondo de la ONU en Panamá.
El sitio web ArgentinosAlerta.Org asegura que Medina confesó que en su juventud “odiaba a EEUU y a los hombres borrachos que maltrataban a sus esposas”. “Concluyó que el hombre era lo peor que le podía pasar a una mujer”, dice la web. Pero ella se casó y tuvo tres hijos.
Le echó la culpa a la Iglesia por no dejar que las mujeres pudieran separarse de sus maridos, dice haberse solidarizado con los indígenas, se enamoró de la revolución, de Cuba, del Che Guevara, de la idea de acabar con los ricos y con los sacerdotes.
Todo esto hasta que –relató a una televisora evangelista de República Dominicana que tuvo un accidente, perdió la conciencia y vivió una experiencia “mística con el Señor”.