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El canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, su esposa y la embajadora Delia Cárdenas, a nombre del gobierno y el pueblo panameño, participaron de las exequias del papa Francisco en el Vaticano.
"El Papa Francisco fue más que el líder espiritual de millones de católicos en el mundo; fue también una voz profética que nos recordó, sin cesar, la necesidad de poner a los más pobres y olvidados en el centro de nuestras decisiones. Su llamado a la paz, al cuidado de la creación y a la fraternidad entre los pueblos trascendió credos y fronteras", destaca un comunicado de la Cancillería.
“Panamá, tierra de puentes y encuentro, honra al Papa Francisco, quien nos dejó un legado de misericordia y fraternidad. Su paso por nuestra patria, en la JMJ 2019, nos sigue inspirando a ser luz de esperanza y unidad para el mundo”, agrega un post que acompañó con una imagen de la delegación de Panamá.
Se informó que la presencia del canciller Martínez-Acha en las exequias papales reafirma el respeto y la cercanía histórica entre la República de Panamá y la Santa Sede.
Por parte de la Iglesia católica panameña también participan el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, y el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuán.
Miles de personas y delegaciones de más de 170 países participan de las exequias del papa Francisco en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. Tras la misa, el cuerpo del papa descansará en la basílica de Santa María la Mayor.
Los ojos del mundo están puestos en el Vaticano, donde se reúnen mandatarios, líderes mundiales, monarcas, religiosos y fieles de la Iglesia.
Se estima que unas 250,000 personas participarán en el funeral. La magnitud del evento ha requerido un fuerte dispositivo de seguridad, especialmente ante la presencia de cerca de 170 delegaciones internacionales, entre ellas presidentes, primeros ministros y monarcas de países católicos, quienes tendrán un lugar privilegiado cerca del féretro del Papa Francisco.
Aunque el Santo Padre expresó en vida su deseo de que su funeral fuera sencillo y con un protocolo reducido, la envergadura de su figura como líder de la Iglesia y jefe de Estado ha transformado este acto en una ceremonia de profunda solemnidad y trascendencia mundial.