¡Oiga el gusto! Oh Lá Lá
Quién dijo que una dama no puede opinar sobre sexo.
Esté artículo es dedicado a nosotras, porque nosotras también podemos hablar de sexo entre amigas, entre colegas, entre compañeras de trabajo, en fin no somos extraterrestres somos mujeres que también disfrutamos de encuentros sexuales y es hora de dejar el tabú a un lado y hablar de esto como un tema normal, y es que es algo normal, o me equivocó. Acaso usted nunca se masturbo, nunca ha sentido placer, nunca ha hecho un buen sexo oral… Huy si es así me da mucha lástima querida, se está perdiendo usted de uno de los placeres más gratificantes del mundo y es GRATIS.
Soy mujer y no sólo puedo hablar de sexo sino practicarlo. Sola o acompañada, con personas de mí mismo sexo o diferente. Sentada, tumbada, boca arriba, boca abajo, en el baño, en el sofá, en la piscina, en la playa. Y, a través de mis fantasías, en absolutamente cualquier sitio, cuando y con quien me dé la gana. De hecho, ¿quién te dice que no estoy fantaseando contigo en este momento? Sí, tú, que estás leyendo esto. Qué ojos, qué labios, qué piel… Oh là là!
Y es que parece que si una dama habla de sexo ya no es una “señorita”, una “mujer de provecho”, una “mujer de bien”, una “dama” o cualquier otro sinónimo que te venga a la cabeza. Si esto es así, desde luego no sólo soy dama, también soy profesional, escritora, amante de un buen vivo, intelectual, soy hija, hermana, esposa, amante, en fin soy mujer sin ataduras, con una mente muy clara y objetiva. Sin embargo a medida que subía de escalón, comprendía que las etiquetas que me imponen en esta sociedad no me definen, pero si me hacen un favor, me dejan saber lo hipócritas que son, que soy distinta, que soy segura de mi misma. Una mujer que sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Así es que mi amor, hablar de estos temas de manera normal no quiere decir que seas menos dama y si los demás quieren pensar así déjalos en sus pensamientos minúsculo. Es más me he liberado tanto de estereotipos que jamás quiero ser aquello que me impone una sociedad contagiada de tabús.
Los chicos hablan de sexo como quieren y con quien quieren, fanfarronean de tocarse, de lujuriar a sus mejores amigas a la diestra y la siniestra, de que si el polvo de anoche fue fantástico o malo, de que fulana le gusta porque la mía mide tanto y de si le gustaría montárselo de tal forma o tal otra con todo tipo de detalles… ¿Y la reacción de sus amigos? Aplaudirle si lograron llevarse a la cama a la fulana, alabarle, reírse de las gracias, añadir detalles y compartir propias fantasías. ¿Y esto está mal? ¡Pues claro que no! Pero, ¿y nosotras? ¿Podemos hablar tranquilamente de cuál es nuestra canción o película favorita pero no podemos hablar de qué nos gusta o no en cuanto a sexo se refiere?
Porque las mujeres normalmente (hay no estos temas son privados, no cuento mi intimidad) y es que crecemos así que la mujer no solemos hablar tanto de sexo en ninguna etapa de nuestra vida, negamos con rotundidad habernos tocado o masturbado en la adolescencia y que lo seguimos haciendo.
Y si la masturbación es un tema tabú muy “nuestro” ya ni les cuento las diferentes prácticas sexuales: Hablar de si practicas sexo oral, si te lo practican, qué postura, etc. Pero ¿qué preguntas son éstas? ¡Que una es decente!
Yo me pregunto qué pasaría si se borrasen esas barreras mentales. Qué pasaría si nosotras mismas no fuéramos las autoras de nuestro propio escarnio, porque esto muchas veces es así. Señoras y señores, somos nosotras mismas las que hemos dicho alguna vez “esa es una fresca” o “se acostó con él en la primera cita… Qué perrona” o “dicen que la fulana tal se la chupó a uno”. ¿Y luego pretendemos poder hablar con normalidad de todo esto?
Nosotras mismas nos criticamos, porque tener un tipo de relación sexual distinta a la que implanta el modelo social, caemos en la categoría de regaladas… Entonces empecemos por respetarnos nosotras, no apuntar con el dedo a ninguna otra dama y si usted es diferente (lo dudo) será que es hipócrita porque lo que usted hace para usted está bien pero si lo hace otra persona, usted es la que critica y hasta mata con la lengua.
Tengo una amiga que siempre me decía “si una chica dice que no se ha masturbado nunca es que miente” y, desgraciadamente, esto no es así. Hay muchísimas mujeres que no se han tocado nunca, no se lo han permitido a ellas mismas por creencias, ideas, mitos o “porque yo no lo necesito”. A ver bonitas, que aquí yo no voy a obligar a nadie evidentemente pero, digo yo, si tenemos un clítoris será para algo, ¿no? A diferencia de los hombres nosotras tenemos un órgano que sirve exclusivamente para proporcionarnos placer, ese es su propósito en la vida y ¿lo vamos a desaprovechar? ¿Vamos a defraudarle? ¡Un regalazo del que tenemos que disfrutar!
Y no por eso vas a ser menos nada. Sin embargo, vas a ser mucho más abierta a nuevas experiencias, vas a saber qué es lo que te gusta y lo que no, lo que te pone al máximo nivel y lo que no, lo que se siente, vas a segregar endorfinas por lo que te sentirás muy bien (¡viva la hormona de la felicidad!). Vas a estar cómoda con tu cuerpo haciendo que aumente tu autoestima, vas a dejar atrás tabúes, vas a disfrutar del placer, vas a experimentar con una persona de plena confianza (tú misma), vas a hacer que aumente tu deseo, vas a quitarte el estrés de encima, vas a… Oh là là!
No dejemos que palabras a las que hemos otorgado connotaciones negativas nos definan como: guarra, cerda, zorra, fresca, puta, ligerita, etc. Disfrutemos de nuestro cuerpo y nuestra mente, no nos avergoncemos de ello y habla, compártelo con tus amigas y verás cómo juntas aprenden mucho más. Comprobarás que no eres un “bicho raro” y verás como todas tenemos lo nuestro.
Wow, no sé ni cómo he podido terminar este artículo teniéndote en mi cabeza. Ahora que te miro detenidamente… normal que fantasee contigo, oh là là!