Una recta final de nervio y pánico

Una recta final de nervio y pánico
Una recta final de nervio y pánico
Ap
16 de septiembre 2011 - 14:52

Desde agosto se hacían conjeturas sobre si este equipo se cruzaba con el otro en los playoffs y si a aquel le convenía mejor terminar en tal posición. Llovían las recriminaciones de que el suspenso había desaparecido de la recta final de la temporada, con las seis divisiones sentenciadas e inclusive la puja por los dos wild cards. Y que esto se acentuaría cuando se trate de cambiar el formato de postemporada al incorporar un par de equipos más. ¿Querían emoción? Pues las últimas dos semanas que restan van a estar el rojo vivo. Y quizás no existe equipo que en este momento esté sintiendo la presión más que los Medias Rojas de Boston. De comandar el Este de la Liga Americana al comienzo de septiembre, inician el fin de semana a cuatro juegos y medio de los Yanquis de Nueva York. ¿Al menos queda el salvavidas del wild card? Menos se puede fiar del boleto secundario, ya que de estar con una diferencia de ocho juegos y tanto, ahora se aferran desesperadamente a una brecha de apenas tres sobre los Rays de Tampa Bay, que el jueves le ganaron el primer partido de una decisiva serie de cuatro. Y algunos no se han dado cuenta pero la lucha por el wild card de la Americana no está circunscrita sólo a Boston y Tampa Bay. No pierda de vista a los Angelinos de Los Angeles, que están tratando de podar una desventaja de tres y medio a los Rangers de Texas, líderes en el Oeste. Entre Boston y Los Angeles están separados por escasos cuatro juegos. Quizás se puede producir algo que nadie concebía hace un par de semanas: ¡un triple empate por el wild card! Tampoco hay que dejar de prestar atención a la Central de la Nacional, donde los Cardenales de San Luis han repuntado tras barrer a Atlanta el pasado fin de semana para apretar la división (a cinco y medio de los punteros Cerveceros de Milwaukee) y el wild card (a cuatro y medio de los Bravos). En otros lares la situación sí parece cocinada. Los Tigres de Detroit necesitan una victoria más o una derrota de Cleveland para ganar la Central de la Americana, que sería su primer título de división desde 1987, el año de su última conquista de la Serie Mundial. El número mágico para que los Filis salgan campeones del Este de la Nacional por quinto año seguido es de apenas dos triunfos, aunque Filadelfia ya aseguró el boleto a la postemporada al menos como wild card. Pero la cosa es totalmente incierta en la Americana, donde los Medias Rojas están haciendo agua y David Ortiz dijo que había que estar en pánico. Quedar fuera de la postemporada sería un papelón espectacular para Boston, cuyo roster es infinitamente más caro que el de los Rays, el club que año tras año se mantiene a flote pese a perder figuras por cuestiones de presupuesto. Uno de ellos es el jardinero Carl Crawford, quien se pasó a las filas de Boston. Si los Medias Rojas no se clasifican, lo suyo sería el peor derrumbe en septiembre, puesto que aventajaban a los Rays por nueve partidos al 3 de septiembre. Boston confían que el calendario es su mejor aliado. Después de completar una tanda de cuatro juegos este fin de semana contra Tampa Bay, los Medias Rojas tendrán siete de sus últimos 10 juegos contra los Orioles de Baltimore, contra quienes tienen foja de 8-3 este año y 45-20 desde 2008. De por medio hay una serie de tres duelos frente a los Yanquis en Nueva York. Los Rays afrontan siete juegos ante Nueva York, cuatro como visitantes y tres de local en la última serie de la campaña. "No es tan grave la cosa. Aún estamos tres juegos arriba. Hay que preocuparse del siguiente juego y ya", dijo el catcher de Boston Jarrod Saltalamacchia, tratando de apaciguar el nerviosismo que cunde en Fenway Park. Pero los Rays tienen los brazos para concretar la remontada, con David Price, James Shields y Jeremy Hellickson. Boston, en cambio, cuenta con Jon Lester como su única carta fiable tras los problemas físicos que han afectado a Josh Beckett y Clay Buchholz. Además está el pésimo desempeño de John Lackey, cuyo salario de 15,25 millones de dólares supera al acumulado de toda la rotación de los Rays y el rédito ha sido una efectividad de 6.19. Los Rays han empezado a creer que están tocados por una varita mágica, como ocurrió el jueves cuando se adelantaron ante Boston cuando el madero de B.J. Upton se rompió tras hacer contacto y el torpedero Marco Scutaro no pudo fildear la pelota al tener que eludir un fragmento del bate. "Uno siempre está buscando ese tipo de señas", dijo el manager de los Rays, Joe Maddon. "Las señas que vienen del cielo del béisbol y los dioses del béisbol. De vez en cuando te deben dar señales. Deben darte algo para poder creer".

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