Ancelotti utiliza el mismo "Bus" de Mou
"Tiki-taka" de lujo de inicio y la sensación de que al Bayern no había quien lo parara. Exhibición bávara de posesión y conducción de pelota, de presión y recuperación de balón. Olía el encuentro a paseo militar del conjunto alemán. El Madrid, atrincherado y acobardado atrás, aguantaba el aluvión hasta que sacó su clásico "látigo", esa contra en pocos toques que ejecuta como nadie. Balón a la izquierda de Cristiano, pase de la muerte de Coentrao y gol de Benzema. 1-0. Vino después otra ocasión clarísima de Cristiano Ronaldo. Y otra de Di María. Y otra de nuevo de Cristiano... Todo por impulsos, con un patrón tan arcaico como efectivo, el que dicta que hay que aprovechar el error del rival. Por momentos pareció que en lugar de Carlo Ancelotti quien continuaba en el banquillo del Real Madrid era José Mourinho, el mismo que el día anterior había desactivado con su Chelsea al Atlético de Madrid con un cerrojazo de los de aúpa. El mismo entrenador también al que tanto se le criticaron este tipo de planteamientos jugando en casa. Autobús atrás, pelotazo arriba, dominio del reloj y poco más. Pero la versión del que fue el azote de Guardiola en sus últimos tiempos de azulgrana tiene una actualización: la de Ancelotti. El Madrid se fue creciendo. Sin perder el sitio en momento alguno, interpretó que su rival estaba más por la labor de marear la pelota que por la de tirar a puerta, y multiplicó el número de contras a medida que pasaban los minutos. Y por si las moscas, ahí estaba Casillas, aunque no tuvo que prodigarse en exceso. Se marchó así Pep Guardiola de uno de sus estadios talismán, donde con el Barça no había perdido nunca como entrenador (cinco victorias y dos empates), con su primera derrota, fruto de ese tipo de planteamientos que tantas veces se le ha atragantado. Falta la vuelta para no volver a creer en fantasmas. Texto: José Luis Artús/Mundodeportivo.com