Nápoles y Maradona, un idilio con luces y sombras

Una ciudad europea en la que 'El Pelusa' hizo historia

Nápoles y Maradona, un idilio con luces y sombras / Diario Marca
Afp
25 2020 - 20:44

En Nápoles, la noticia de la muerte de Diego Maradona causó un profundo pesar: en esta ciudad italiana el 'Pelusa' es todo un ídolo y la gran leyenda de su club, al que ayudó a hacer campeón del 'Calcio' en dos ocasiones, en 1987 y 1990.

Son los únicos títulos nacionales del club, que no ha olvidado a su mito. Tampoco la ciudad y sus alrededores, donde la imagen de Maradona está muy presente, incluso decorando edificios.

"Siento que representé a una parte de Italia que no contaba para nada", dijo el astro albiceleste en el documental de 2019 que Asif Kapadia le dedicó, para referirse a su estancia en Nápoles.

El carácter de 'chico de barrio' de Maradona se amoldaba a la perfección a la idiosincrasia de los 'tifosi' del Nápoles.

Con ese equipo ganó en 1987 el primer título liguero de la historia del club, apenas un año después de alcanzar la gloria con Argentina en el Mundial de México-1986.

La etapa en Nápoles empezó para Maradona en 1984, tras dos años no del todo sencillos en Barcelona.

En 1990 guió al Nápoles a otro título nacional, superando al gran Milan de Arrigo Sacchi. A todo ello sumó la Copa de la UEFA de 1989 y una Copa de Italia, también en el balance de los siete años del 'Pelusa' en el estadio de San Paolo, una etapa en la que firmó 115 goles.

La temporada 1990-1991 marcó su despedida del Nápoles, del que salió con su reputación manchada por las fiestas nocturnas, sus líos sentimentales y, sobre todo, un positivo por cocaína, que ensombrecieron el brillo de su magia con el balón.

Relación con la Camorra

Maradona se convirtió en una figura casi mística en Nápoles, donde llevó alegría a una ciudad empobrecida y asolada por sangrientos conflictos entre los diferentes clanes de la poderosa Camorra, la mafia napolitana, que el futbolista llegó a conocer muy bien.

De hecho, en 1984, el fichaje por un club como el Nápoles, fuertemente endeudado y que había acabado undécimo en la temporada anterior, levantó rápidamente sospechas de que parte de los 10,48 millones de dólares que pagó la entidad por el pase del jugador, un récord en aquella época, procedía de los bolsillos de la mafia napolitana.

La primera pregunta en la conferencia de prensa de presentación fue de un periodista que cuestionó a un confuso Maradona si conocía la "influencia en el fútbol", lo que llevó al propietario del club, Corrado Ferlaino, a expulsar inmediatamente al reportero.

"Nunca pedí nada a la Camorra, me dieron la seguridad de saber que no le ocurriría nada a mis dos hijas", insistió Maradona en una entrevista en 2017 al Canale 5 italiano.

Sin embargo, su acceso a las drogas y a las mujeres llegó gracias al infausto clan de los Giuliano, cuyo capo se hizo inmediatamente amigo de Maradona, suministrándole cocaína para su cada vez mayor adicción.

El mismo Maradona admitió que cada semana estaba de juerga y excesos de domingo por la noche a miércoles y que los jueves iniciaba un programa de desintoxicación para estar listo para el partido del fin de semana siguiente.

La caída a los infiernos

El Nápoles tardó dos años en rodear a Maradona de compañeros capaces de luchar por los títulos y cuando cayó el primer 'Scudetto' en 1987, las historias sobre las salvajes celebraciones se hicieron tan famosas como el propio triunfo deportivo.

La ciudad se paralizó durante una semana y hasta el día de hoy, los napolitanos siguen llamando a sus hijos con el nombre de un futbolista al que muchos sólo conocen por las imágenes que hay en Youtube.

Tres años después cayó el segundo 'Scudetto', justo antes de que Maradona cayera en el abismo y no mucho después de que la selección argentina enojase a todos los 'tiffosi' italianos al eliminar a la 'Azzurra' en las semifinales del Mundial de 1990, un partido que se disputó en el San Paolo napolitano.

Los problemas, no obstante, habían comenzado un tiempo antes. Cansado de la asfixiante atención que le brindaba Nápoles, en 1989 llegó a un acuerdo con el Marsella, aunque a última hora Ferlaino echó abajo el pase.

En febrero de 1991, la policía informó que tenían escuchas de conversaciones telefónicas en las que el astro pedía a una figura de la mafia cocaína y prostitutas. Más tarde llegaría una acusación falsa por tráfico de estupefacientes.

Su positivo por drogas llegó tras un partido en Bari, dos meses después, seguido por una sanción sin precedentes que lo apartaba de toda actividad relacionada con el fútbol hasta junio de 1992. Eso le hizo regresar a Buenos Aires, donde se aceleró su caída a los fondos, para nunca volver a ser el que fue.

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