Cuando Messi se harte, se queda en Barcelona
Argentina está haciendo todo lo posible para que algún día Lionel Messi se canse y se quede a contemplar el mar en Barcelona. Todavía el equipo argentino no parece haber entendido que Messi es el mejor jugador del mundo, un faro que puede guiarlo al triunfo en la Copa América de 2011. A la Pulga hay que darle la pelota, aunque esté rodeado por un ejército. Messi arrancó su función en este certamen con un empate 1-1 ante Bolivia y aunque no fue aquel fantástico jugador del Barcelona, igualmente demostró que es una joya desequilibrante. Pero Messi se las tuvo que arreglar solo, buscando la pelota lejos del arco para emprender sus mágicas carreras. Messi no puede cocinar, servir la comida y luego limpiar los platos. Alguien tiene que ayudarlo. Xavi, Andrés Iniesta, Sergio Busquets, David Villa, Pedro y sus otros socios del Barcelona no tienen problemas en ponerse el delantal. "Messi nunca juega mal, los que juegan mal son los que están cerca suyo", dijo el domingo el mandamás del balompié argentino Julio Grondona. "Y como la pelota no le llegaba, él bajaba a buscarla". Además, Messi en Barcelona juega suelto partiendo desde la derecha hacia adentro, donde aniquila a las defensas, mientras que en Argentina al técnico Sergio Batista lo encasilló por el medio, acompañado por las bandas por Carlos Tevez y Ezequiel Lavezzi. Uno por cada punta, Tevez y Lavezzi hicieron siempre la suya, y la hicieron mal, mientras que los centrocampistas Esteban Cambiasso, Javier Mascherano y Ever Banega tampoco lograron integrar a Messi al circuito del juego. "En Barcelona todos quieren darle la pelota sin importarle en dónde esté. En cambio acá, lo tienen al lado y se la dan a otro jugador", dijo el ex volante de la selección argentina Juan Barbas. "Me parece que hay muchas estrellas en el plantel, que sobresalen en sus equipos y acá buscan lo mismo". Messi, de 24 años, jamás se quejó de nada relacionado con el equipo argentino. Ni de las tácticas ni de sus compañeros. Es dócil y no es rebelde como Diego Maradona, que en igual situación quizás hubiese armado un escándalo. La Pulga juega y hace jugar a sus compañeros. Quizás el miércoles ante Colombia, llegue la hora de que sus compañeros jueguen para Messi.