Federer regresa al US Open más fuerte que nunca

Ap
28 de agosto 2009 - 16:02

NUEVA YORK (AP) — Roger Federer guarda los mejores recuerdos del periodo más vulnerable en su carrera. Hace un año, el suizo se presentaba al Abierto de Estados Unidos con la imagen de un gigante caído, uno en riesgo de completar la temporada sin levantar el trofeo de campeón de un Grand Slam. Rafael Nadal le había desplazado de la cima en los rankings que el suizo había ocupado durante una cifra récord de 237 semanas consecutivas. Y el español le había propinado una paliza unos meses antes en Roland Garros y luego le ganó una final memorable en Wimbledon, su torneo favorito. Ya no se le veía como un tipo invencible, sino frágil. Se decía que Federer estaba de capa caída, que quizás no volvería más al primer lugar. Pero el suizo encontró en Nueva York el sitio reconfortante para iniciar su repunte. "En cada esquina salía alguien dándome ánimo. Hasta los taxistas me daban apoyo", recordó Federer esta semana. "Esos "vamos Roger" me impactaron como nunca. Volver a ganar el US Open me permitió tomar un segundo impulso". Los papeles se han volteado para la edición que arranca el lunes en Flushing Meadows, donde Federer es el favorito absoluto para coronarse campeón por sexta ocasión seguida. Nadal, por su parte, ha descendido al tercer lugar del ranking y ahora es quien debe lidiar con los cuestionamientos. Estos se concentran en la condición de sus rodillas, que a fines de mayo no aguantaron más al precipitar la derrota en octavos de final ante Robin Soderling para cortarle su racha de 32 triunfos seguidos en el Abierto de Francia. No pudo siquiera defender su corona de Wimbledon. ¿No sería glorioso que ahora el español responda al desafío conquistando el único de los cuatro grandes que falta en su carrera? Pero Nadal es el primero en reconocer que no está en su mejor nivel, luego de volver a la actividad a mediados de mes en Montreal, donde cayó ante el argentino Juan Martín Del Potro. Una semana después logró avanzar a las semifinales en Cincinnati, sucumbiendo frente al serbio Novak Djokovic. Todo gira en el aguante que tenga el físico de Nadal, sobre todo sus rodillas ante la exigencia de jugar partidos a cinco sets y con las características de calor, humedad, viento y el ruido de los aviones que son tradicionales en la llamada jungla de cemento de Queens. "No llego en forma ideal, pero estoy más preparado para el Open de lo que esperaba antes de iniciar la gira norteamericana", afirmó Nadal, quien sólo podría cruzarse con Federer en la final. "Tengo que ver cómo estoy físicamente". Al tomar el guante de las declaraciones mesuradas de Nadal, Federer advirtió que nadie puede fiarse de su viejo némesis y con razón. "Rafa hace bien en ser cauteloso", afirmó. Mientras Nadal se veía forzado a replegarse en su natal Palma de Mallorca, Federer encontró el camino despejado para finalmente adjudicarse el esquivo título en la arcilla de Roland Garros y luego en Wimbledon eclipsó el récord de 14 coronas de Slams que compartía Pete Sampras. Pero su vida tuvo otro cambio radical cuando su esposa Mirka dio a luz a las gemelas, Charlene Riva y Myla Rose. El ser padre, según dice, no le ha quitado el apetito para seguir amasando títulos y también se burla de quienes se dicen que las niñas puedan trasnocharle en su empeño por emular a Bill Tilden, el último hombre en ganar el Open estadounidense en seis años consecutivos (1920-25). "Duermo lo suficiente. No ha sido tan mal como yo esperaba", contó Federer. "Las cosas han cambiado de una buena manera. Me gusta la vida que llevo y estoy contento que Mirka me acompañe junto con Myla y Charlene". Pero no todo es Federer y Nadal. Como nuevo número dos del mundo, el británico Andy Murray pasó a ser el primer jugador en abrirse paso ante Federer y Nadal desde julio de 2005. El año pasado alcanzó la primera final de un Slam al vencer a Nadal en las semis del US Open. Ningún varón británico gana un Slam desde la década de los 30 y el deseo es que esa sequía acabe en Wimbledon, pero lo cierto es que el US Open es el torneo que mejor se presta para Murray. Su tenis ha evolucionado favorablemente en casi todo, sobre todo con su saque. También ha empezado a cobrar los dividendos de su exigente programa de acondicionamiento físico que le permite al escocés correr sin agotarse. No hay que perderle la vista a Del Potro, quien en las semifinales de Roland Garros le peleó cinco sets a Federer. Las superficies rápidas potencian más el juego del argentino de 20 años, quien se desplaza cómodamente pese a sus casi dos metros de altura. Al contrario de Murray, la resistencia de Del Potro es lo que suscita las dudas. "Quiero ganar este torneo. Es mi Grand Slam favorito", declaró Del Potro. "Tengo una chance, pero será muy duro". Tampoco se puede menospreciar a la esperanza local Andy Roddick, quien ha mejorado su repertorio y crecido en confianza tras jugarle parejo a Federer en la pasada final de Wimbledon. Djokovic fue finalista aquí hace dos años y puede repetir. En la rama femenina, la rusa Dinara Safina es la cabeza de serie, pero nadie pone en tela de juicio que Serena Williams es quien manda a la hora de jugar los torneos que valen. La menor de las hermanas Williams es la defensora del título, puede presumir que ha ganado tres de los últimos cuatro Slams y que es la jugadora activa con más majors (11). Safina, su compatriota Elena Dementieva y la serbia Jelena Jankovic se contentarían con atrapar el título por lo menos para quitarse la etiqueta de jugadoras magníficas que no han podido lograr la consagración definitiva. Quien más lo necesita es Safina, quien ha perdido en las tres finales que ha disputado en los Slams. Venus Williams también quiere aumentar su colección de títulos. La rusa Maria Sharapova, campeona en 2006, vuelve tras perderse la pasada edición por una lesión en el hombro. El otro regreso es el de la belga Kim Clijsters, quien podrá compartir historias sobre maternidad con el matrimonio Federer. Clijsters, cuya única corona en un Slam fue en el Open de 2005, acaba de volver a la actividad tras casarse y dar a luz a una hija.

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