Mavericks muestran su temple en la final
Su mejor jugador apenas y salta. Su canastero más veloz es un base suplente puertorriqueño que es superado en estatura por cualquiera que se le pare al lado. Sin duda, no es una habilidad atlética extraordinaria lo que tiene a los Mavericks de Dallas a ley de tres victorias del título de la NBA. Más bien se trata de su temple y determinación. Los Mavs son un grupo de jugadores con una edad promedio superior a los 30 años, que jamás han ganado un campeonato, pero sin duda saben bien lo que tienen que hacer para lograrlo. Por eso han podido salir airosos de cuatro partidos en los que perdían al menos por 12 puntos. Lo han hecho una vez en cada ronda, y en todas las ocasiones jugando como visitantes. Su más reciente remontada fue en el segundo partido de final, en el que Dallas superó una desventaja de 15 puntos con poco más de siete minutos en el reloj para igualar la serie a un triunfo por bando. Los Mavericks anotaron 22 de los 27 últimos puntos del duelo, cambiando la tónica de la serie que tendrá su tercer partido el domingo en Dallas. Quizás la juventud y superioridad física del Heat finalmente saldrán airosas. Pero estos veteranos Mavs no se la pondrán fácil. "Simplemente sabemos lo que nos jugamos", comentó el pívot Tyson Chandler, el menos experimentado de los titulares de Dallas, pero que está en su 10ma temporada en la NBA. "Algunos de los muchachos están en las últimas. Tenemos a muchos jugadores que quizás no estén aquí el próximo año. Tenemos a muchos jugadores que nunca habían llegado tan lejos. Queremos ganarlo (el título) por todos nosotros. Nunca nos rendiremos". Es imposible subestimar la importancia del próximo encuentro. Las 11 veces que la final ha estado empatada 1-1 con el formato actual de 2-3-2, el ganador del tercer encuentro ha terminado por coronarse. El escenario ideal para Dallas es ganar los tres próximos partidos y ni siquiera regresar a Miami. Sólo dos equipos han ganado los tres partidos del medio en su feudo para apoderarse del título, los Pistons en 2004 y el Heat en 2006, contra los Mavs. "No puedes dividir (los dos primeros partidos), y conseguir un emotivo triunfo en el segundo encuentro, y luego venir a tu casa y perder el tercer juego", comentó la estrella de Dallas, Dirk Nowitzki, quien anotó los nueve últimos puntos del segundo desafío. "Ojalá que nuestro público esté animado. Han sido fabulosos y nos han ayudado en todos los playoffs". La remontada de Dallas fue la mayor en la historia de la final de la NBA desde que Michael Jordan y los Bulls remontaron un déficit de 15 puntos en el sexto partido en 1992, derrotando a Portland para conquistar su segunda corona. Lo curioso es que antes de los playoffs de este año, la principal crítica a los Mavs era que carecían del temple necesario para ganar los partidos decisivos. "Si vas a ser campeón, tienes que tener el temple para mantenerte de pie cuando las cosas se ponen difíciles", señaló el entrenador Rick Carlisle. "Tenemos que seguir creyendo que es posible, y nuestros jugadores lo han creído todo el año".