Ahora Federer va por la gloria olímpica
Roger Federer se siente como en su casa en Wimbledon, donde ganó siete de sus 17 torneos de grand slam. Ahora espera que el legendario estadio de césped le ayude a conquistar un título grande que le ha sido esquivo: la medalla olímpica de oro en singles. "Creo que tengo un asterisco junto a mis estadísticas", comentó el suizo el lunes, en que regresó a Wimbledon a dar entrevistas tras derrotar el día previo a Andy Murray y alzarse por séptima vez con el trofeo de Wimbledon. "Soy nuevamente campeón de Wimbledon y eso me da más confianza para los Olímpicos". "De hecho, tal vez me saque un poco de presión de encima el hecho de haber ganado este año en Wimbledon". Federer no se alojará en la villa de los atletas sino que alquilará la casa que alquila siempre cerca del All England Club. El suizo ya estuvo en tres olimpiadas y conoció a su esposa Mirka, una ex tenista, en los juegos del 2000. Fue el abanderado suizo en la ceremonia inaugural dos veces y le han ofrecido volver a serlo, pero todavía no ha respondido y ha dicho que podría dejar que otra persona reciba ese honor en esta ocasión. Ganó la medalla de oro de dobles en pareja con Stanislas Wawrinka en Beijing hace cuatro años. La medalla dorada de singles sería un regalo ideal para alguien que lo tiene todo. Y tendría un sabor especial, pues llegaría en el sitio donde se alzó con su primer título de grand slam, el de Wimbledon del 2003. Su nuevo éxito en Wimbledon le permitió volver a la cima de la clasificación e igualar el récord de Pete Sampras de 286 semanas como número uno del mundo. "Obviamente, los Juegos Olímpicos son el próximo objetivo", expresó Federer durante una entrevista de 15 minutos con media docena de periodisats. "Iba paso a paso. Quería jugarme el todo por el todo en Wimbledon, tomarme un descanso, volver a trabajar e ir a las olimpiadas, donde ojalá pueda jugar bien". Los organizadores de los juegos comenzarán a apropiarse del All England Club el martes y a prepararlo para la justa olímpica. El lunes ya había mucha actividad. Se desarmó un gigantesco tablero electrónico y se estaban deshaciendo de flores viejas. Se levantaba asimismo un comercio con paraguas y otros objetos alusivos a Wimbledon. "Pareciera que van a cambiar todo. Va a ser algo distinto. El personal va a cambiar", comentó Federer. "Uno se encuentra con caras conocidas aquí. Pero esta vez no van a estar. Será una pequeña decepción. Pero estoy seguro de que el Comité Olímpico Internacional va a hacer que todo funcione bien". Federer llevaba dos años y medio sin ganar un título grande. ¿Eso le da un valor especial a este nuevo triunfo? "Claro que sí", expresó el tenista. "Este es un sitio único para mí por muchas razones. Pero el hecho de que haya tenido que esperar un poco hace que esto parezca un cuento de hadas". A punto de cumplir 31 años --lo hará el 8 de agosto-- es el tenista de mayor edad que gana en Wimbledon desde que Arthur Ashe lo hizo en 1975.