Nos defendimos demasiado con un equipo que no tenía nada

Primero lo primero: hablar del juego que presentó el rival. ¿Qué juego? Me dijo un colega cuando estábamos en el palco de prensa. “Laureano, México no mostró nada, no es lo que estamos acostumbrados a ver de unos jugadores que parece que lo que tienen por ahora solo es el nombre”, me decía el colega.

Por mi parte, yo podría decir que en este partido influyeron muchas cosas; entre estas la humedad que se sentía en la cancha. Imagínese, nosotros estábamos en las gradas y no aguantábamos; ahora los jugadores, que va… Sí vi a un “Chicharito” bastante cansado y en cada oportunidad que tenía iba a hidratarse; no solo él, fueron muchos a los que vi de esa manera.

En cuanto al planteamiento mexicano, fue el mismo equipo que se mostró contra Jamaica. Y como le pregunté al señor “Chepo” de la Torre en la conferencia de prensa, de si el “Chicharito” no anotaba nadie lo hacía. Bueno, parece que eso es lo que pasa con el equipo mexicano. Entiendo que el trabajo de los delanteros es ese, pero tenías a un Giovani Dos Santos que, a mi parecer, estaba distraído. ¿Será que estaba pensando acerca de su futuro en España? Eso no me consta, todavía no tengo la capacidad de leer la mente, pronto lo haré… Jajaja…

Decía un colega: “los dos equipos se respetaron”. Yo diría que más que respetar, estaban sorprendidos. México porque no podía crear jugadas y Panamá porque se las hacían demasiado fáciles.

En verdad fue un partido donde no se exigió a ninguno de los dos porteros, nadie tiro desde fuera del área; nadie probó a los arqueros a ver cómo le iba en el juego aéreo; en fin, un juego de mediacancha.

Algo que sí podría, no criticar, porque nos soy quien para juzgar a nadie, pero si un punto para reflexionar (se escucha más bonito) es el hecho de que defensa como la que se vio anoche en el Rommel por parte de Panamá, no creo que vuelva a ver en los años venideros (ojalá me callen). Un Román Torres y un Felipe Baloy de verdad compenetrados con los intereses de Julio Dely Valdés no dejaron pasar nada. Pero, la pregunta del millón: ¿de qué vale tener la mejor defensiva del mundo si no llegan los goles? Eso solo lo responderá alguien que sepa más de fútbol que yo.

Otra cosa que me llamó la atención fue la tranquilidad y serenidad del medio panameño, eso es bueno, claro, si se quiere comparar a una selección con el “toque-toque” del Barcelona, un equipo que vive del “show” y la venta de camisetas, pero acá lo que vale es repartir bien el balón y ponerlo a los delanteros para que definan. Acá no es cuestión de barrerse a todo el mundo; Sí, es cierto, eso genera un ¡oooooooleeeeee…! en la afición, pero con eso no se ganan los juegos; se ganan con goles.

Lo rescatable de todo esto es que pude ver un equipo panameño bastante confiado y centrados, no del todo, pero mucho mejor que en tiempo antaños. Antes nos desesperábamos, nos volvíamos locos y regalábamos los partidos; los goles llegaban por cortesía de la incertidumbre en el campo.

Creo que este martes las cosas van a ser muy diferentes con los “gringos”. Aunque nos hayan llevado el juego a lo más frío de USA, para que los panameños se congelen, pero eso no importa.

Por: Laureano Barría Moreno