'Ni Dios lo puede hundir': 5 mitos que aún persisten sobre el hundimiento del Titanic

Uno de los mayores mitos en torno al Titanic fue que era un barco que ni Dios podía hundir
Uno de los mayores mitos en torno al Titanic fue que era un barco que ni Dios podía hundir

La película "Titanic" dirigida por James Cameron en 1997 y con un costo de 200 millones de dólares, sin precedentes para la época, nos recuerda que lo que mucha gente sabe de los acontecimientos de aquella noche del 14 de abril 1912 no proviene de un hecho histórico, sino mas bien de la pantalla grande.

La noche del 14 al 15 de abril de 1912, en su viaje inaugural, un iceberg impacta en el transatlántico británico, el más grande y lujoso de aquellos tiempos. La colisión se produjo en el lado de estribor a las 11:40 del 14 de abril, lo que provocó el hundimiento del barco en menos de tres horas y la muerte de 1,496 personas, lo que convirtió a este naufragio en el peor de la época y en una de las mayores tragedias marítimas en tiempo de paz.

Tan pronto como las aguas cubrieron el Titanic, comenzaron los mitos en torno a su diseño, construcción y el viaje del transatlántico.

Hoy 109 años, repasamos los cinco mitos en torno al hundimiento del Titanic que aún persisten:

1. El barco que "ni Dios podía hundir"

Cuando la esposa de Albert Caldwell, uno de los tantos pasajeros del viaje inaugural, contemplaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje el 10 de abril de 1912 en Southampton, preguntó a uno de los mozos: "¿Es verdad que este barco no se puede hundir?". El chico le contestó: "Así es, señora, ¡ni Dios mismo podría hundir este barco!".

La frase probablemente lo que quería decir era que el barco en su magnificencia y recién construido con la última tecnología al alcance de la época, no sería capaz de sucumbir ante el bravío Océano Atlántico.

Ahora bien, también se dijo que los constructores, los astilleros Harland & Wolff de Belfast, y el propietario del Titanic, la compañía naviera White Star Line, afirmaron que era "insumergible".

Pero lo que realmente dijeron fue que la nave era "prácticamente insumergible", es decir "casi". Ciertamente, fue una declaración desafortunada, que perseguiría tanto al constructor como al propietario durante años.

El Titanic y su hermano, el Olympic, fueron diseñados para competir con los transatlánticos Lusitania y Mauretania, que entraron en servicio en 1907 para la naviera rival Cunard Line.

Esos estaban diseñados y construidos para batir récords, y ambos habían ganado en determinados momentos de su carrera la Banda Azul, premio a la travesía más rápida.

En cambio, El Titanic y el Olympic deberían describirse como los aviones jumbo Boeing 747 de su época.

Como gigantes que viajaban a una velocidad moderada y que contaban con mucho espacio para cargamentos grandes, representaban una gran amenaza comercial para los barcos de Cunard, más pequeños y costosos de operar.

El RMS Titanic el día de su viaje inaugural
El RMS Titanic el día de su viaje inaugural / Google

2. Su talón de Aquiles

Crear barcos de este tamaño para esa época y con la tdcnologúa existente, era de por sí, todo un reto. Sabiendo eso, Harland & Wolff adoptó métodos probados y por lo tanto confiables para construir el Titanic.

Así, no corrieron riesgos a la hora de elegir los motores y optaron por una versión mayor de las ya usadas de forma experimental en 1909 con el Laurentic, otro de los buques de la naviera White Star Line.

El casco y la cubierta del Titanic también fueron versiones ampliadas de diseños que se habían ido afinando a lo largo de varias décadas. Y su popa era una copia exacta de la de un velero del siglo XVIII, forjada en acero: un ejemplo perfecto de la falta de desarrollo técnico.

Comparado con el diseño del timón de los barcos de Cunard Line, el del Titanic era considerablemente menor.

No tuvieron en cuenta la escala de la embarcación y se pensó poco en cómo, con sus 260 metros de eslora o longitud, podría virar ante una emergencia o para evitar la colisión con un iceberg.

Ese era el talón de Aquiles del Titanic.

3. Iba a 'exceso de velocidad'

Por su diseño, el Titanic nunca pudo competir en velocidad o maniobrabilidad con los barcos de Cunard. Aun así, a menudo se escucha que el Titanic estaba tratando de lograr un récord en su viaje inaugural, tratando de llegar antes de lo previsto a Nueva York.

Pero no es verdad.

No todas las calderas del Titanic se habían encendido y, además, navegaba por la ruta sur, la más larga a través del Atlántico, precisamente para evitar los icebergs, cosa que no consiguió.

Pero incluso si se hubieran encendido todas las calderas, la velocidad máxima que hubiera podido alcanzar la embarcación era de 21 nudos, muy lejos de los 26 nudos que registraban regularmente los de Cunard Line.

El Titanic no hizo el intento de cruzar a toda velocidad debido al riesgo de daños potenciales en el motor, además de que sus pasajeros se habrían sentido incómodos al llegar un día antes de la reserva de su hotel o tren en Nueva York.

4. El empresario 'malvado'

J. Bruce Ismay, presidente y director gerente de White Star Line, era un pasajero en el barco.

Los mitos que lo rodean son muchos, pero casi todos se centran en señalarlo de cobarde por escapar del barco que se hundía mientras otros pasajeros, en particular mujeres y niños, fueron abandonados a su suerte.

Pero en realidad, Ismay ayudó al abordaje y descenso de varios botes salvavidas y se comportó mejor que muchos de los tripulantes y pasajeros.

Subió a uno de los botes cuando ya no había otros pasajeros cerca que pudieran salvarse.

Algunos testigos declararon que se le ordenó subir al bote salvavidas. En su investigación de lo ocurrido, el juez John Charles Bigham dijo: "Si él no hubieras subido, simplemente habría agregado una más, la suya, al número de vidas perdidas".

La culpa de Ismay fue haber sobrevivido y, como consecuencia, ser juzgado por el código moral de la prensa estadounidense.

Fue condenado por la opinión pública en Estados Unidos, pero cuando regresó a Reino Unido fue ovacionado y aplaudido mientras descendía por la pasarela de Liverpool. La prensa británica había tratado el episodio de una manera mucho menos crítica.

En una segunda acusación, más seria, se afirmó que Ismay había ordenado al capitán Edward J. Smith, el comandante del Titanic, que "hiciera un viaje récord", lo que habría provocado indirectamente la colisión con el iceberg.

Nunca ha salido a la luz alguna evidencia firme al respecto y, aparte de hablar con los distintos jefes de departamento del barco, todo señala a que se comportaba como muchos otros pasajeros. Sin embargo, no es la imagen que quedó de él.

J. Bruce Ismay era el presidente y director de la línea de barcos de vapor White Star Line
J. Bruce Ismay era el presidente y director de la línea de barcos de vapor White Star Line / Google

5. El heroísmo del capitán Smith

La prensa popular contó cómo algunos murieron como héroes en el naufragio. El capitán Smith es recordado precisamente así.

Y no deja de ser paradójico que al hombre directamente responsable de la tragedia del Titanic se le recuerde así, mientras Ismay, quien trató de salvar vidas según las evidencias, pasó a la historia como un cobarde.

Sin embargo, Smith falló a los pasajeros y la tripulación del Titanic.

No hizo caso de las advertencias de formación de hielo, no redujo la velocidad cuando se le informó del peligro en la ruta y permitió que los botes salvavidas zarparan parcialmente llenos, añadiendo innecesariamente al menos 500 nombres a la lista de muertos.

Pero ¿quién fue realmente el culpable de la tragedia?

La Junta de Comercio del gobierno británico permitió que el Titanic navegara sin suficientes botes salvavidas.

El gobierno simplemente no estaba al tanto de los avances en ingeniería marítima y la regulación que estableció es que en barcos de hasta 10,000 toneladas brutas registradas (tbr) debía haber 16 botes salvavidas.

El Titanic tenía 46,329 tbr y había sido diseñado para acomodar a 3,511 pasajeros, además de la tripulación. Pero solo tenía botes salvavidas para 962 personas. De hecho, White Star le añadió cuatro botes plegables adicionales, aumentando la capacidad a 1,178.

Pero si Smith no hubiera fallado a su deber, estos botes se habrían llenado por completo. El primero en zarpar lo hizo con 12 personas de las 40 que podía llevar a bordo.

El Titanic se erige, pues, como un monumento a la confianza excesiva en la tecnología y un recordatorio de lo débiles que somos ante las fuerzas de la naturaleza.

Pero también debería ser el recuerdo de una era en la que millones de emigrantes hicieron el viaje a través del Atlántico en busca de una nueva vida, en un nuevo mundo, un monumento a un evento único en la historia.

Capitán Edward Smith
Capitán Edward Smith / Google

***Nota publicada por www.bbcmundo.com***

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