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Ciudad de Panamá, Panamá/Panamá pierde más de 1,500 millones de dólares al año debido al embarazo adolescente y la maternidad temprana, lo que equivale al 2% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Así lo revela un estudio reciente publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec) y el Ministerio de Salud (Minsa), utilizando la metodología Milena 2.0.
Un hallazgo clave del estudio MILENA en Panamá es que el país limita su desarrollo producto del embarazo y la maternidad temprana en un 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) anual, lo que equivale a 1,500 millones de balboas”, señala textualmente el informe titulado "Impacto socioeconómico del embarazo en la adolescencia en Panamá en sus conclusiones.
El estudio advierte que esta pérdida se debe principalmente a tres factores interconectados: el alto número de mujeres que fueron madres en la adolescencia, el impacto negativo de esta maternidad temprana sobre su educación, y la fuerte correlación entre el nivel educativo alcanzado y los ingresos laborales.
Para entender la magnitud del impacto, el informe explica que los 1,500 millones de dólares perdidos anualmente son comparables a los ingresos generados por los buques Neopanamax que transitan por el canal de Panamá, el costo de la Línea 1 del Metro de Panamá, un mes completo de operaciones en la Zona Libre de Colón y el equivalente a construir 500 kilómetros de carretera en todo el país.
“Cada balboa invertido en prevenir el embarazo adolescente podría triplicarse en retorno económico debido a incrementos en la productividad del país, mayores ingresos fiscales y consumo”, se indica en el estudio.
A pesar de que el estudio plantea que el embarazo adolescente ha tenido una tendencia descendente en Panamá, aún se mantiene por encima del promedio regional y mundial.
“La tasa de fecundidad adolescente en Panamá ha mostrado una tendencia descendente, situándose en 2022 en 68.5 nacimientos por cada 1000 mujeres adolescentes. Sin embargo, su nivel sigue siendo superior al promedio regional, que es de alrededor de 52.1 nacimientos, y al nivel mundial de 41.8 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15-19 años”, se detalla en el estudio.
Esta realidad sigue trayendo consecuencias educativas y laborales. De acuerdo con el informe, la maternidad adolescente provoca una fuerte ruptura en las trayectorias educativas y laborales de las jóvenes. Solo el 14% de las madres adolescentes alcanza el nivel universitario, mientras que el 43% de las madres adultas sí lo logra.
“Que las adolescentes abandonen la escuela representa un costo de oportunidad laboral mayor para Panamá que para otros países”, advierte el informe. Esto se debe a que el mercado laboral panameño ofrece mejores oportunidades de remuneración, por lo que desaprovechar ese potencial representa un mayor perjuicio económico.
La brecha en el ingreso anual promedio es significativa: las madres adolescentes ganan en promedio 57% menos que aquellas que tuvieron hijos en la adultez. Esta diferencia salarial también se refleja en la desigualdad general del país. “Una mujer que fue madre en edad adulta puede tener un salario mensual de mil dólares, mientras que una mujer que fue madre desde la adolescencia devengaría un salario de 570 dólares”.
Además de las pérdidas individuales, el embarazo adolescente representa una fuga de ingresos fiscales. El Estado panameño deja de percibir $79 millones al año en impuestos al consumo debido a la menor capacidad adquisitiva de estas mujeres.
A ello se suma el costo sanitario: solo en 2023 se estimaron 11.5 millones de dólares en gastos por atención médica a embarazos adolescentes, incluyendo controles prenatales, partos, complicaciones obstétricas y cuidados neonatales.
El informe es contundente al destacar que el embarazo adolescente limita el crecimiento económico sostenible y restringe el capital humano femenino. “Cuando la mujer no puede educarse y desarrollar todo su potencial, se incorpora al mercado laboral en desventaja, disminuyendo sus propias oportunidades de bienestar y su contribución al desarrollo del país”.
También detalla que la tasa de inactividad laboral en mujeres que fueron madres adolescentes es del 42.5%, frente al 36.3% de las que fueron madres adultas. De incluir al 70% de estas mujeres en el mercado laboral, el PIB nacional podría aumentar entre un 5% y un 7%, indica el estudio.
El estudio también muestra cómo el embarazo adolescente refuerza la desigualdad de género y la pobreza intergeneracional. En áreas rurales e indígenas, la maternidad en la adolescencia ocurre con mayor frecuencia, y muchas adolescentes tienen parejas mayores, lo que acentúa dinámicas desiguales de poder.
La mayoría de los embarazos adolescentes ocurren en el marco de una unión con una pareja mayor. En 2022, el 73% de las madres adolescentes tenía una pareja al menos cinco años mayor”, alerta Fondo de Población de las Naciones Unidas.
En ese sentido, se plantea que reducir el embarazo en adolescentes es indispensable para cerrar brechas de equidad y romper ciclos de pobreza intergeneracional, especialmente en regiones como Darién y las comarcas indígenas.
“La inversión en adolescencia y juventud impacta en la reducción de la pobreza y la mejora del bienestar social. Esta es una medida clave para garantizar justicia social”, se lee.