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La nueva realidad de los empleos en Panamá, ¿Hacia dónde vamos?

Empleos en Panamá

Cinta Costera en ciudad de Panamá.
Panamá se ha visto golpeada a nivel laboral por la pandemia del COVID-19. / TVN Noticias

Ciudad de Panamá, Panamá/La pandemia del COVID-19 asestó un fuerte golpe contra el mercado laboral panameño, el cual ha estado mostrando cambios tanto en la calidad y cantidad de empleos generados en los últimos dos años.

¿Cómo se ve la nueva realidad del mercado laboral y qué consecuencias nos ha dejado la crisis sanitaria?

Contexto general

Primero, las cantidades. En Panamá, de una población que ya supera los cuatro millones, poco menos de la mitad, 1.95 millones, pertenece a la población económicamente activa (PEA), según cifras de la Contraloría General de la República (CGR). Y de ésta, alrededor del 90% está ocupada.

¿Quiénes son estos trabajadores?

De cada 100 trabajadores panameños activos, 60 son hombres y 40 mujeres. De estos 100, tres tienen entre 15 a 19 años y 20 están en sus veintes. Hay 20 en sus treintas, 20 en sus cuarentas y 20 en sus cincuentas.

Las últimas 13 personas tienen 60 años o más.

También existe una división por nivel educativo. De la PEA ocupada, un 3% no ha completado primaria y para un 25%, su título de primaria es su mayor calificación educativa. Un 36% terminó la secundaria y un 34% completó sus estudios universitarios. Pero debemos notar que estas cifras de nivel educativo no incluyen a los 237 mil empleados del sector primario agrícola.

Y, ¿en qué está ocupada la PEA?

En cuanto a sectores, de cada 100 trabajadores panameños activos, 16 trabajan en el sector primario, que incluye la agricultura, ganadería, caza y pesca. Otros 16 trabajan en el sector secundario, donde está la construcción, la minería y las industrias. Pero la gran mayoría, 68, laboran en el sector terciario, que incluye la provisión de servicios comerciales, educativos, administrativos y financieros, entre otros. De estos 68 trabajadores del sector terciario, 20 trabajan en el comercio al por mayor o al por menor y siete trabajan en el área de transporte y almacenamiento. Otros cinco trabajan en la hotelería.

En cuanto a ocupación, alrededor de un 20% de los ocupados son trabajadores industriales no calificados. Otro 20% son artesanos, trabajadores industriales de mayor preparación —por ejemplo, mecánicos— y operadores de maquinaria. Los trabajadores del sector servicio y vendedores de comercios son otro 20%.

A menor escala, están los agricultores, pescadores y cazadores que representan un 10% de la PEA ocupada. Los profesionales y científicos representan otro 10%. Y finalmente, los empleados de oficina son un 6%, los técnicos y profesionales de nivel medio un 7%, y los directores y gerentes un 5%.

Los dos puntos porcentuales que faltan están en los decimales.

Estos últimos —los directores y gerentes— están entre quienes más ganan en el país, con una mediana de salario mensual de alrededor de $1,200. Por su lado, los técnicos y profesionales tienen una mediana de salario mensual de $930, mientras que la cifra para los trabajadores industriales de mayor preparación es de $721 y para los trabajadores industriales no calificados, $440.

La mayoría de los ocupados de la PEA labora en la empresa privada, con casi el 50% de los trabajadores activos del país laborando para el sector privado en el año 2013, el máximo en este rubro. Desde entonces, el porcentaje de ocupación de la PEA en las empresas privadas ha caído al 38%.

Mientras tanto, los trabajadores por cuenta propia han aumentado de forma notable, pasando de 25% de la PEA ocupada en 2013 a 32% durante el año pasado.

La informalidad laboral ha aumentado en Panamá en los últimos años.
La informalidad laboral ha aumentado en Panamá en los últimos años. / Pixabay.

La creciente informalidad

El aumento de los cuentapropistas ata con otra de las nuevas realidades del mercado laboral panameño: el auge de la informalidad o la calidad del empleo.

Para octubre de 2021, la CGR contabilizó 677 mil trabajadores informales, alrededor de un tercio de la PEA. Para abril de 2022, la cifra iba por los 737 mil, un aumento del 8%. La cantidad de trabajadores informales para el cierre de 2022 se desconoce, ya que la CGR optó por no efectuar la encuesta de mercado laboral correspondiente a agosto del año pasado y se espera que no realice tampoco la de abril del año actual.

Según cifras del ingeniero René Quevedo, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral estaba procesando 32 mil nuevos contratos al mes antes de la pandemia. Hoy día, son 20 mil al mes.

Y de los alrededor de 100 mil empleos creados entre octubre de 2021 y abril de 2022, 60% fueron plazas informales de trabajo y un 10% fueron empleos en el gobierno, por lo que el sector privado solo generó 30 mil plazas en ese periodo. Según el ingeniero, las industrias que más plazas informales generan son la construcción y el comercio, con los restaurantes aportando su otro tanto.

Además, los nuevos empleos formales siendo creados pertenecen a industrias como aquellas de la salud y las comunicaciones, que requieren de una mayor calificación educativa para obtener el empleo.

Tales cifras implican una situación peligrosa: los trabajos formales van en caída mientras que proliferan los informales, en parte, debido a un clima de inversión que se está deteriorando, en particular para las pequeñas empresas privadas, las cuales se están descomponiendo en pequeños negocios individuales.

Contraloria General de la República
Contraloria General de la República / Foto/Archivo

Las alternativas

¿Hay alguna política de Estado que se pueda implementar para remediar la tendencia hacia la informalidad?

Las posibilidades son varias y dependen, en una escala, del nivel de intervención que desee ejecutar el Gobierno Nacional para evitar que la informalidad supere el 50% de la ocupación en el país, empezando por políticas de reducción de la burocracia para empezar nuevos negocios y la simplificación de regulaciones —como por ejemplo las nuevas sociedades de emprendimiento creadas por la ley 186 de 2020.

Más allá en la escala, se pueden ofrecer incentivos fiscales a las pequeñas empresas —del mismo modo que grandes conglomerados turísticos están recibiendo entre 60% y 100% de su inversión en infraestructura en créditos fiscales— a la par que la Autoridad de la Pequeña y Mediana Empresa puede expandir sus atribuciones para dar más capacitaciones y establecer programas de apoyo y seguimiento.

Y en la parte de mayor intervención de la escala, el Gobierno Nacional puede empezar a efectuar contratos menores con nuevas empresas a lo largo del sistema de contratación pública, en particular en rubros donde se requiera mano de obra no capacitada.

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