Desnutrición y hambre: 300 mil panameños no logran tener acceso a suficientes alimentos

La baja talla en el país ha disminuido, de acuerdo con encuesta del Minsa

300 mil personas en Panamá no logran acceder a suficientes alimentos

El tema de desnutrición realmente es muy grave, porque no se compadece con la situación de bonanza económica que Panamá ha tenido en los últimos años.

Nutricionista considera que los programas que tenemos funcionan como paliativos, pero no solucionan el problema.

Desnutrición infantil
Desnutrición infantil / TVN Noticias
Mayra Castillo Córdoba - Periodista
19 de diciembre 2020 - 07:53

Ciudad de Panamá/La pandemia ha desencadenado una serie de crisis tanto en lo económico, social y hasta de salud, pero ¿Qué tanto está afectando esa situación en la nutrición de los niños en Panamá? Esta interrogante no la sabemos, pues hasta el momento no se tienen estadísticas puntuales de qué ha ocurrido durante el año 2020 cuando la COVID-19 llegó para afectar a miles de personas en el mundo entero.

A pesar de ello, estudios realizados recientemente revelan que son las comarcas indígenas las que más casos de desnutrición presentan.

Estadísticas del Ministerio de Salud (Minsa), en base a la encuesta nutricional de salud recolectada en 2019, que fue publicada recientemente en el mes de noviembre, reflejan que en Panamá la prevalencia de desnutrición en menores de 5 años fue de 15.8 por ciento (1 de cada 10), donde el grupo de edad más vulnerable está en menores de 2 años (1 de cada 5 niños).

Esto refleja que la baja talla en el país ha disminuido. En comparación con el informe anterior realizado en 2008, donde la prevalencia de baja talla en menores de 5 años fue de 19.1%, ha disminuido en un 3.3%.

Prevalencia de baja talla en menores de 5 años a nivel nacional
Prevalencia de baja talla en menores de 5 años a nivel nacional / David Solís

Sin embargo, las regiones de salud que más se ven afectadas por la desnutrición son las áreas comarcales. En la comarca Ngäbe Buglé 1 de cada 3 niños tiene baja talla crónica y en la comarca Emberá, uno de cada dos niños presenta baja talla. En las áreas indígenas la prevalencia es de 39%.

Prevalencia de baja talla en menores de 5 años en área indígena
Prevalencia de baja talla en menores de 5 años en área indígena / David Solís

Al respecto, la nutricionista Elka señala que, en Panamá la desnutrición crónica por baja talla sí es un problema moderado, pero que en las áreas indígenas es “severo”.

Esto está muy vinculado con la parte del desarrollo del niño, desde el embarazo, la alimentación en la primera infancia desde la lactancia e introducción de alimentos”, agregó González.

Destaca la nutricionista del Minsa que, en las áreas indígenas, el principal alimento que tienen para su ingesta los niños de 6 a 23 meses son del grupo de los cereales, raíces, tubérculos, pero muy poca carne, frutas, huevos y lácteos; muy por debajo en comparación con los niños de las áreas urbanas y rurales. Esto influye mucho en el crecimiento y la desnutrición crónica.

Respecto a esta encuesta, el oficial de nutrición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Israel Ríos señaló que en la comarca Guna Yala, 57% de los niños menores de 5 años tienen una talla por debajo de lo esperado. En la comarca Ngäbe Buglé (36%) y en la Emberá (54%).

Existe una brecha enorme en el combate a la desnutrición infantil y deberían enfocarse en esas áreas donde hay mayor rezago. Además de la desnutrición y el retardo de crecimiento, observamos obesidad (doble carga de malnutrición)”, puntualizó Ríos.

Quiero reiterar la necesidad de facilitar el acceso físico y económico a los alimentos más saludables, eso como prioridad y en este contexto de la COVID-19, más aún porque eso ha demostrado que la obesidad, diabetes e hipertensión tienen peores pronósticos ante una enfermedad como esta”, agregó Ríos.

Panamá tiene prevalencia de hambre, cercana al 6%, lo que equivale a que 300 mil personas que no logran acceder a suficientes alimentos.

Explica el oficial de la FAO que la desnutrición crónica en Panamá afecta a cerca del 14% de los niños menores de 5 años. La obesidad y el sobrepeso también están presentes y afectan a todos los niños en edad preescolar (13% con sobrepeso) y los niños en las escuelas presentan el 20 y 40% de exceso de peso.

A ciencia cierta no se puede aseverar que por la COVID-19 se va a incrementar la desnutrición crónica infantil. Existen varias manifestaciones de la desnutrición infantil, está el retraso en el crecimiento y la desnutrición aguda. Esto es sensible ante la crisis”, enfatizó.

Por su parte, Yohana Amaya Pinzón, especialista en Desarrollo Infantil de Unicef señala que factores como el hambre, la inseguridad alimentaria y las distintas formas de malnutrición reflejan la enorme brecha social y económica que impactan en la garantía del derecho humano a la alimentación adecuada y a la salud, en especial en la infancia.

Pinzón detalla que aún no se cuenta con suficiente información disponible que permita evaluar el efecto de la pandemia de la COVID-19 sobre la malnutrición, no obstante, hay que ser conscientes que poblaciones con mayor vulnerabilidad social y económica, tendrán un mayor riesgo de aumentar la malnutrición en todas sus formas.

Destacó que, en el caso de Panamá, tal y como se ha expresado en los resultados de la encuesta telefónica en hogares realizada en junio de este año, así como los resultados socializados esta semana por Unicef, las familias se han visto afectadas en cuatro aspectos que inciden en su estado nutricional:

  • La pérdida de los ingresos en los hogares.
  • La disminución en la cantidad de comidas realizadas por día.
  • El tipo de alimentos que se consumen.
  • El acceso a servicios de salud.

La especialista de Unicef señala que conjugar estos factores nos lleva a suponer que posiblemente la prevalencia de la malnutrición aumentará en el país y más aún en la infancia.

Por otro lado, la exministra del Mides, Leonor Calderón señaló que el tema de desnutrición, realmente es muy grave, porque no se compadece con la situación de bonanza económica que Panamá ha tenido en los últimos años.

Agregó que, leyendo un diario de la localidad, encontró que Panamá y Guatemala están a la cabeza de la desnutrición crónica en América Latina, lo que consideró un dato realmente “vergonzoso” y “oneroso” para el país.

Guatemala es muchísimo más pobre que Panamá con un Producto Interno Bruto (PIB), ingreso per cápita y salario mínimo que no se compara con el nuestro. Esta es una situación sumamente crítica”, acotó.

Calderón considera que se han hecho esfuerzos importantes para atender este problema de la desnutrición en años atrás, pero que no han sido esfuerzos continuados.

Explica que en el gobierno de Martín Torrijos se creó una Secretaría Nacional de Nutrición y se hicieron esfuerzos importantes por hacer la medición de peso y talla, que la comida que se daba en los centros escolares fueran consistentes, pero luego tuvo variaciones y estos esfuerzos no se han continuado de la misma manera.

Afimó que la pobre institucionalidad que tenemos, impide que las políticas públicas puedan llevarse a plenitud y que muchos de los niños con bajo peso al nacer están en entorno de pobreza y son de madres adolescentes.

Mientras no hagamos nada para disminuir de manera drástica la cifra de embarazos en adolescentes a través de una educación integral, vamos a seguir teniendo este problema", Leonor Calderón, exministra del Mides.

No se necesita hacer un análisis muy profundo y un ejercicio matemático muy elaborado para saber que esta situación tiene los visos de empeorarse”, señala.

Según Calderón, el Estado tiene en sus manos una herramienta fundamental para cerrar brechas que es el presupuesto y si operara adecuadamente, se deberían estar duplicando y triplicando el presupuesto de las comarcas.

La diferencia y la situación en que se encuentran las comarcas indígenas rayan en la inmoralidad. Este no es un país pobre y no podemos tener estas cifras", enfatizó Calderón

El nutricionista y presidente de la Fundación Panamá Saludable, José Ramiro López señala que la desnutrición infantil sigue siendo un problema que aqueja año tras años al país y las estadísticas no van en miras a una mejora.

López agregó que existen programas de ayuda social y de complemento nutricional, pero no se ven reflejados en las estadísticas. “No está teniendo el impacto que se necesita”, dijo.

Recomienda que el abordaje debe ser integral, porque los programas que tenemos funcionan como paliativos, pero no solucionan el problema.

Se necesitan programas de control de natalidad y planificación familiar porque se ha visto que entre más joven la madre, más riesgo de que esos niños desarrollen desnutrición. También es importante el acceso a alimentos saludables”, dijo.

No hay datos durante la pandemia, pero sí estrategias

La nutricionista del Minsa, Elka González explicó que ante la pandemia no se tienen datos puntuales de la desnutrición en el país, pero lo que sí sabe es que ha variado un poco la diversidad alimentaria y como estrategia de los programas que se trabajan en el Minsa, está el programa de alimentación complementaria que se da a niños menores de 2 años.

Señala que por tema de la COVID-19 se amplió a los niños hasta los 3 años cuando asisten a control de crecimiento y desarrollo. Se le da cereal fortificado como medida preventiva a los problemas vinculados a las deficiencias nutricionales.

También se ha brindado recomendaciones de alimentación en algunas regiones del país, respecto a los alimentos que se dan en las bolsas del programa Panamá Solidario.

¿Qué se está haciendo a nivel del Minsa?

Dentro de las estrategias por deficiencia de micronutrientes está la suplementación de vitamina A en madres y niños, la mega dosis de vitamina A, suplementación de hierro preventivo desde el embarazo y niños menores de 5 años; también las guías alimentarias para menores de 2 años y para la población en general.

Además, está el programa de alimentación complementaria (cereal fortificado) que da el Minsa a mujeres embarazadas, madres lactantes y niños menores de 2 años.

Problemas que revela el estudio

El informe también detalla otro problema por deficiencia que es la anemia (deficiencia de hierro), en población de 6 a 59 meses (prevalencia de 14.6%). En las áreas indígenas, 4 de cada 10 niños están afectados por anemia. También se observó deficiencia de vitamina A y sobrepeso en los niños.

La nutricionista González explica que es un tema preocupante que las personas no tengan una diversidad alimentaria, pero más que seleccionen alimentos altos en sodio, grasa y azúcares.

Para prevenir la desnutrición, indica que hay que comer alimentos de todos los grupos, no comer bebidas azucaradas y altas en grasa.

Otros indicadores

El informe denominado "El Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020" de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala que en 23 países existen 142 territorios en los cuales el retraso en el crecimiento infantil es significativamente mayor que el promedio nacional: la diferencia entre los territorios altamente rezagados y no rezagados alcanza 48 puntos porcentuales en Panamá y 34 en Guatemala, y es particularmente marcada en Belice, Colombia, Guyana y Honduras.

Los países con las mayores diferencias promedio entre sus territorios con alto rezago y sin rezago son Jamaica (17,5 puntos porcentuales), Guyana (14,7 puntos porcentuales), Panamá (14 puntos porcentuales), Bolivia (12,7 puntos porcentuales) y Perú (10 puntos porcentuales).

El oficial de nutrición de la FAO señala que son los lugares más apartados, de mayor pobreza y los indígenas quienes presentar los peores indicadores de nutrición.

El reporte revela que la región ha aumentado el número de personas que viven en condición de hambre, en 13 millones hasta el 2019. “Pasamos de 38 millones de personas que estaban en esa condición de hambre desde 2015 a 47.7 millones en la actualidad y eso es alarmante”, señaló Ríos.

El hambre es uno de los indicadores de la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible que plantea las Naciones Unidas, el objetivo 2 señala la posibilidad de erradicar el hambre al 2030, por lo que nos quedan 10 años para alcanzar esa meta. Sin embargo, la COVID-19 y las situaciones en los territorios más rezagados, hace que sea más difícil alcanzar este dato”, destacó.

¿Qué está aportando la FAO?

La FAO ha venido acompañando al gobierno panameño en varios esfuerzos, uno de ellos es el programa “Estudiar sin hambre” que fue implementado en las escuelas en su fase piloto.

Su representante indica que, 3 semanas antes de la pandemia se realizó en la Comarca Ngäbe Buglé, provincia de Herrera y la escuela Amelia Denis de Icaza en San Miguelito.

Estudiar sin hambre fue aplicada a 700 estudiantes y evidenció que la desnutrición crónica en niños de edad escolar, es un problema prevalente en las áreas comarcales, no así en Herrera y San Miguelito. También que el sobrepeso y la obesidad son problemas generalizados.

Ríos indicó que después del cierre se vio afectada la preparación de los alimentos de las escuelas, por lo que procedieron a confeccionar canastas con todos los implementos que ya se habían comprado para repartir entre las comunidades.

Señala que el programa no se ha cerrado. Que en diciembre de 2019 se aprobó la Ley 115 que crea y modifica la Ley 95 del Programa de Alimentación Complementaria. Recientemente se creó el decreto 824 del Ministerio de Educación (Meduca) que reglamenta el programa y enfatiza la compra de alimentos a agricultores familiares, la promoción de la alimentación saludable, la distribución de alimentos en las escuelas a través de los comedores.

Unicef da alternativas para paliar y prevenir los efectos de la malnutrición

  • Continuar mejorando el acceso a los alimentos a través de los programas de protección social del Estado, garantizando que sean adecuados al número de niños y niñas a intervenir y con alimentos adecuados a su edad y necesidades nutricionales.
  • Implementar campañas de educación nutricional, que permita a las familias realizar una selección y preparación adecuada de los alimentos, que contrarreste los riesgos de malnutrición.
  • Garantizar la prestación de servicios de salud en la primera infancia para identificar y tratar a tiempo las enfermedades que puedan agudizar la malnutrición.
  • Monitorear el estado nutricional de los niños y niñas a nivel nacional, e implementar estrategias de búsqueda de casos y prevención durante y después de la pandemia.

Unicef a nivel global centra sus acciones en prevenir la malnutrición durante los 1,000 primeros días de vida de los niños y niñas, a través de:

  1. Implementación o apoyo a intervenciones ampliamente aceptadas y basadas en datos empíricos.
  2. Apoyo a la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria hasta los 2 años en contextos de desarrollo y en emergencias.
  3. Promoción y apoyo a los gobiernos para brindar alimentos complementarios apropiados para niños mayores de seis meses, así como suplementos con micronutrientes para abordar las deficiencias en niños y mujeres.
  4. Adicionalmente, trabaja en la generación de evidencia y fortalecimiento de los sistemas de información que permitan contar con datos oportunos para la toma de decisiones.
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