Emma Stone vende esta mansión de $26 millones sin haberla habitado

Emma Stone es una estrella que elige con inteligencia no solo sus papeles en el cine, sino también sus silencios. Alejada del bullicio de Hollywood y sin redes sociales que documenten su día a día, la actriz ganadora del Oscar ha tomado decisiones fuera del radar mediático, pero muy calculadas. Una de ellas fue la compra, y posterior restauración, de una imponente mansión en Austin, Texas, un proyecto que llevó cuatro años y que ahora sale a la venta por 26,5 millones de dólares, sin que ella jamás llegara a vivir allí.

La residencia, ubicada en Rockmoor Avenue, en el distinguido barrio de Tarrytown, es mucho más que una simple propiedad de lujo: es una declaración de estilo. Con arquitectura georgiana de los años 40 y una renovación integral llevada a cabo bajo la supervisión de Stone y su esposo, el guionista Dave McCary, la mansión es un ejemplo del equilibrio entre preservación histórica y modernidad absoluta.

Desde el exterior, la vivienda conserva su fachada de ladrillo colonial, fiel al espíritu original. Por dentro, la historia cambia: estructura interna reforzada con acero y hormigón, muros acristalados que maximizan la luz natural, una cocina gourmet de diseño contemporáneo y una sala de cine insonorizada son apenas algunas de sus características. Además, cuenta con una biblioteca de madera, un solárium vidriado, una casa secundaria con dos habitaciones y espacio exterior para instalar una piscina.

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Aunque todo parece indicar que se trataba de la casa perfecta, Stone jamás se mudó. La mansión se vende como “casi lista”, con finalización prevista para el verano de 2025 en Estados Unidos. Y la decisión de no habitarla parece estar relacionada con un giro más íntimo en la vida de la actriz.

Tras años de éxitos en la industria cinematográfica, con títulos como Easy A, The Help, Birdman y La La Land, Stone ha optado por una vida más serena en Nueva York. Allí vive actualmente con su esposo y su hija, alejada de los reflectores y enfocada en un equilibrio más humano entre lo profesional y lo personal.

En entrevistas recientes, la actriz ha sido transparente sobre su necesidad de calma: “Busco arraigo y discreción”, confesó. “El estilo de vida neoyorquino me permite enfocarme en lo que realmente importa”, agregó.

En la conversación con Jennifer Lawrence para Elle, Stone también reveló que mantenerse fuera de las redes sociales es una elección deliberada y protectora: “Si la gente puede lidiar con esa clase de escaparate en la esfera de las redes sociales, bien por ellos. Pero no creo que fuera a ser saludable para mí”, dijo, en una declaración que la separa rotundamente de otras celebridades de su generación que viven bajo el lente de TikTok o Instagram.

Su aversión a la exposición no es nueva. La actriz ha contado que durante años luchó contra inseguridades relacionadas con su apariencia y que proteger su intimidad fue un paso necesario para cuidar su salud emocional. Esa convicción se refleja también en sus intereses más recientes: proyectos como productora, arte, arquitectura y la restauración de propiedades.

Paradójicamente, fue en este último campo donde puso uno de sus mayores esfuerzos, en una casa que ahora está lista para ser de alguien más.

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— 6wnews (@6w_news) June 5, 2025