Los Premios Óscar abrazan la inteligencia artificial: ¿una nueva era para la creatividad en el cine?
Cine
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas acaba de abrir oficialmente las puertas a un nuevo capítulo en la historia del cine.
En una decisión histórica, anunció que las películas que integren inteligencia artificial (IA) en sus procesos de producción podrán competir en igualdad de condiciones por los premios Óscar.
Según detalló la BBC, la actualización de las reglas, impulsada por el Consejo de Ciencia y Tecnología de la Academia, establece que el uso de IA “no afectará positiva ni negativamente las posibilidades de una película para obtener una nominación”. La nueva política reconoce el avance tecnológico en el séptimo arte, pero reafirma que el centro de la evaluación seguirá siendo el aporte creativo humano.
La decisión no tomó a la industria por sorpresa. Como señaló Variety, ya en los Óscar de marzo varias producciones nominadas habían utilizado herramientas de IA. Uno de los casos más visibles fue The Brutalist, protagonizada por Adrien Brody, quien ganó el premio a Mejor Actor. Esta película empleó tecnología para perfeccionar el acento húngaro del actor, una práctica que no alteró su actuación, sino que buscó respetar su autenticidad, según relató su director Brady Corbet a Variety y CNBC: “El uso de IA fue para preservar la autenticidad de las actuaciones de Adrien [Brody] y Felicity [Jones] en otro idioma, no para reemplazarlas o alterarlas, y se hizo con el máximo respeto por el oficio”.
Otro ejemplo fue el musical Emilia Pérez, que utilizó clonación de voz para optimizar las interpretaciones vocales de su elenco. Esta creciente incorporación de IA en producciones de alta visibilidad impulsó a la Academia a formalizar su posición sobre el tema.
No obstante, la apertura tecnológica viene acompañada de nuevas exigencias. De acuerdo con The Hollywood Reporter, la Academia insistirá en que “cada rama evaluará el logro considerando el grado en que un humano estuvo en el centro de la autoría creativa”, poniendo un límite claro: la máquina puede asistir, pero la creatividad humana sigue siendo el núcleo.
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El debate no tardó en estallar. Según Variety, para la ceremonia de 2026, la Academia planea endurecer aún más las normas, haciendo obligatoria la divulgación de cualquier uso de IA en el proceso de producción de las películas, una medida que hasta ahora era opcional.
Un miembro de la rama de efectos visuales advirtió en la misma publicación: “Debe haber siempre transparencia, ya que las decisiones de premiación deben tomarse sabiendo qué hizo el artista humano para lograr los resultados”.
La polémica tiene fundamentos sólidos. Como detalló IndieWire, varias películas nominadas recientemente fueron objeto de cuestionamientos por la falta de claridad sobre el alcance de la IA en su creación, empujando a la Academia a actuar.
Junto con este cambio crucial, la institución también implementó una medida drástica: todos los votantes estarán ahora obligados a ver todas las películas nominadas en las categorías donde emitirán su voto, según reportó Deadline. Esta regla busca evitar que la popularidad o las campañas mediáticas influyan más que la calidad artística.
La discusión no termina aquí. De acuerdo con un informe de PBS, la Academia está estudiando cómo la IA podría impactar otras áreas como la actuación, la escritura de guiones, los efectos visuales o el sonido, anticipando un cambio estructural en el futuro del cine.
El presidente de Creative Media, Peter Csathy, expresó a CNBC la encrucijada en la que se encuentra el séptimo arte: “Creo que el papel de los Oscar es ciertamente celebrar el gran arte, ante todo. Pero al mismo tiempo, es el papel de la Academia proteger los derechos de los creadores.”
Así, la pregunta ya no es si la inteligencia artificial formará parte integral del cine, sino cómo redefinirá el concepto mismo de creación artística en los años venideros. La industria se encamina hacia una nueva frontera, donde la tecnología y el talento humano deberán convivir en un delicado equilibrio para mantener viva la esencia del arte cinematográfico.