Gambito de dama, pasión por el ajedrez y alergia a los estereotipos
Ciudad de Panamá/¿Cómo una historia sobre el ajedrez del más alto nivel se convirtió en menos de un mes en la miniserie con más visionados de la plataforma Netflix? Sin los tambores ni fanfarrias de las sendas campañas publicitarias. Gambito de dama (The Queen's Gambit) fue liberada sin aparentes pretensiones y se ha posicionado como la relevación del entretenimiento audiovisual del pandémico 2020.
Aciertos. Gambito de dama hace muchas cosas bien, empezando por apartar su relato de varios de los lugares más comunes del desarrollo de una historia, como centrar el antagonismo en un personaje, un peso que se rota principalmente entre los rivales más relevantes que se cruzan en el camino de la joven prodigio Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), recurso que permite verlos desde varias perspectivas y no solo como villanos de paso.
Tampoco la serie se preocupa por introducir (solo porque sí) un conflicto romántico importante para explotarlo en las postrimerías como sacrificio, dolor o símbolo de la felicidad más idealizada.
Y pasa de largo ante la oportunidad de usar el feminismo como bandera, limitándose a mostrar que sí, que al principio a Beth Harmon no la consideraban por ser una mujer y que lo "normal" o bien visto para una niña/adolescente en los años 50 y 60 del siglo XX era casarse pronto con un hombre y quedarse en casa. La historia no matiza el machismo imperante e infundado de la época y que resiste intacto hasta la actualidad, pero tampoco se detiene en ello. Gambito de dama opta entonces por no distraer con subtramas de relleno y se centra en el avance del arco de Beth Harmon. En su soledad, desde que llega a un orfanato tras la muerte de su madre hasta que llega a Moscú dispuesta a vencer a los maestros en "su" juego para proclamarse como la mejor ajedrecista del mundo.
Fuera estereotipos. Beth Harmon es brillante y se obsesiona como pocos con el ajedrez, pero no por ello renuncia a su feminidad, al buen vestir o a lucir atractiva, rompiendo con los arquetipos de la mujer inteligente-desaliñada y la hermosa-frívola.
Tampoco se idealiza a la protagonista. A lo largo del relato, Beth Harmon crece como ajedrecista mientras se convierte en adicta a drogas famacéuticas, tiene problemas con el licor y es, la mayoría de las veces, fría y distante emocionalmente, al punto que se olvida de su viejo mentor.
Ajedrez para todos. Otro éxito de Gambito de dama es haber logrado que una historia cimentada en el mundo del ajedrez más competitivo, fuera sólida y consistente para fans del genio del ajedrez Bobby Fischer y, a la vez, accesible para quienes nunca se han sentado frente a un tablero con peones, reinas y torres. Las escenas transcurren en un tono bastante relajado, sin subtextos complejos o tramas ocultas, bastante lineal (salvo la primera escena). Todo lo contrario a una reñida partida de ajedrez.
¿Mejor producción televisiva de 2020? Su fuerte impulso y el halo de fenómeno de masas que adquirió instantáneamente, invitan a pensar que sí. Hablando solo de miniseries es, como dicen, la Chernóbil de 2020, pero si se abre el abanico al resto de contenidos, hay que medirla con las recientes temporadas de títulos consagrados como Better Call Saul, Fargo, BoJack Horseman, Curb Your Enthusiasm o The Crown. Ardua tarea.