La "gastroestética" de Salvador Dalí aterriza en Panamá
La gastronomía, al igual que el sexo y el mundo de los sueños, fue una de las grandes obsesiones del genio surrealista Salvador Dalí (1904-1989) y el tema central de la colección de 12 litografías "Las Cenas de Gala", que se inauguró hoy en Panamá.
"La predilección de Dalí por la comida tiene que ver con el hecho de que su padre, como buen catalán, era de buen diente y llevó a su hijo por varios de los mejores restaurantes de España", explicó Gregorio Urriola, director de la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber) en Panamá y uno de los organizadores de la exposición.
Las obras, de 76 centímetros de largo y 56 centímetros de ancho, fueron pintadas en 1971 para ilustrar el libro de cocina "Las Cenas de Gala", del que solo se publicaron un millar de ejemplares en 1974.
El libro, que se divide en 12 capítulos, reúne 136 recetas, algunas de ellas elaboradas por los entonces chefs más prestigiosos del mundo y otras invención del propio Dalí.
"En una de sus autobiografías (Dalí) explica que desde los seis años quería ser cocinero", apuntó Urriola.
El genio de Figueras decidió escribir el recetario después de cenar en el célebre Maxim's y probar el menú que los cocineros del restaurante parisino habían servido días atrás durante una cena de gala organizada por el Sha Mohamed Reza Pahlevi en Persépolis (Irán) para conmemorar los 2.500 años de la fundación del Imperio persa.
"Él asoció el término cena de gala con Gala, su esposa, su mujer, su compañera de vida y de ahí vino el título del libro", indicó el director de Funiber.
En las láminas aparecen los tres alimentos "más simbólicos y omnipresentes de la pintura de Dalí": el huevo, el pan y el queso, que inspiraron algunas de sus obras más icónicas como "La persistencia de la memoria" (1931), conocida también como "Los relojes blandos", indicó Urriola.
En el libro "Las Cenas de Gala", Dalí acuñó el término "gastroestética" para resumir su visión artística de la cocina y explicar la enorme relación que, a su parecer, existe entre la pintura y la gastronomía.
"Él decía que ambas disciplinas son artes combinatarias. La pintura combina el color y la comida, el color, el sabor y el olor", apuntó Urriola.
El genio español solía decir también que la mandíbula es el órgano "más filosófico del hombre" ya que es el único que nos permite comer y que nos mantiene "en contacto con la vida real", recordó el director de Funiber.
La muestra, que se puede ver hasta el próximo 28 de julio el Centro Cultural Casa Soldado, es la segunda parte de un ciclo dedicado al genio español organizado por Funiber y la Embajada de España en Panamá.