Medio siglo después, el Libro Rojo de Mao podría tener "segunda parte"
Medio siglo después de su fulgurante éxito en China, el Libro Rojo de Mao es un mero recuerdo para turistas que languidece en el olvido, pero publicaciones similares sobre el actual presidente Xi Jinping buscan imitarlo.
Compite con la Biblia por ser el libro más leído de la Historia, y aunque las cifras del turbulento periodo en el que se leyó, la Revolución Cultural (1966-76) no son fiables, se da por seguro que como mínimo se distribuyeron mil millones de copias, diez veces más que los éxitos de Harry Potter.
"Fue el icono más importante de la Revolución Cultural", destacó en una conferencia sobre el tema celebrada en Pekín el historiador alemán Daniel Leese, que estudió ese fenómeno de fanatismo literario durante la elaboración de su ensayo "El culto a Mao".
Su éxito incluso se extendió a otros países, donde fue libro de cabecera de muchos simpatizantes de la izquierda en África, Latinoamérica o Europa. Según Leese, "ha sido la mejor exportación de poder blando de China desde el siglo XX hasta hoy".
Obviamente, no fue la calidad literaria del libro -un breviario con 427 frases del Gran Timonel, unas obvias, otras incomprensibles- sino la presión social de aquel momento, en el que había que mostrar fervor máximo a Mao memorizando páginas enteras del libro y llevándolo a todas partes.
"Cuando éramos estudiantes todos tuvimos que recitar las palabras del libro, pero no las entendía mucho", recuerda la jubilada Rong Lin, de 63 años, que en aquella época tuvo que trabajar en el campo, como millones de jóvenes.
El libro fue compilado por Lin Biao, ministro de Defensa y mano derecha de Mao, como un manual para mantener la moral de los soldados en los 60, cuando muchos de ellos habían pasado grandes penurias en el desastroso "Gran Salto Adelante" (1958-1962).
"Las citas de Mao buscaban contrarrestar las cartas que los soldados, hijos de las hambrunas que hubo entonces, recibían de sus familiares", recordó Leese.
Nació así un libro pequeño, para que los soldados lo pudieran llevar en sus petates, y con la característica cubierta de plástico que siempre tendría, para resistir batallas, maniobras y otras tesituras de la dura vida del recluta.
Aquella edición para soldados apareció en 1964, pero fue con la explosión de la Revolución Cultural, a mediados de 1966, cuando Lin Biao pensó en extenderlo a las masas, con lo que la famosa versión de cubierta roja llegaría en diciembre de ese año.
En 1967 y 1968 el libro vivió su momento de mayor esplendor: las editoriales lanzaban cientos de millones de copias, el libro era distribuido gratuitamente y se transformó en un objeto sujeto al mismo culto que el Gran Timonel.
Ese culto llegó a tal nivel que "una conversación telefónica entre dos personas se basaba en puras frases del libro", cuenta Leese, quien también recuerda que había competiciones nacionales por ver qué guardia rojo sabía recitar más páginas de memoria.
El contenido del libro es una contradictoria mezcla -muy presente siempre en Mao- entre ser rebelde y obedecer al Partido, sin olvidar críticas al imperialismo estadounidense, japonés y europeo, o las llamadas a "continuar la política a través de la guerra".
Tras la muerte de Mao en 1976 y las condenas del régimen a la Revolución Cultural, el libro se convirtió en un recuerdo incómodo, por lo que en 1979 se detuvo su impresión, e incluso hay noticias de que cien millones de ejemplares acabaron en las trituradoras.
Aún se venden reimpresiones del libro -ilegales, pero que las autoridades consienten- en mercados para turistas, mientras que los originales son piezas de anticuario por las que los nostálgicos pagan cifras astronómicas.
Según Leese, las versiones en turco del libro -que se tradujo a 20 idiomas- son valiosísimas, y por un ejemplar de la rara edición de Shenyang de 1963 se piden hasta 333.000 dólares.
Las generaciones chinas hijas del postmaoísmo apenas lo conocen: "Creo que lo tengo en casa, pero nunca lo he leído", dice Wang Yuhao, un estudiante de Comunicaciones.
Sería un borroso recuerdo de la Historia si no fuera por la aparición de Xi Jinping, un presidente que gusta con frecuencia de asumir las formas del Gran Timonel, hasta el punto de tolerar -quien sabe si fomentar- cierto culto a su personalidad.
Por ello en los últimos años libros con pensamientos de Xi han sido fuertemente promocionados, por ejemplo el voluminoso "La Gobernancia de China", traducido al español, entre otros idiomas, y que es regalado a periodistas y delegaciones extranjeras.
Más curiosa aún es la reciente aparición de otro libro con el título "Pensamientos de Xi Jinping", ya a la venta en librerías de China y que hasta se ha promocionado en Londres. ¿Color de la portada? Rojo.