Adele, "25" y otros discos que conquistaron el 2015

Vista de varios ejemplares del nuevo disco de la cantante británica Adele, "25", en una nave de Capelle aan den Ijssel, Holanda.
Vista de varios ejemplares del nuevo disco de la cantante británica Adele, "25", en una nave de Capelle aan den Ijssel, Holanda. / EFE
Efe
24 de diciembre 2015 - 11:36

Tuvo que llegar Adele para poner patas arriba 2015 y sacarlo del omnipresente "1989" de Taylor Swift, en un año en el que se consumaron más retornos discográficos largamente esperados, en el que Reino Unido se hizo oír más que EEUU y en el que pincharon en hueso algunos grandes como Madonna y Coldplay.

Esta es la lista de 10 discos para todos los gustos y estilos que, por una u otra razón, marcaron musicalmente los últimos doce meses:

"25", de Adele: La británica se hizo de rogar, pero, cuando por fin entonó con su inconfundible voz "Hello", a su disco le bastaron dos meses en el mercado para alzarse como el más vendido del año en el mundo, con récords de impacto (es el único en la historia que ha vendido más de 3 millones de copias en una semana en EE.UU.).

"To pimp a butterfly", de Kendrick Lamar: No hay lista internacional de lo mejor de 2015 en cuyo podio no figure el tercer disco del rapero estadounidense, que igual se permite colaborar con divas pop que trazar florituras de "hip hop" como esta y liderar así los próximos Grammy con 11 nominaciones.

"The magic whip", de Blur: Doce años han tardado los británicos en escribirle una continuación discográfica a "Think tank" y fue casi el azar y una forzosa espera en Hong Kong lo que les llevó a alumbrar un disco que ha satisfecho a la crítica y que, lejos de regocijarse en el pasado, ha traído al presente/futuro a quienes fueran adalides de ese espejismo llamado "brit pop".

"How big, how blue, how beautiful", de Florence + The Machine: Otro disco que se hizo esperar y que tampoco decepcionó fue el tercero de la británica Florence Welch, que sigue destilando fuerza catártica en sus letras y melodías; a medio camino entre el rock y el pop, llegó a ser uno de los candidatos al Mercury Prize al mejor álbum del año en Reino Unido.

"Carrie & Lowell", de Sufjan Stevens: Cinco años después de "The Age of Adz", el niño bonito del "indie" se desprende de todo artificio electrónico y color para entregar un bellísimo ejercicio de desnudez musical y emocional más cercano al folk, nacido del duelo por la muerte de su madre, exadicta y bipolar. Sobresaliente.

"The book of souls", de Iron Maiden: Dieciséis discos y 40 años después, a esta veterana "dama de hierro" británica aún le quedan ganas de lanzar su primer álbum de estudio doble, con una canción de... ¡18 minutos! Había ganas de ellos, tras 5 años de sequía, y los amantes del rock de toda la vida les hicieron número 1 en ventas en 24 países, incluido España.

"Currents", de Tame Impala: El álbum más premiado de Australia en 2015 provocó a su salida profundas divisiones y debates entre los amantes irredentos del previo "Lonerism" (2012) y los que aceptaron sin ambages este giro al pop psicodélico con querencia por la música disco.

"Purpose", de Justin Bieber: En disputa con los otros reyes del pop juvenil, One Direction, que además se separan "temporalmente", el canadiense se gana la plaza por ambición estilística y el acierto de escoger a productores como Skrillex de compañero de viaje en su salto a la madurez musical con cortes contagiosos pero no machacones, como "What do you mean?" o "Sorry".

"Reflections", de Fifth Harmony: La banda que ha puesto de acuerdo a adolescentes y a la web alternativa Pitchfork es un quinteto surgido de un "talent-show" de EE.UU. que está llamado a relevar a Destiny's Child, al menos si sigue elaborando discos como este debut de pop y R&B infeccioso y desprejuiciado que reivindica a Mariah Carey y a Michelle Obama, con temazos como "Worth it".

"From the city to the ocean side", de L.A.: Canceló Sam Smith en el Dcode de Madrid y apareció él para mitigar la ausencia con uno de los mejores discos del "indie" español, cantado en inglés y capaz de asimilar para el Mediterráneo los sonidos del rock californiano.

Y de regalo: "Voces del extremo", de Niño de Elche: No es flamenco, no es rock... ¿Es Morente? No, pero el cantaor ilicitano, un desconocido para el gran público, es la comidilla de los mentideros musicales con un álbum producido por Pony Bravo, que bebe de "Omega" y que, como aquel, ha hecho saltar por los aires convenciones musicales y comerciales (está disponible para descarga gratuita).

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