Bad Bunny enfrenta dura denuncia de PETA por maltrato animal en sus conciertos

El artista urbano, una de las figuras más influyentes del panorama musical actual, vuelve a estar en el centro del huracán mediático.

Bad Bunny / AFP

Esta vez, por una acusación directa de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), que lo señala por utilizar gallinas vivas como parte de su espectáculo durante su residencia “No Me Quiero Ir de Aquí” en el Coliseo de Puerto Rico.

En una publicación reciente en Facebook, PETA Latino compartió un video del evento en el que se aprecia la presencia de los animales en escena. Junto a las imágenes, lanzaron una crítica contundente: “Un ‘baile inolvidable’ para Bad Bunny… pero una pesadilla para los animales. Bad Bunny usó gallinas vivas en el escenario durante su residencia en el Coliseo de Puerto Rico”.

La organización no se limitó a reprobar la inclusión de animales vivos como parte del show, sino que fue más allá y cuestionó la responsabilidad del cantante.

“¿Hasta cuándo los animales serán tratados como simples accesorios para el show de Bad Bunny? Los artistas tienen el poder de inspirar compasión a través del arte, pero Benito solo normaliza el maltrato hacia los animales. Bad Bunny por favor, deja de usar animales vivos en tus conciertos”, señaló el comunicado.

Esta no es la primera vez que Benito Antonio Martínez Ocasio es blanco de PETA. En febrero de 2024, durante el arranque de su gira “The Most Wanted Tour” en Salt Lake City, Bad Bunny causó revuelo al aparecer montado sobre un caballo en el escenario. La escena, acompañada de luces estroboscópicas, música a alto volumen y una multitud eufórica, provocó una nueva ola de críticas.

En aquella ocasión, Lisa Lange, vicepresidenta senior de PETA, expresó su preocupación en una entrevista con Newsweek: “Los caballos son muy asustadizos, y no son accesorios para ser montados en un escenario entre luces intermitentes, música atronadora y multitudes ruidosas. Como se asustan con facilidad, esto podría haber acabado en tragedia, todo por un truco absurdo e irreflexivo”.

Hasta el momento, el artista puertorriqueño no ha emitido ningún pronunciamiento público frente a estas acusaciones, ni ha respondido a las denuncias de PETA, que han sido ampliamente replicadas en redes sociales.

Paradójicamente, estas críticas surgen en medio de uno de los momentos más ambiciosos de la carrera de Bad Bunny. La residencia “No Me Quiero Ir de Aquí”, que arrancó el pasado 11 de julio y se extenderá hasta el 14 de septiembre, marca el inicio de su gira mundial inspirada en el álbum “Nadie Sabe Lo Que Va a Pasar Mañana” y su versión ampliada, Debí Tirar Más Fotos.

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Según declaró a Variety, su objetivo es rendir homenaje a la cultura puertorriqueña desde la raíz: “Estamos tratando de seguir la naturaleza del álbum y preservar las tradiciones puertorriqueñas en todos los aspectos de lo que hagamos”.

La apuesta ha tenido un éxito rotundo: se han vendido más de 400.000 entradas, el 75% de ellas en las primeras cuatro horas de preventa, según datos de Discover Puerto Rico. La serie de conciertos representa un hito para la música en la isla, no solo por la cantidad de funciones (30 noches consecutivas), sino por el impacto económico proyectado.

De acuerdo con estimaciones preliminares, la residencia podría generar más de 196 millones de dólares en ingresos para el turismo y el comercio local. La ocupación hotelera ha subido más de un 75% respecto al año anterior, y los alquileres a corto plazo han experimentado un alza sin precedentes: un 174% en agosto y un 200% en septiembre, según cifras de AirDNA.

Además, la industria del entretenimiento ha aprovechado el fenómeno: hoteles y agencias de turismo han lanzado paquetes especiales que incluyen entradas, acceso a playas privadas, fiestas VIP y spas de lujo, posicionando al evento como una experiencia integral para los fanáticos.

El contraste entre la magnitud del evento y la polémica por el trato a los animales ha generado un debate más profundo en redes sociales. Mientras millones celebran la puesta en escena del ídolo boricua, otros se suman al llamado de PETA exigiendo espectáculos libres de crueldad.

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