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Lo que parecía un simple objeto deportivo terminó sellando el destino judicial de un ciudadano brasileño. Nelson Ribeiro Fonseca Junior, de 34 años, fue condenado a 17 años de prisión por su participación en el ataque a las sedes del poder en Brasilia el 8 de enero de 2023, donde además fue acusado de robar un balón de fútbol autografiado por Neymar que hacía parte del patrimonio del Congreso Nacional.
La sentencia fue emitida por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, luego de que cuatro jueces votaran a favor de su condena por múltiples delitos: robo, asociación criminal armada, golpe de Estado y abolición violenta del Estado democrático de derecho.
Durante la sesión judicial, el juez Alexandre de Moraes, una de las figuras clave en el proceso, fue contundente: “Ribeiro participó activamente en las acciones que llevaron a la invasión y depredación de los edificios públicos”, señaló.
Además, confirmó que el acusado confesó haber sustraído el balón, un objeto que el magistrado calificó como “bien único que pertenece al patrimonio público”.
El balón robado por Ribeiro había sido donado a la Cámara de Diputados en 2012 por el club Santos, equipo donde Neymar inició su carrera profesional. Estaba en exhibición dentro de un pasillo del Congreso, protegido como parte del acervo simbólico de la nación.
Durante el asalto del 8 de enero, en medio del caos, este objeto fue sustraído y posteriormente devuelto por el propio acusado 20 días después, según alegaron sus abogados.
“Lo recogió del suelo para protegerlo y luego lo entregó a la policía”, fue su versión ante el tribunal. Sin embargo, el Supremo no consideró ese argumento suficiente para exonerarlo de culpa.
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El robo del balón fue apenas un detalle en un ataque mucho más amplio y grave. Ese 8 de enero, miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro irrumpieron en el Congreso, la Corte Suprema y el Palacio de Planalto, con el objetivo de forzar una intervención militar que revirtiera la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva.
Más de 500 personas han sido condenadas por su implicación en estos hechos, que la fiscalía brasileña calificó como intento de golpe de Estado. Bolsonaro, actualmente en juicio ante la corte suprema, es acusado de instigar la revuelta como su “última esperanza” de mantenerse en el poder tras su derrota en octubre de 2022.
Mientras la justicia brasileña continúa procesando a los responsables del intento de subversión, Neymar, cuyo nombre se convirtió en parte de este caso judicial, volvió a generar titulares por motivos muy distintos.
El jugador de 33 años anunció recientemente su regreso al Santos, el equipo de sus orígenes, con un contrato renovado hasta final de año. “Tomé una decisión y oí a mi corazón. Santos es mi equipo, mi casa, mis raíces, mi historia y mi vida”, expresó Neymar en el comunicado oficial. “Volví y me quedo donde todo comenzó y donde nunca va a acabar”, celebró emocionado.
Así, mientras el balón que llevaba su firma regresa a las vitrinas del Congreso, Neymar regresa al lugar que lo vio nacer como estrella del fútbol. Dos caminos opuestos que se cruzaron por un instante en uno de los momentos más convulsos de la historia reciente de Brasil.