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La salud del corazón no solo se cultiva con ejercicio, buena alimentación y chequeos médicos. Según un creciente cuerpo de investigaciones científicas, mantener relaciones sexuales entre una y dos veces por semana puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares tanto en hombres como en mujeres.
Uno de los estudios más influyentes sobre este tema fue el Massachusetts Male Aging Study, que reveló que los hombres con actividad sexual regular tenían hasta un 50 % menos probabilidades de sufrir eventos cardíacos que aquellos con menor frecuencia. El dato fue respaldado por publicaciones posteriores, como The American Journal of Cardiology, donde se comprobó que quienes mantenían relaciones sexuales dos veces por semana estaban considerablemente más protegidos contra infartos que aquellos que lo hacían solo una vez al mes.
Pero los beneficios no se limitan al género masculino. En un estudio reciente de Scientific Reports (2024), basado en una muestra de más de 14.000 adultos en Estados Unidos, las mujeres con una vida sexual activa mostraron niveles más bajos de inflamación sistémica, un marcador clave en el desarrollo de enfermedades cardíacas. En cambio, aquellas con escasa o nula actividad sexual tenían un riesgo significativamente mayor de muerte prematura.
La explicación detrás de estos hallazgos tiene respaldo fisiológico. Según el Dr. Ignacio Fernández-Lozano, vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y miembro de la Fundación Española del Corazón (FEC), la práctica sexual habitual actúa como una forma de ejercicio aeróbico moderado: eleva las pulsaciones, favorece la circulación sanguínea y contribuye a la quema de calorías.
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“Además de todos estos beneficios para la salud en general, también se ha comprobado que la práctica sexual de forma periódica ayuda a reducir las probabilidades de padecer un infarto”, explicó el especialista. Durante el orgasmo, el cuerpo libera adrenalina, endorfinas y oxitocina, hormonas que no solo generan bienestar emocional, sino que también funcionan como vasodilatadores, mejorando la circulación y evitando la formación de coágulos.
Las investigaciones también muestran una correlación directa entre la ausencia de orgasmos y problemas cardíacos, especialmente en mujeres. Un estudio británico que analizó a 100 pacientes infartadas encontró que el 65 % de ellas era incapaz de experimentar placer sexual, frente al 25 % en el grupo de mujeres sin antecedentes cardíacos. Este dato sugiere que el placer sexual no es solo una cuestión de calidad de vida, sino también un posible indicador temprano de riesgo cardiovascular.
El 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Orgasmo Femenino, una fecha que la Fundación Española del Corazón ha aprovechado para recordar que una vida sexual satisfactoria es parte de los hábitos de vida saludables que ayudan a prevenir enfermedades del corazón.
“El mantenimiento de una vida sexual satisfactoria también se encuentra entre estos hábitos”, recuerda el Dr. Fernández-Lozano. Junto a la alimentación balanceada, la actividad física regular, evitar el tabaco y controlar el estrés, el sexo frecuente y consensuado se suma a las estrategias de prevención.
Una de las recomendaciones más reiteradas por los cardiólogos es que los pacientes con antecedentes de enfermedades cardiovasculares no eviten el tema sexual en sus consultas médicas. “Pueden mantener una vida sexual normal siempre que su médico no les haya recomendado lo contrario, sigan unos controles periódicos y mantengan la medicación adecuada”, subraya el Dr. Fernández-Lozano.
La FEC recomienda a todos los pacientes resolver sus dudas sin vergüenza ni temor: preguntar por tratamientos, frecuencia sexual segura y si existen ejercicios de rehabilitación sexual según el tipo de evento cardiovascular vivido.
Más allá de su impacto directo sobre el corazón, el sexo también fortalece los vínculos afectivos, disminuye la ansiedad y mejora la calidad del sueño, factores que indirectamente reducen los factores de riesgo asociados a infartos y otras enfermedades del sistema cardiovascular.
Lejos de ser un tema tabú, la ciencia ha dejado claro que el sexo regular, placentero y consensuado no solo es una expresión de intimidad, sino un poderoso aliado del bienestar físico y emocional.